(Hoy se inicia la campaña electoral).
Lo descubrí la otra noche, soñando. Os lo voy a contar.
Resulta que había estado viendo en la tele un programa de Intereconomia, en el que varios de sus tertulianos ponían a parir a uno de los candidatos de un partido de los que ahora llaman emergentes, pero que ellos llamaban "antisistema". Luego cambie a otro canal, no recuerdo si era la cuatro o la sexta, en la que sus propios opinadores decían algo muy parecido del líder de otro de los partidos ya consolidados y al que ellos también llamaban "antisistema". Y me fui a la cama.
Yo, y no me gusta demasiado, tengo la costumbre de soñar, y además de acodarme después de lo que he soñado. Y esa noche lo vi muy claro. En mi sueño fueron pasando, uno a uno todos los líderes de los partidos políticos. Pero resulta que cuando salían en mi sueño no se parecían a los que salían en la tele ni en los periódicos. Tenían otra cara, pero al entrar en mi sueño se iban poniendo la careta conocida del líder de cada uno de los partidos. Luego, en mi sueño, volvía a salir el mismo señor de antes, y se ponía otra careta diferente, que correspondía con la cara del líder de otro partido. Así, el mismo hombre no paraba de salir en mi sueño y de irse cambiando de careta, en función del mitin al que iba a intervenir.
Y también parecía transformarse del todo; porque cambiaba su voz, su estatura, su forma de vestir y hasta sus pensamientos. Había veces que hasta se transformaba en mujer, si así las circunstancias lo aconsejaban. Y decía cosas diferentes y hasta contradictorias.
En mi sueño, porque en los sueños pasan cosas muy extrañas y además suceden muy deprisa; en mi sueño digo, se celebraron las elecciones y ganó el hombre que siempre aparecía al principio de mi sueño, el que yo no conocía cuando no llevaba careta, y cuando ganó, aunque gano por minoría, se puso la careta del partido ganador y tuvo que negociar su investidura con los líderes de los otros partidos, que eran el mismo, pero que también se iban poniendo la careta que entonces correspondía.
Y le invistieron presidente, y durante cuatro años no tuvo que cambiarse de careta.
Después me desperté, pero me seguía preguntando, ¿Son todos el mismo?