En la antigüedad, en todos los pueblos, había el Consejo de los Ancianos, que se encargaba de asesorar y aconsejar al Rey o al Gobierno, porque se consideraba que la experiencia de esos mayores era buena consejera para los líderes, generalmente más jóvenes y fuertes que eran los encargados de dirigir a los pueblos. Sin embargo, habrá que decir inmediatamente que esos mayores, en aquellos tiempos, no eran lo que hoy podemos entender por "viejos", porque entonces con poco más de cuarenta años podías ser el más viejo de la tribu. Por tanto, aquellos "ancianos" todavía debían tener sus mentes en buen estado, aunque sus cuerpos estuvieran en plena decrepitud.
Ahora no. Ahora la expectativa de vida es muchísimo más alta y aunque los cuerpos, por aquello de los avances de la medicina, siga funcionado, lo que se deteriora es la mente y cuando se llega a viejo, ahora, la mayoría no estamos para dar demasiados consejos a los más jóvenes.
Con el paso de los años, nos vamos haciendo más vulnerables y tendemos a asustarnos con cualquier cosa que pueda suponer una amenaza y también pensamos que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Así, hemos asistido a que en el Reino Unido, los más viejos han votado a favor de salirse de la Comunidad Europea. Como decía Perez-Reverte hay mucha gente que vota palpando su bolsillo y sin duda, los más viejos de los británicos han pensado que antes se vivía mejor y que la culpa de este deterioro era haber entrado con esa panda de andrajosos de la Europa del sur. A esos viejos, no les va a afectar demasiado lo que pueda ocurrir en el futuro, que si ha determinado los votos de los más jóvenes.
Otro tanto ha podido ocurrir en las últimas elecciones del 26J en España; la realidad es que somos los más viejos los que determinamos el futuro de los jóvenes.
Hay que empezar a pensar que los viejos de ahora nos parecemos más bien poco a aquellos "ancianos" antepasados que se encargaban a asesorar a los gobiernos de los jóvenes, que aún debían tener intactas sus facultades mentales.