Al fondo, la alfombra verde
de los olivos dormidos.
Al lado, la blanca nota
del polvo sobre el camino.
Efectivamente, el paisaje de Chinchón es una continuación de caminos blancos y montes alfombrados de olivos. Así lo vio también José Manuel de Lapuerta en su poesía “Desde la ventana de mi recuerdo”. y así lo podemos contemplar aún ahora desde la citarilla de la plazuela de palacio, bajo la torre de la desaparecida iglesia de Santa María de Gracia.
El olivo, la aceituna y el aceite es otro de los productos tradicionales de Chinchón. El aceite es un aceite recio y sabroso, que tiene un buen paladar y rinde muy bien en las frituras. Y durante muchos años necesitó de mucha mano de obra, no solo para la recolección de la aceituna, sino también para su transformación en los molinos.
Y había muchos molinos aceiteros en Chinchón. Recuerdo el de Julio González en la calle Nueva, el de Martiniano Codes en el Toledillo, el de la familia Montes en la calle de la Tahona y otros que ahora se escapan de mi memoria.
Para los trabajos del molino llegaban cuadrillas de trabajadores desde Extremadura y otros lugares que se quedaban en Chinchón durante todo el tiempo que duraban los trabajos de fabricación del aceite, durmiendo en las propias almazaras.
En la actualidad no queda ninguno de estos molinos y sólo fabrica el aceite la “Cooperativa Nuestra Señora del Rosario” que dispone de una maquinaria moderna, que hace que estos trabajos sean menos penosos y más rápidos.
Pero aún podemos ver los antiguos utensilios de las almazaras. En el Museo Etnológico de “La Posada”, podemos encontrar las zafras, los cántaros, las romanas, los capachos, las tinajas de aceite, la alcuza, y un molino con sus tres piedras cónicas y la prensa que se usaba para que las pasta de la aceituna molida soltase todo su aceite.
Hoy quiero dejaros también una receta muy curiosa: "Las patatas molineras", que se hacían como fin de campaña y que si os atrevéis a hacer os van a sorprender. La receta está tomada del libro “Cocina tradicional en Chinchón” de Tanci de las Heras y Manuel Carrasco.
INGREDIENTES:
1 kg. de patatas - 6 huevos - Tres chorizos de matanza - 4 dientes de ajo - Sal - Tres cebollas partidas en aros - Aceite
ELABORACIÓN:
Se pelan las patatas y se cortan como para hacer tortilla, se les echa sal. Se cortan las cebollas en rodajas muy finas.
Se fríen en el aceite los dientes de ajo y antes de que se quemen se sacan y se tiran, porque lo único que se quiere es que dejen el sabor.
Se ponen a freir en el aceite las patatas y las cebollas. Cuando ya están bien fritas, se escurre el aceite y se echan los chorizos desmenuzados.
Se renueve todo bien para que se haga el chorizo "resudado" con su propio jugo, y cuando ya está frito, se hacen huecos en la sartén y se echan en ellos los huevos, y cuando estén cuajados, se retira del fuego, se rocía con un poquito de vinagre y se come, mojando pan de libreta, bien en platos individuales o en la misma sartén.
Es imprescindible acompañarlo con un buen vino tinto recio de la denominación geográfica de Chinchón, bebiendo en bota.
¡Que aproveche!