Corría el año de 1618 y un tal Licenciado Tomé de Burguillos publicó una pequeña obrita en verso que tituló “La Gatomaquia”, y en su introducción decía:
“Si a Homero coronó la ilustre frente
cantar las armas de las griegas naos
a vos de los insignes mamarraos
guerras de amor por súbito accidente...”
La realidad, es que el verdadero nombre del autor era don Felix Lope de Vega y Carpio, que posiblemente no se atrevió a firmarla con el propio porque la referida ofrita desmerecía de su bien conseguida fama de poeta y dramaturgo. Frisaba entonces los cincuenta y seis y, sin duda debió recibir el encargo de hacer una parodia de la célebre Iliada de Homero, y no se le ocurrió nada mejor que trasladar sus personajes convertidos en gatos a los tejados del Madrid de los Austrias.
Como sabemos, Félix Lope de Vega y Carpio había nacido en Madrid, el 25 de noviembre de 1562 y murió el 27 de agosto de 1635. Fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.
El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que el teatro comienza a ser un fenómeno cultural y de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obrassiguen representándose en la actualidad y constituyen una de las más altas cotas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de muchas novelas.
Se le atribuyen unos 3.000 sonetos, 3 novelas, 4 novelas cortas, 9 epopeyas, 3 poemas didácticos, y varios centenares de comedias (1.800 según Juan Pérez de Montalbán). Amigo de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, enemistado con Góngora y envidiado por Cervantes, su vida fue tan extrema como su obra.
Tambien conocido por ser el titular del Teatro Municipal de Chinchón, que está construído en el Palacio de los Condes, donde dicen, escribió su obra “Blasón de los Chaves de Villalba”.
Pero volviendo a la obrita de marras, el sábado día 15, festividad de San Isidro Labrador, y dentro del ciclo del XIII Certamen de Teatro José Sacristán de Chinchón, la Compañía de Teatro “El Candil” de Talavera de la Reina, presentó esta obra, en un montaje sobrio, bajo la dirección de Moisés de las Heras Fernández, en la que hay que destacar el vestuario de la Academia Rosi y la caracterización y maquillaje.
Una buena interpretación sobre todo del director en el papel de Marraquiz, de Cristian Vázquez, en el de Maulero y Mélani Deveal, en el de Micilda.
Sólo un pero: Se permitieron introducir en el texto algunas "morcillas" que intentaban ser graciosas y "oportunistas" , aunque algunas resultaron de "dudoso" gusto e inapropiadas.
Otro rato agradable -si no tenemos en cuenta la falta de calefacción- que disfrutamos el sábado en el Teatro Lope de Vega de Chinchón.
Aida Caja en el pepel de Zapaquilda.