Encontramos un artículo publicado en la Revista Antiquaria nº 164 - 1998, firmado por José Manuel Arnaiz, que titula EL HERMANO DESCONOCIDO, que dedica a Camilo de Goya y Lucientes, del cual he seleccionado algunos párrafos:
“Arturo Ansón ha precisado que Camilo nació en Zaragoza el 7 de febrero de 1752, siendo bautizado en la parroquia del Pilar al día siguiente. De su formación y estudios nos informa también que, tras los de primeras letras y Gramática y Latinidad, comenzaron por los de tres años de Artes cursados en cuatro, desde 1767 - 1768 a 1770 - 1771, seguidos por los cuatro de Filosofía entre 1771 y 1775, y completando con dos cursos de Teología Moral entre 1775 y 1777, durante los cuales recibió la primera tonsura el 22 de marzo de 1776 en el oratorio del palacio arzobispal de su Zaragoza natal. Iniciada así la carrera eclesiástica, según Ansón, Camilo opta infructuosamente en 1781 a un beneficio en la zaragozana parroquia de San Miguel de los Navarros, presentándose en noviembre a la oposición para el concurso de Beneficios Curados de Toledo, que parece haber aprobado.
Ya en 1783, año clave en la biografía de ambos hermanos, el 29 de enero, aquellas preocupaciones y cuidados por el porvenir de Camilo siguen presentes en el ánimo del pintor. Su mejor situación económica y las favorables expectativas que el encargo del cuadro de San Bernardino de Siena para la Real Iglesia de San Francisco el Grande y sobre todo el del retrato del influyente Floridablanca, es de suponer que se hallan en el trasfondo de un párrafo de la carta que en tal fecha dirige a Zapater: «Enbiale esa relación de méritos a Camilo y dile que aquí se practican todas las diligencia para su acomodo».Como ya expusimos Montero y yo en un artículo aparecido en estas mismas páginas hace ya varios años y que ha obtenido una gran difusión, Goya llega en el verano a la pequeña corte que el Infante D. Luis de Borbón mantenía en su jornada de Arenas, en visita a su cuñado Marcos del Campo, quien había contraído matrimonio el 1 de marzo de ese mismo año con María Matea Bayeu y Subías, hermana de Josefa, esposa de Goya y de Francisco, Ramón y Manuel Bayeu también pintores. Goya gana la simpatía del Infante, caza con él, recibe generosos obsequios y pagos y obtiene para su hermano Camilo la concesión de una capellanía en la parroquia de Chinchón, condado que, con sus estados y señoríos, D. Luis había adquirido de su hermano D. Felipe, Duque de Parma, el 25 de mayo de 1761 en un precio realmente fabuloso, gracias a la enorme fortuna que las rentas de los arzobispados de Sevilla y Toledo le proporcionaban y que se había reservado tras su renuncia a las dignidades eclesiásticas en 1754.De todas formas para disfrutar la capellanía -una de las 24 que dotadas por D. Luís eran de su propiedad- necesitaba Camilo, pese a haber tomado posesión de ella, obtener las ordenes mayores, condición exigida por la normativa de la Parroquia, puesto que hasta entonces no era sino clérigo de corona, es decir, solo había obtenido como ya hemos visto la tonsura. Para ello da comienzo el 3 de enero de 1784 a las gestiones necesarias para obtener las otras órdenes menores (ostiario, lector, exorcista y acólito) precisas para poder optar a las mayores, haciéndolo con dispensa de intersticios, esto es, del tiempo que de acuerdo con el Derecho Canónico debe mediar entre la recepción de dos órdenes sagradas.El 24 de enero «examinado y aprobado en el Sínodo de este día...», el 26 se expide por el Colegio de Notarios y Escribanos Reales de Madrid la certificación de haber cumplido todos los requisitos para la obtención de las órdenes y el 2 de marzo tras realizar los ejercicios espirituales en el Oratorio del Salvador, finalmente obtiene la certificación para grados y epístola, es decir; alcanza el subdiaconado primera de las órdenes mayores.
“Arturo Ansón ha precisado que Camilo nació en Zaragoza el 7 de febrero de 1752, siendo bautizado en la parroquia del Pilar al día siguiente. De su formación y estudios nos informa también que, tras los de primeras letras y Gramática y Latinidad, comenzaron por los de tres años de Artes cursados en cuatro, desde 1767 - 1768 a 1770 - 1771, seguidos por los cuatro de Filosofía entre 1771 y 1775, y completando con dos cursos de Teología Moral entre 1775 y 1777, durante los cuales recibió la primera tonsura el 22 de marzo de 1776 en el oratorio del palacio arzobispal de su Zaragoza natal. Iniciada así la carrera eclesiástica, según Ansón, Camilo opta infructuosamente en 1781 a un beneficio en la zaragozana parroquia de San Miguel de los Navarros, presentándose en noviembre a la oposición para el concurso de Beneficios Curados de Toledo, que parece haber aprobado.
Ya en 1783, año clave en la biografía de ambos hermanos, el 29 de enero, aquellas preocupaciones y cuidados por el porvenir de Camilo siguen presentes en el ánimo del pintor. Su mejor situación económica y las favorables expectativas que el encargo del cuadro de San Bernardino de Siena para la Real Iglesia de San Francisco el Grande y sobre todo el del retrato del influyente Floridablanca, es de suponer que se hallan en el trasfondo de un párrafo de la carta que en tal fecha dirige a Zapater: «Enbiale esa relación de méritos a Camilo y dile que aquí se practican todas las diligencia para su acomodo».Como ya expusimos Montero y yo en un artículo aparecido en estas mismas páginas hace ya varios años y que ha obtenido una gran difusión, Goya llega en el verano a la pequeña corte que el Infante D. Luis de Borbón mantenía en su jornada de Arenas, en visita a su cuñado Marcos del Campo, quien había contraído matrimonio el 1 de marzo de ese mismo año con María Matea Bayeu y Subías, hermana de Josefa, esposa de Goya y de Francisco, Ramón y Manuel Bayeu también pintores. Goya gana la simpatía del Infante, caza con él, recibe generosos obsequios y pagos y obtiene para su hermano Camilo la concesión de una capellanía en la parroquia de Chinchón, condado que, con sus estados y señoríos, D. Luis había adquirido de su hermano D. Felipe, Duque de Parma, el 25 de mayo de 1761 en un precio realmente fabuloso, gracias a la enorme fortuna que las rentas de los arzobispados de Sevilla y Toledo le proporcionaban y que se había reservado tras su renuncia a las dignidades eclesiásticas en 1754.De todas formas para disfrutar la capellanía -una de las 24 que dotadas por D. Luís eran de su propiedad- necesitaba Camilo, pese a haber tomado posesión de ella, obtener las ordenes mayores, condición exigida por la normativa de la Parroquia, puesto que hasta entonces no era sino clérigo de corona, es decir, solo había obtenido como ya hemos visto la tonsura. Para ello da comienzo el 3 de enero de 1784 a las gestiones necesarias para obtener las otras órdenes menores (ostiario, lector, exorcista y acólito) precisas para poder optar a las mayores, haciéndolo con dispensa de intersticios, esto es, del tiempo que de acuerdo con el Derecho Canónico debe mediar entre la recepción de dos órdenes sagradas.El 24 de enero «examinado y aprobado en el Sínodo de este día...», el 26 se expide por el Colegio de Notarios y Escribanos Reales de Madrid la certificación de haber cumplido todos los requisitos para la obtención de las órdenes y el 2 de marzo tras realizar los ejercicios espirituales en el Oratorio del Salvador, finalmente obtiene la certificación para grados y epístola, es decir; alcanza el subdiaconado primera de las órdenes mayores.
Siguen a ritmo acelerado los trámites para la obtención de las otras dos órdenes mayores, es decir diaconado y presbiteriado. Iniciados el 16 de marzo -siempre con dispensa de intersticios- el 18 se le otorga la autorización y se le convoca al examen cuyo aprobado obtiene el 20. De nuevo la realización de ejercicios, ahora en Santa Rosalía Noviciante y del Padre Agonizante, obteniendo la certificación para evangelio, es decir, el diaconado el 24 y pocos días después, el 5 de abril de 1784, la certificación para misa, es decir, la obtención del ansiado presbiteriado.¿Cómo pudo Camilo, modesto clérigo de corona, obtener las cuatro órdenes menores y las tres mayores que el disfrute de la capellanía le exigía, en el breve espacio de los tres meses que separan el 3 de enero y el 5 de abril? Es más que posible sospechar la intervención de su hermano Francisco cerca del Infante D. Luis, puesto que es precisamente en la diócesis de Toledo, cuyo arzobispado había poseído el Infante y cuyas rentas conservaba con la influencia y poder que ello le suponía, donde se desarrolla la carrera eclesiástica de Camilo.
Hecho ya flamante presbítero y en disfrute de la capellanía concedida por Don Luis en la iglesia parroquial de la Piedad, pasa Camilo a residir en Chinchón, no sin antes hacer un viaje a Zaragoza. En todo caso, lo cierto es que ya en diciembre de 1784 el capellán está en Chinchón. Su nuevo estado le permite a Camilo algunas satisfacciones, como la de visitar a su hermano y valedor. El 11 de diciembre Goya, tras comunicar a Zapater que: «Camilo ha benido hoy de Chinchon», añade: «Memorias de Camilo que no ay en Chinchon quien lo pueda seguir en el canpo». La estancia se prolongó hasta bien pasadas las navidades puesto que el 14 de enero aún seguía en Madrid: «Camilo ha estado estas fiestas en casa y lo está tanbien».Dos meses más tarde, el 22 de marzo de 1785 el pintor pide a su corresponsal: «Azme el fabor de enbiar un recado a mi madre de mi parte diciendole que estoy bueno y Camilo lo mismo, que a estado muy ocupado en Chinchón en la parroquia en medio de la iglesia con su mesa y tintero examinando a todo el lugar». Otro párrafo en la correspondencia de Goya con Zapater bastante explícito sobre el trato entre los dos hermanos, se encuentra cuando en agosto, también de 1785, le comunica: «Yo me boy el domingo a Chínchón y me quiero estar quince dias cazando».
Poco o nada sabemos en fechas posteriores de la vida de Camilo Goya. Debió transcurrir plácida y tranquila dedicado a su menester religioso, adquiriendo con sus ahorros y quizá con alguna ayuda de su hermano Francisco, como veremos poco más abajo, algunas propiedades, entre ellas unas viñas y una casa que compra el 8 de diciembre de 1825 sita en el callejón sin salida, en la plazuela de San Antonio Abad y que debía colindar con la que habitaba y había obtenido en fideicomiso por el también presbítero Agustín Ortiz de Zárate el 24 de mayo de 1820, quien a la muerte de Camilo, como veremos, fue designado para su uso.
Por su testamento, otorgado el 6 de diciembre de 1825 ante Gabriel González Rey, escribano de la villa de Chinchón, instituyó como su principal heredero al hijo único de su hermano Francisco: «Lego y mando a Dn. Francisco Xavier de Goya mi sobrino carnal residente en Madrid toda la especie de dinero que tuviese al tiempo de mi fallecimiento y me debieren por deudas, créditos salarios y con lo que deba percibir de mi capellanía como tambien el vino y Aguardiente que me pertenezca al tiempo de mi fallecimiento y el Relox de plata de faltriquera pero con la condición de que ha de satisfacer los gastos de entierro, funeral y misas ordenadas en este testamento...».Siguen otras mandas a Sabina García y Valero de una viña en el camino de Balviejo, a Jacinta Valero, viuda, y en usufructo vitalicio que habría de recaer en su hijo Francisco García y Valero, otra viña en camino de la Cabeza de los Abares. A Tomás García y Herrera la alquitara o alambique que poseía junto a su culebrina y trujal, las tinajas a los hijos de éste y finalmente del remanente al citado Francisco García y Valero.
La firma de Camilo, temblorosa e insegura, advierte del estado de gravedad en que se encuentra.Reza el documento a su pie que se extendió un codicilo el 7 de febrero de 1827 y que murió el 13 de septiembre de 1828, invalidando así la fecha del 13 de diciembre, que desde la publicación de Allende Salazar ha venido admitiéndose como cierta.Sorprende grandemente que esta estrecha relación entre Francisco de Goya y su hermano Camilo, hermano preferido le llama Jeannine Baticle con toda razón, no hubiera tenido reflejo en el catálogo de las obras del genial pintor Allende Salazar rechazó rotundamente un retrato existente en la colección Zuloaga de Zumaya, no sólo en lo que se refiere al modelo, supuestamente Camilo Goya, sino también en cuanto su posible atribución a Francisco.
Es pues tanto más interesante, la aparición de un pequeño lienzo, en el que con la máxima economía de medios, pero con la más admirable soltura goyesca aparece el retrato de un clérigo, cuyo parecido físico con Goya es verdaderamente tan tentador que inclina a admitir que se trate de Camilo. Si se compara este rostro con el que vemos en el célebre autorretrato, datado generalmente hacia 1795, pero que bien podría ser de algunos años antes, en el que se representó alumbrándose en su tarea con la luz que derraman unas velas puestas sobre su sombrero -hoy afortunada propiedad de la Academia de San Fernando--, así como en otros autorretratos, entre los que destaca uno de una colección particular de Madrid, datado entre 1770 - 1775, se verá con toda claridad este parecido que señalamos. Los arcos superciliares, la forma del mentón, la configuración de ambos rostros son, por cierto, sorprendente parecidos.
El retrato, que por su espontaneidad y por su abreviación y por su característica grafía ha de tenerse por un afortunado impromtu de Goya, de ser Camilo el retratado, como supongo, habría de haberse realizado en el corto espacio de tiempo que medió entre la obtención por Camilo del subdiaconado el 24 de febrero y el 5 de abril de 1784 en que alcanzó el presbiteriado, ya que está representado revestido de una dalmática distinguida por el collarín como corresponde a los subdiáconos.
La historia de las relaciones entre los dos hermanos termina el 28 de noviembre de 1828, cuando Xavier de Goya como sucesor y heredero del pintor en el poder que otorgó a Teodoro Ortiz de Zárate -hermano de Agustín y así mismo presbítero y capellán en la parroquia de Chinchón e igualmente albacea del difunto Camilo- para que cobrara en nombre de su padre (no se indica que el genial pintor había ya fallecido el 16 de abril en Burdeos), el total de los siete mil reales al heredero de Camilo, Francisco García y Valero.
La historia de las relaciones entre los dos hermanos termina el 28 de noviembre de 1828, cuando Xavier de Goya como sucesor y heredero del pintor en el poder que otorgó a Teodoro Ortiz de Zárate -hermano de Agustín y así mismo presbítero y capellán en la parroquia de Chinchón e igualmente albacea del difunto Camilo- para que cobrara en nombre de su padre (no se indica que el genial pintor había ya fallecido el 16 de abril en Burdeos), el total de los siete mil reales al heredero de Camilo, Francisco García y Valero.