Soy Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio, hijo y hermano de un Rey de España, a quien le hubiera correspondido ser heredero del Reino de España, si mi hermano Carlos, a quien tanto me parezco físicamente, pero tan poco en todo lo demás, no hubiera cambiado las leyes para que sus hijos que habían nacido en Italia, pudieran heredar el trono.
Claro que a mí, eso de ser Rey nunca me quitó el sueño. Por las intrigas de mi madre fuy nombrado cardenal arzobispo de Toledo y Primado de las Españas cuando sólo tenía ocho años, y arzobispo de Sevilla seis años después. Sin embargo a los 24 años abandoné el estado eclesiástico, porque mi vida no se ajustaba a lo que la Santa Madre Iglesia decía, aunque muy pocos, por entonces, tenían una conciencia tan escrupulosa como la mía.
En el año 1761 compré a mi hermano Felipe el Condado de Chinchón y así me convertí en el XIII conde de Chinchón.
Hoy he venido por primera vez a conocer este pueblo, y me parece muy bonito. He venido porque don Francisco... sí hombre, Goya, habla y no para de este pueblo. Él pasa aquí muchas temporadas en casa de su hermano Camilo, que yo recomendé a don Miguel Ramón Linacero, para que fuese Capellán de mi Capilla.
He aprovechado para venir a visitar la tumba de mi pobre hijito que murío al poco de nacer y que fue enterrado aquí en la cripta de la capilla.
El castillo que se ve a mis espaldas está casi derruido desde la guerra de sucesión en la que mi padre luchó con el Archiduque Carlos, y los habitantes de Chinchón se pusieron de parte de don Felipe V, mi padre y Señor, por lo que nombró a esta villa “Muy Noble y Muy Leal”.
Ha sido una excursión muy interesante, y me alegro de haber conocido esta villa que es cabeza de mi condado...
¡Un paisaje muy bonito..!