Esta es la historia de ocho muchachitas. Dos rusas, dos chinas, una japonesa, una alemana, una británica y una americana. Todas ellas muy jóvenes y de pequeña estatura. Desde muy pequeñas se habían dedicado en exclusiva a entrenarse para ser campeonas, y para ello se habían esforzado y por ello habían tenido que renunciar a muchas de las cosas que otras niñas de su edad hacían o tenían.
Y habían conseguido, todas ellas una gran maestría y destreza en las distintas categorías y modalidades de la gimnasia, entre ellas la modalidad de las barras asimétricas. Y hoy, día 6 de agosto, a primera hora de la tarde, estas ocho muchachitas se dieron cita en Londres para determinar cual de ellas era la mejor. En pocos minutos se iban a jugar años de preparación...
Así vivieron cada una de ellas estos momentos, en los que la tensión, la ilusión y el temor se mezclaban mientras iban asistiendo a sus propios ejercicios y a los de las demás.
Y empezó la competición....
Entre todas, la muchachita americana, de solo dieciséis años, parecía la más tranquila, y es que ella, unos días antes había conseguido la medalla de oro de gimnasia individual, y debió pensar que eso era ya suficiente premio para su esfuerzo.
Una de las chicas rusas, había conseguido, por fin la medalla de oro, y había que ir a recoger el premio, mientras sus paisanos la animaban en la grada.
Y subieron las banderas y sonó el himno de Rusia, les pusieron las medallas y a las tres ganadoras se les escapó una lagrimilla, ahora sí, de alegría.
Una rusa, una china y una británica, subieron al podium de los ganadores.
Y así de contentas posaron para los fotógrafos, con sus medallas colgadas del cuello.
Y las ocho muchachitas se marcharon a sus países para seguir entrenando porque dentro de otros cuatro años habrá una nueva olimpiada... y unos mundiales... y unos europeos... en fin, muchas más oportunidades de seguir compitiendo, para dar un poco de sentido a sus vidas....