El
27 de octubre de 1669 , Doña Francisca de Castro y Enriquez de Rivera se
convierte en la octava condesa de la casa.
Al
año siguiente se casa doña Francisca con su primo don Francisco de Guzmán
Cabrera Bodadilla, que muere sólo dos años después, el día 29 de julio de 1672.
Se casa de nuevo en el año 1677 con don Enrique Benavides, marqués de Bayona,
que ostentaba el cargo de General de las Galeras de España y era del Consejo de
Su Majestad.
No
tiene descendencia en ninguno de los dos matrimonios y a su muerte en enero de
1683, pasan los títulos, la Casa y el Mayorazgo de Chinchón a la linea de
sucesión colateral italiana, que representaba don Julio Saveli Fernández de
Cabrera y Bobadilla, príncipe de Albano y Venafo, que era Guarda del Cónclave
en el Vaticano, y grande de España de primera clase, que nombró a don Lucas
Pastor para gobernar sus posesiones en Chinchón.
Con
motivo de la Guerra de Sucesión, el pueblo de Chinchón se alinea con Felipe V y
en contra del Archiduque Carlos. No
obstante, hay que decir que el reconocimiento al rey por parte del pueblo de Chinchón
no era compartido por su Conde italiano a quien, por un decreto de 30 de
septiembre de 1707, le fueron secuestrados los Estados que poseía en España,
por haber reconocido y prestado acatamiento al Archiduque Carlos, cuando sus
tropas entraron en Nápoles.
Por
este motivo la administración del Estado de Chinchón fue confiada, con goce de
frutos, a don Carlos Manuel Homo-Dei Pacheco Lasso de la Vega, marqués de Almonacid
de los Oteros, embajador de Felipe V y Caballerizo Mayor de la reina María
Luisa de Saboya.
Mientras
tanto, a la muerte sin descendencia del conde don Julio Saveli el día 5 de
marzo de 1712, se promovió un largo pleito para determinar el derecho a la
sucesión en el Mayorazgo y Estado de Chinchón, entre las siguientes personas:
Don
Cayetano de Sforza, Duque de Cesarini y su hijo José Sforza, vecino de Roma.
Doña
Sinforosa Manrique de Lara Cabrera Bobadilla, duquesa de Nájera, representada
por
su marido don Gaspar Manuel Manrique de Lara Portocarrero y Moscoso.
Don
José Fernández Pacheco Cabrera Bobadilla, marqués de Vezmar y Moya. Doña Gloria
Cesarini, don José Francisco de Herrera y don Virgilio Colonna que fueron
declarados en rebeldía.
En
el año 1728 fue ganado el pleito por don Cayetano Sforza y con sus poderes y después
con los de su hijo, administraron el Condado de Chinchón don Ambrosio María
Adriani y don Juan Bautista Dusmet.
No
queda constancia si los condes italianos visitaron en alguna ocasión sus
posesiones en Chinchón. A la muerte de su padre hereda el título don José de
Sforza y Cesarini, duque de Genzano, quien el 25 de octubre de 1738 vende el título
y Estado de Chinchón, con Ciempozuelos, San Martín de la Vega, Seseña,
Villaconejos, Valdelaguna, Villaviciosa de Odón, Moraleja la Mayor, Moraleja de
Enmedio, Sacedón y Serranillos, al Infante don Felipe de Borbón y Farnesio,
hijo del rey Felipe V.
Por
tanto, durante los 55 años que transcurren entre 1683 a 1738, el Condado de
Chinchón perteneció a la rama Italiana de la Familia Cabrera-Bobadilla.
Aunque
hemos dicho que no hay constancia de que alguno de los titulares del Condado
visitasen Chinchón, sí es posible que alguna familia italiana se pudiese
asentar en nuestro pueblo, aunque tampoco queda constancia de ello, a excepción
de la Familia del Nero, cuyos descendientes aún siguen residiendo en Chinchón.
El
recordar la relación de familias italianas con nuestro pueblo, viene a cuento
porque en el numero 8 de la calle Gabriel Galán se ha colocado una imagen en
bronce de una advocación del niño Jesús del Nero, según consta en una lápida
que dice textualmente:
EN EL SIGLO XVI LAS FAMILIAS FARNESIO, ESFORZA, CARAVATI, DEL
NERO Y TANTOS OTROS, SE ESTABLECIERON EN CHINCHÓN, APORTANDO SU CULTURA Y
TRADICIONES. ENTRE ELLAS LAS CASAS PALACIEGAS Y EL CULTO AL NIÑO JESUS DEL
NERO.
El
autor de dicha lápida es Ángel Simón “Quicile” y está datada en este año de
2016.
Ignoro
quien ha ordenado la colocación de esta imagen y lápida en la fachada de la
casa, así como quien lo ha autorizado. Sin querer entrar en controversia,
considero que puede haber algunas imprecisiones en lo que allí se indica.
Las
casas “palaciegas” que existen en Chinchón, datan del siglo XVIII y sus
titulares nos dejaron sus blasones, como las Familias Zurita, Álvarez Gato,
Calva, León, Recas, López-Robredo, etc. etc.
Sin
embargo, no queda ningún vestigio de las casas palaciegas de las familias que
se reseñan en la lápida referida.
Otro
tanto podemos decir del culto al “Niño Jesús del Nero”, que no hay ninguna constancia
de que haya tenido presencia en nuestro pueblo.
Invito
al propietario de la casa a presentar documentación fidedigna para poder
verificar lo que se indica en la lápida. Asimismo quiero solicitar del
Ayuntamiento que haga las verificaciones oportunas antes de autorizar la
instalación en lugares públicos de leyendas y datos históricos sobre Chinchón,
que no estén convenientemente contrastados, para evitar que se desvirtúe la
historia de nuestro pueblo.