II
Han pasado quince largos años. La situación política de Castilla ha cambiado radicalmente. En el año 1469 habían contraído matrimonio, contra la voluntad del Rey, su hermana Isabel con Fernando, el príncipe heredero del reino de Aragón, con el apoyo del Arzobispo de Toledo D. Alfonso Carrillo de Acuña y del Obispo de Segovia Juan de Arias.
El 11 de diciembre de 1474 muere en Madrid el Rey Enrique IV y dos días después son proclamados reyes de Castilla su hermana Isabel y su esposo Fernando, en el Alcázar de Segovia bajo la protección de su alcaide Andrés de Cabrera.
En el intervalo entre el casamiento y la proclamación de los Reyes Católicos después de la muerte del rey, tiene lugar otro hecho cuyo protagonista es también Vasco de Contreras.
Como hemos visto anteriormente el Arzobispo de Toledo no oculta su oposición al rey y su apoyo incondicional a las pretensiones de Isabel y Fernando, como lo indica lo sucedido en Ávila.
El rey no puede consentir estos desmanes y decide dar un escarmiento a su enemigo y decide apoderarse de dos de las fortalezas de que disponía el arzobispo. Pide la colaboración de Cristóbal Bermúdez para que asalte la fortaleza de Canales, y como en otras ocasiones, solicita la ayuda de su buen vasallo y vecino de Chinchón, Vasco de Contreras, para que sitie y se apodere de la fortaleza de Perales de Tajuña.
Vasco de Contreras pone a disposición del monarca a todos sus recursos y se apodera fácilmente de la fortaleza.
Cuando es informado el Arzobispo de Toledo, acude con toda su tropa compuesta por 200 peones y 300 lanzas, lo que supone un contingente armado de más de 1400 hombres de guerra, y pareciéndole poco, recaba el auxilio de los Mendoza, sus aliados, que acudieron con 30 lanzas, o sea, con mucho más de cien hombres de guerra y todos ellos no pudieron reducir a Vasco de Contreras y los suyos. Esta afrenta no se la perdonaría nunca el poderoso prelado toledano y no cejó hasta conseguir que los nuevos monarcas accediesen a castigar la ofensa del vecino de Chinchón.
Los primeros días del otoño han empezar a teñir de colores ocres los campos de Chinchón y la vendimia ocupa a todos los hombres y mujeres del lugar.
La vida política del Concejo está convulsionada. Pedro Vargas, Corregidor y Alcalde Mayor del Sexmo de Chinchón ha recibido noticias de la inminente visita de Pedro Piña, Capitán de Cartagena, con una comunicación la Hermandad de los Reinos de Castilla y León, nueva institución creada por los Reyes Católicos que, con seguridad, nos serán buenas noticias.
Ha decidido recibir al enviado oficial de los nuevos monarcas a las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, reunidos en ayuntamiento general, a campana repicada, para dar toda la solemnidad al acto.
Hoy también los funcionarios del Concejo se afanan en preparar los sitiales de la presidencia en el atrio del templo. Poco a poco se van acercando los curiosos, que van tomando posiciones puesto que la recepción oficial del ilustre visitante está prevista para las doce de la mañana. El Capitán había llegado el día anterior y se había alojado en la casa del Edil mayor.
De nuevo se formó el ayuntamiento del Concejo representado por todas las autoridades, Alguaciles, escribanos, contadores y homes buenos.
El Capitán de Cartagena Pedro Piña, precedía a un pequeño cortejo formado por cuatro soldados que le escoltaban. Se acercó a la mesa presidencial y depositó en la mesa un escrito lacrado en el que se podía apreciar el sello del Tribunal de los diputados generales de la Hermandad de los Reinos de Castilla y León.
A una indicación de Pedro Vargas, Corregidor de Chinchón, que presidía el acto, el militar tomó de nuevo los documentos, abrió el sello y comenzó a leer con voz pausada:
-" Nos, los Diputados generales de la Hermandad de los Reinos Generales de Castilla y de León, que aquí firmamos nuestros nombres por virtud de los poderes del Rey e Reina nuestros señores, e de la Diputación General de sus reinos, mandamos a vos Pedro Piña, Capitán de Cartagena, de la Hermandad, que prendades el cuerpo de Vasco de Contreras e le tomades la casa e fortalesa que tiene en el Cerro de Bayona, que es término de la Ciudad de Segovia..."
Realmente eran ciertos los temores del Alcalde. El asunto era de suma gravedad, puesto que conociendo a su amigo Vasco de Contreras, sabía que no se iba a entregar sin luchas hasta el final.
- " E le secuestrades todos sus bienes muebles e raises e semovientes -continuaba leyendo el capitán- e le tengades preso a buen recaudo e le non dedes suelto ni fiado sin nuestra licencia e mandado expreso e de los Diputados que residieren en el Reino de Toledo..."
Todos los asistentes se miraban entre sí temerosos de la repercusión que esta sentencia iba a tener para el Concejo. La prepotencia y altanería de Vasco de Contreras le hacían antipático ante sus convecinos, pero su poder les garantizaba la seguridad frente a cualquier amenaza de bandidos y señores de las tierras limítrofes.
- " Por ende, -y su voz se hizo más solemne- por virtud de dicho poderes vos mandamos que fagades e cumplades todo lo suso dicho según que en esta carta se contiene y si para lo faser e cumplir e executar, favor e ayuda ovieres menester, en nombre de su Alteza e de sus Reinos, por virtud de dichos poderes, mandamos a todos los Concejos, Justicias, Regidores, Caballeros e Escuderos, e Oficiales e Homes buenos, e a los Cuadrilleros e otros oficiales de la dicha Hermandad de todas las Ciudades y Villas e los Señoríos de dicha Hermandad que, luego que por vos fueran requeridos a voz de Hermanada, todos se junten con vos y con sus personas e armas os ayuden e favorezcan y den a vos todo el favor y la ayuda que les pidiéredes e menester oviéredes para lo faser e cumplir todo lo suso dicho en esta carta..."
Pedro Vargas iba analizando las alternativas que les dejaba aquel comunicado y ninguna de ellas le gustaba.
Acceder a lo que mandaba el alto Tribunal, no solo suponía un enfrentamiento que iba a ser cruento y que iba a enfrentar a personas que hasta ahora habían convivido pacíficamente, incluso que eran de la misma familia, sino que, además, nadie mejor que él sabía que era una tremenda injusticia, puesto que Vasco de Contreras siempre había servido fielmente a su rey y conocía que todo el proceso que se había seguido había estado promovido por el Arzobispo de Toledo que no olvidaba su humillación en la fortaleza de Perales de Tajuña.
Pero si se oponía a la petición expresa que les estaba haciendo el capitán, podría suponer represalias ahora difíciles de evaluar...
" Yo, Diego López de San Miguel, Secretario General de la Hermandad, lo fice escribir por mandato de los Diputados Generales a nueve días de octubre, año del nascimiento de Nuestro Salvador Jesucristo de mil e cuatrocientos e setenta y nueve años."
Pedro Piña había terminado de leer el escrito que volvió a depositar delante del Corregidor de Chinchón.
- Os ruego señores que me presten toda su ayuda para poder cumplir con lo que me han ordenado.
-Debéis comprender, Señor Capitán, que todo lo que nos habéis comunicado nos ha dejado sorprendidos y perplejos, y que supone una grave alteración para la pacífica vida de nuestro pueblo. Por ello le rogamos nos permitáis un tiempo de deliberación, antes de tomar decisión alguna.
El Concejo reunido en ayuntamiento general inició el debate, pero en las dependencias de la Sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia.
Se suscitó una gran polémica. Aunque la postura del Corregidor de oponerse a las órdenes del Tribunal era secundada por una mayoría, no faltaban las voces que presagiaban grandes calamidades para el pueblo si se oponían a la decisión de los nuevos monarcas que, al parecer, estaban dispuestos a mantener, a ultranza, su autoridad.
- Yo veo así la situación - y la voz del Alcalde Mayor sonó con rotundidad - Si secundamos la orden del Tribunal no vamos a convencer a Vasco de Contreras de que se entregue sin condiciones; por lo que es seguro que tendremos que luchar, y no olvidéis que será una lucha de hermanos contra hermanos, porque todos nosotros tenemos familiares que están a su lado.
Si nos oponemos, el Capitán tendrá que volver a Toledo e informar a los Diputados de la Hermandad de nuestra decisión. Aunque no les va a gustar, la situación política no está como para entablar un conflicto armado cuando todos los efectivos se están enviando a la lucha contra los moros.
Por otra parte, tendremos tiempo para convencer a Vasco de Contreras de que en el caso de que insistan en su decisión se entregue pacíficamente o en su caso se exilie voluntariamente para ahorrarnos el tener que luchar nosotros contra él.
Además, es una decisión soberana del Concejo, legalmente constituido, que considera que la decisión del Tribunal no es justa y está motivada por deseos bastardos de revancha. He dicho.
Esa misma tarde el pequeño cortejo del Capitán de Cartagena, enviado por el Tribunal de la Hermandad de los Reinos de Castilla y León partía hacía Toledo, con la negativa del Concejo de Chinchón a tomar parte en la detención de su convecino Vasco de Contreras.
Esta decisión causó gran escándalo en la Corte y algunos de los Diputados de la Hermandad reclamaron medidas expeditivas y disuasorias de conductas similares en el futuro. Pero el análisis del buen Corregidor de Chinchón había sido acertado: Los consejeros de los nuevos monarcas estimaron que no era el momento oportuno para crear un conflicto interno y dieron orden de "olvidarse" , por el momento, de Vasco de Contreras.
Pero esta decisión iba a influir en las medidas que tomaron los reyes en los meses siguientes.
Su objetivo primordial era el de fortalecer el poder de la Corona, debilitando las poderosas municipalidades, al mismo tiempo que poco a poco iban reduciendo el poderío de los magnates del reino.
Así en junio de 1480, tan sólo ocho meses después, deciden segregar las tierras de Chinchón de la Ciudad de Segovia. Con esta medida el Ayuntamiento de Ayuntamientos del territorio jurisdiccional de Segovia sufre un gravísimo quebranto.
Con esta medida se amplían las facultades de las justicias municipales que antes funcionaban sometidas y subordinadas a la superior de la Ciudad; pero, en cambio, los Concejos pierden su fuerza, robustez y vigor que les da la solidez intermunicipal en que venían desenvolviéndose y al debilitarse su vida local, se quebrantaban también las energías para la defensa de las libertades y franquicias locales.
Además con estas tierras segregadas se crea el Señorío de Chinchón y se ponen bajo la autoridad de los esposos Cabrera-Bobadilla, en reconocimiento de sus valiosos servicios y de una lealtad bien probada, y sin duda capaces de meter en cintura a esos insolentes ediles que habían osado oponerse a una decisión real.
FIN DE LA DRAMATIZACION HISTORICA