Me he permitido compartir con todos vosotros este desahogo personal en el que he tratado de traducir mis lágrimas en palabras y mis sentimientos en poesía; con la confianza que me otorgan estos años de estar, casi a diario, en contacto con todos vosotros.
Había pensado dejar definitivamente el blog, pero he creído que Araceli, mi niña, no me la hubiera permitido. En su recuerdo os dejo estos sentidos pensamientos que nacieron de mi dolor y por su cariño.