sábado, 13 de enero de 2018

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XCIX. COFRADÍAS RELIGIOSAS


99.- Antiguas Cofradías Religiosas de Chinchón. (Cultura)

Las Cofradías o Hermandades religiosas tuvieron una gran implantación en el pueblo desde du incorporación al Señorío de Chinchón. Los Condes, además de hacer diversas fundaciones de órdenes religiosas como los agustinos o las franciscanas de Santa Clara, potenciaron la creación de las Cofradías que encomendaban a los muchos capellanes que servían en las iglesias, intentando infundir a sus vasallos una religiosidad de la que ellos hacían gala.

Desde la Hermandad de los Coronados o Cofradía del Corpus Cristi a la Hermandad de la Virgen del Rosario, que todavía perduran, ha habido otras muchas, como las Hermandades de San Roque, San José, el Cristo de Gracia, la Virgen del Carmen, la Misericordia y otras muchas, ligadas a los distintos barrios del pueblo y a los distintos oficios.

Estas Hermandades tenían como fin, además de dar culto al Santo o a las advocaciones de la Virgen, en reunir a los cofrades y formar una verdadera hermandad para ayudarse mutuamente, o al menos eso era lo que se decía en sus estatutos.

Vamos a detenernos en las dos Hermandades de las que tenemos mayor información:


Cofradía del Corpus Cristi.


La Hermandad de los Coronados o Cofradía del Corpus Cristi, data sus ordenanzas escritas en el año 1519, aunque su creación pudo ser anterior. Se tiene constancia de la publicación y otorgamiento de una ordenanzas en la antigua Iglesia de Santa María de Gracia, el 12 de mayo de 1510, siendo autorizada después, en el año 1523, por Bula del Romano Pontífice.

Tenía como fin principal rendir culto al Sacramento de la Eucaristía, siendo su festividad principal el día del Corpus Cristi, que en Chinchón tuvo siempre una gran tradición y boato. Con este motivo se celebraban grandes fiestas y además de la solemne procesión se representaban autos sacramentales en la plaza y en el pórtico de la Iglesia. Sus ordenanzas limitaban el número de cofrades a sólo cuarenta, pudiendo ser de ambos sexos y vecinos de la villa. Para el ingreso en la Cofradía se exigía el no haber ejercido oficio rahez y demostrar la legitimidad y limpieza de la sangre. En sus libros de registro, que están encuadernados en pergamino y constan de varios volúmenes, se encuentra la historia de muchas familias de Chinchón, ya que en los mismos se hace constar las partidas de nacimiento, de matrimonio e, incluso, los testamentos y otros interesantes documentos de los cofrades. Su valor adquiere aún más importancia al haber desaparecido los registros parroquiales hasta el año 1808.

Esta cofradía estaba compuesta principalmente por clérigos, y cuando se producía alguna vacante era cubierta principalmente por sacerdotes y después, en igualdad de condiciones, la cubría el pretendiente más antiguo, teniendo que pagar los que ingresaban la cantidad de diez mil maravedíes.
Hermandad de la Virgen del Rosario.

La primera constancia documental de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario es el acta de una reunión celebrada en la Sacristía de la Parroquia de Chinchón, el día 10 de noviembre de 1743, en la que los cofrades redactan y aprueban unas nuevas ordenanzas. Allí se indica que  “Por el poco cuidado que ha habido con los libros antiguos de esta Cofradía, se han perdido sus ordenanzas y para que se tengan las que merecerían y para en su honor se guarde la forma y el orden que ha tenido y tiene la referida cofradía en sus funciones y demás procedimientos,... queremos formar y renovar estas ordenanzas para el obsequio de nuestra señora...”

Tenemos que recordar que el Papa Pio V había regalado al III Conde de Chinchón, don Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, que era embajador de España en Roma, la reliquia de una espina de la corona de Nuestro Señor Jesucristo, y un crucifijo de marfil, que perteneció al oratorio del mismo Papa.

Posiblemente el Conde, al regresar a España trajo hasta Chinchón la nueva advocación de la Virgen y se debió empezar a construir una pequeña ermita, extramuros de la villa, entre los dos caminos de Valquejigoso, en el sitio conocido como “Pozo de las nieves”.

Por estas fechas se estaba restaurando el castillo de los condes que había sido destruido setenta años antes, en la guerra de los comuneros, y estaba en plena construcción la Iglesia de la Piedad, en la plazuela de Palacio, que se había iniciado en el año 1534, y se terminaría en el año 1626.

No sabemos la fecha exacta de la construcción de la ermita ni de la fundación de la Cofradía de nuestra Señora del Rosario, pero debió ocurrir en los últimos años del Siglo XVI.

En las ordenanzas se recogen las normas que han de cumplir los hermanos y cofrades, así como los actos a realizar con motivo de la fiesta de la Virgen que se establece en el primero domingo de octubre de cada año, aniversario de la batalla de Lepanto, y fecha en que fue constituida la festividad de la advocación de la Virgen del Rosario.

Llama la atención, en la organización de la Cofradía, el carácter militar de la misma, ya que los cargos directivos se denominan: Capitán, Alférez, Sargento, Revisores, Mayordomo, celadores, etc., todos ellos considerados como Oficiales que se distinguían del resto, considerados como hermanos, cofrades, o “soldadesca”.

En las ordenanzas se estipulaba la limosna que debía pagar los cofrades que ascendía a 8 reales de vellón, teniendo la posibilidad de hacer el pago con una libra de cera.

Se establecía el recorrido de la procesión desde la Iglesia Parroquial a la ermita que debía pasar por la calle de la Iglesia, la calle Grande y la Plaza hasta llegar a su destino. La víspera de la fiesta se debían hacer luminarias ante las casas de los oficiales y hermanos de la Cofradía, y en la puerta de la ermita, y tenían obligación de asistir a la procesión todos los cofrades, que no estuviesen ausentes o impedidos, con hachas de cera encendidas, bajo multa de media libra de cera.

Se estipulaba que se harían misas por los difuntos de la Cofradía y que los pobres de solemnidad estarían exentos del pago de las “limosnas”, que eran obligatorias para todos los demás.

Esta capilla debió quedar muy deteriorada, como la mayoría de los edificios del pueblo, los últimos días del año 1808, cuando las tropas francesas al mando del Mariscal Víctor, arrasaron Chinchón, como castigo por la muerte de cuatro soldados franceses.

En los años siguientes se debieron hacer obras de reparación de la ermita y hay constancia que en el año 1830, siendo mayordomo de la Cofradía don Felipe Rocaberti, se mandó construir una carroza para la imagen de la Virgen. Esta carroza semejaba una galera, en memoria de las que lucharon en la batalla de Lepanto cuyo triunfo se atribuyó a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario y con este motivo  el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.

A causa de las leyes desamortizadoras de Mendizábal, el día 29 de junio de 1837, al ordenarse por ley la extinción de las órdenes religiosas, el Convento de los Padres Agustinos y su Capilla pasa a propiedad estatal, y con ellos todos los objetos de valor, incluso las campanas, alhajas y muebles.
En un pleno celebrado el día 22 de julio de 1840, reunidos los representantes del partido judicial de Chinchón, acuerdan solicitar a S. A. el Regente del Reino, el edificio del antiguo convento de los agustinos para que se construya la cárcel  del partido. La solicitud es atendida en el año 1842 y desde ese momento, también la Capilla pasa a ser de titularidad municipal y se acuerda con fecha 24 de junio de 1846, que se pueda abrir al culto, siendo arreglada con las limosnas que recogió Felipe Rocaberti, mayordomo de la cofradía y ermita de la Virgen del Rosario. El Ayuntamiento autoriza a esta hermandad para que trasladen la imagen de la Virgen del Rosario a esta iglesia con la condición de que en ella se diga una misa todos los domingos y días de fiesta de precepto, condición que actualmente no se está cumpliendo.




El Eremita.
Relator independiente.


viernes, 12 de enero de 2018

DUELO



Es costumbre en Chinchón que, en los entierros, se despida el duelo en la puerta del cementerio. Esta costumbre, que viene de tiempos antiguos, supone para los familiares del difunto tener que sufrir durante un período de tiempo, más o menos dilatado, una gran presión emocional, al tener que corresponder a las muestras de pésame de los que les han acompañado; sufriendo a menudo las inclemencias del tiempo, y de eso, más o menos, todos tenemos experiencia.

Hay ocasiones, cuando la muerte se ha producido por causas imprevistas,  por accidente o enfermedad, y sobre todo cuando fallece una persona joven, que las circunstancias del pésame se hacen mucho más penosas. En esas ocasiones he oído comentar a los asistentes que se deberían tomar medidas para cambiar esa costumbre que en nada ayuda a los familiares que están pasando unos momentos trágicos, que sería oportuno respetar, y no obligarles a tener que guardar una compostura que es muy difícil mantener, y también se comenta que se sería aconsejable hacer algo para cambiar esta costumbre.

Bien es verdad, que cada uno es libre de tomar la decisión de agradecer genéricamente la asistencia de todos y no quedarse a recibir el pésame; pero esto no estaría  bien visto, y además, en esos momentos, no se está para tomar esa clase de decisiones.

Por lo tanto, sería oportuno que alguien que tuviera  la autoridad moral y efectiva  para hacer una propuesta de esta índole, haciendo las consultas que estimase conveniente, propusiese alternativas que fuesen más acordes con el respeto que se debería tener a unas personas que se encuentran en un trance tan penoso.

Sin ánimo de imponer ninguna opción, se podría sugerir que el duelo se despidiese en la iglesia, pasando los asistentes por delante de los familiares. Esta u otras sugerencias que se puedan ocurrir serían más lógicas, para paliar el dolor de los familiares, que irían al cementerio sólo acompañados por los más allegados para enterrar a su ser querido en la intimidad, como aconseja el buen sentido y el respeto que se debe a toda persona que sufre.


                        

miércoles, 10 de enero de 2018

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XCVIII. MANOLO CARRASCO




98.- Manuel Carrasco Moreno. Historiador de Chinchón y escritor. (Personajes)

Manuel Carrasco Moreno, nace en Chinchón, el 10 de enero de 1945, donde cursa sus estudios primarios en el recién inaugurado Grupo Escolar "Hermanos Ortiz de Zárate. Termina el Bachillerato Superior en la modalidad de letras, según el Plan de Enseñanza del año 1953 en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid en el año 1965.

Su vida laboral está dedicada a la gestión bancaria y traslada su domicilio a Madrid, pero sin desligarse en ningún momento de su pueblo natal donde siempre ha mantenido casa abierta.

En el año 2000 se prejubila e inicia su actividad literaria y su labor de investigación, que centra en la historia de Chinchón.

      
 En el año 2004 publica, con la subvención de "Aracove", su primer estudio histórico: "La Mojona. La Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagre y Aguardiente de Chinchón. (1853-1938) en una edición de 1000 ejemplares que es presentado en el Teatro Lope de Vega de Chinchón y se distribuye gratuitamente.

En el año 2005 consigue el Primer Premio (ex-aequo) en el Concurso de Investigación sobre Chinchón y su entorno con el trabajo: "Chinchón: Piedras con Historia", editado en CD por el Ayuntamiento de Chinchón.

En el año 2006 obtiene el Segundo Premio en el mismo Concurso, con el trabajo "Los franceses en Chinchón"

En el año 2007 repite Premio con el trabajo "De como los Condes de Chinchón y Virreyes del Perú intervinieron en el descubrimiento de la quina"
 En el año 2008 escribe con Tanci de las Heras Montes y publica "La Cocina tradicional en Chinchón" en una auto-edición de solo 250 ejemplares numerados, que se agotan en unos días.

En el año 2010 es galardonado con el primer premio en el Concurso de investigación sobre Chinchón y su entorno con el trabajo "Ocupación y repoblación del territorio de Chinchón en la Edad Media"

En el año 2011 publica "Crónica de Chinchón" en una auto-edición de 500 ejemplares, que recoge la historia de Chinchón, redactada en forma de crónica, con información hasta la fecha de su publicación.

 En el año 2015, en el concurso de investigación sobre Chinchón y su Comarca, obtiene el tercer premio con sus memorias sobre "Chinchón en la Posguerra"

Desde el año 2008 y hasta la fecha, edita y publica el blog: "EL EREMITA" que subtitula: "Historia, arte, literatura y actualidad desde Chinchón" 

Durante estos años ha publicado más de 3000 artículos, con más de 400.000 visitas y que han sido leídos por más de un millón doscientos mil lectores de todas las partes del mundo, con una presencia primordial en España, pero también en los Estados Unidos e Hispanoamérica.
En el blog ha recogido la mayoría de sus escritos literarios e históricos, además de la actualidad cultural y social de Chinchón ocurrida en estos más de ocho años.

 Ha colaborado en distintas publicaciones con artículos sobre Chinchón, como en el libro "La berenjena de Almagro" y "La memoria de la Arquitectura" del “Proyecto Phinachi”.

Tiene escritos varios estudios monográficos sobre distintos temas, como "La Pasión de Chinchón" publicado en el año 2012; "Los curas de Chinchón" publicado como folleto por la Parroquia de Chinchón, y otros aún inéditos como "Historia de la Cofradía de la Virgen del Rosario", "La vida y la obra de Eduardo Carretero -escultor-". 

Pendiente de editar, una guía turística que ha titulado "Ven a conocer Chinchón".

También como editor, a través del Colectivo "Fuente Pata", en el año 2000 publica un libro de poemas del sacerdote Don José Manuel de Lapuerta, titulado "Chinchón en mi recuerdo", y recoge una recopilación de las poesías del mismo autor en la edición digital de un volumen que titula "Caminos de silencio" que se puede leer en su blog de EL EREMITA.

Dentro de su actividad literaria, participa durante dos años en el taller literario de la Biblioteca "Petra Ramirez" de Chinchón. 

 En el año 2010 publica en una edición de solo 100 ejemplares para sus amigos, su primera novela "Los velos de la memoria" que posteriormente amplia con una segunda entrega titulada “El Amo”,  y una tercera entrega para formar una trilogía con el título de "La Herdera". Posteriormente realiza refundición de estas tres entregas, que publica la Editorial Difundia en febrero de 2017 con el título de "EL AMARGO SABOR DE LAS ROSAS"

 Siguiendo con su actividad literaria, ha escrito "Chinchón mágico", una serie de relatos de carácter histórico-literario, y varías recopilación de cuentos y relatos cortos como "El cielo de las amapolas", "Cuentos del abuelo", "Déjame que te cuente", "Historias de intriga para dormir la siesta" y "Cuentos amorales", entre otros.

Ha sido tres veces finalista en el Concurso literario para mayores de 60 años convocado por Radio Nacional de España y La Caixa, obteniendo un accésit en dos ocasiones.


La mayoría de todos estos trabajos están publicados en el blog de "EL EREMITA" a disposición de todos los lectores.

Ha tenido también una participación  activa en organizaciones culturales y sociales de Chinchón:

En el año 1970 promueve la Asociación de Amigos de Chinchón, creando la distinción del “Ajo de Oro” que fue concedido a diversas personalidades que se habían distinguido por sus méritos hacia Chinchón.

En el año 1974 es promotor junto a José Luis Magallares y Antonio Macías de la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio Público “Hnos. Ortiz de Zárate” de Chinchón.

En el año 2004 crea el Colectivo “Fuente Pata” de Chinchón, desde donde se publican varios libros sobre Chinchón y el año 2005 es uno de los promotores del Colectivo Cach. (Colectivo de Artistas de Chinchón) que ha organizado diversas exposiciones para promocionar la pintura Chinchón.

Para terminar, ha colaborado durante los últimos dieciséis años, con todas las corporaciones municipales y organizaciones no gubernamentales, que se lo han solicitado, participando en actos de divulgación cultural e histórica y colaborando en distintas publicaciones.


Nota: Es un regalo que me he hecho con motivo de mi 73 cumpleaños. Perdón.




El Eremita.
Relator independiente.

martes, 9 de enero de 2018

EN RECUERDO DE AQUELLA GRAN NEVADA DEL 9 DE ENERO DE 1945.

Aunque no estaba en Chinchón, he logrado recopilar estas bellas imágenes de la pasada nevada en nuestro pueblo, aprovechando las bonitas fotografías publicadas en la página web del Ayuntamiento y por Cristina Ramírez, para disfrute de los lectores del Eremita y como recuerdo de la gran nevada de la noche del día 9 de enero de hace setenta y tres años....




lunes, 8 de enero de 2018

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN.XCVII. JUAN DE LA PEÑA.


97.- Juan de la Peña García Tizón. (Personajes)

Juan de la Peña podría ser un ejemplo más de los chinchonetes que tuvieron que abandonar nuestro pueblo en la posguerra para sobresalir en lo que era su vocación: la música.

Juan de la Peña García-Tizón había nacido  en Chinchón el día 10 de septiembre de 1929, y  desde pequeño, se aficionó a la música, haciendo sus primeros estudios musicales con el maestro PATRICIO PECO.

Entonces vivía en la calle de Morata, y cuentan que en verano, las mujeres que iban a la compra, se paraban delante de la ventana para escucharle tocar el piano, mientras ensayaba.

Con el maestro Peco alcanza un buen nivel, pero se traslada a Madrid para ampliar sus estudios.

En la Villa y Corte entra a trabajar en diferentes orquestas, siendo objeto de sus preferencias las que formaban en las compañías de zarzuela donde, siempre, le adjudican el papel de maestro concertador al piano dadas sus buenas facultades para el cometido.

La preparación musical de JUAN DE LA PEÑA, que pone al servicio de sus actuaciones, le va abriendo huecos en el panorama del trabajo musical madrileño. Era la época de un Madrid con varios teatros dedicados a la zarzuela, la revista y espectáculos folklóricos todos ellos con orquestas en sus fosos. Existían un número considerable de conjunto orquestales con destino fijo y largas temporadas en las salas de fiestas y las boites.


Pero, por aquella época se pusieron en marcha unas disposiciones drásticas desde el sector de los sindicatos verticales que exigían estar en posesión del carnet del Sindicato de los Músicos como condición imprescindible para poder desempeñar la profesión en Madrid. Como afortunadamente el trabajo no le faltaba, no pasó por su cabeza el cumplir con este trámite burocrático del sindicalismo oficial. Sin embargo, debido a la fuerte presión sobre el particular, tuvo que renunciar a seguir trabajando en Madrid. La solución del problema que hubiera estado en realizar las pruebas para obtenerlo, no era posible porque, en aquellos momentos, no había terminado su carrera que era condición imprescindible para obtenerlo.
Patricio Peco

La imposibilidad de trabajar, que no la falta de trabajo, le aconsejó volver a su Chinchón natal. Fue una decisión inteligente, tras la que inició la preparación de unas oposiciones para conseguir un trabajo que le permitieran vivir una situación transitoria para volver de nuevo a empezar. Aprobadas las primeras a las que se presentó, adquirió la condición de funcionario del Servicio Nacional del Trigo con la categoría de Jefe de Almacén, siendo Toledo su primer destino, donde comenzó a tener relación con personas que se movían dentro y alrededor de la música.

Entra en contacto con los jesuitas y es requerido para tocar en la histórica iglesia de Santo Tomé de la capital toledana. Allí, se entregaba a una serie de improvisaciones al armonio que terminaron siendo objeto de atracción de aficionados que querían escuchar al joven músico de Chinchón.
Como el ensilado y almacenamiento del grano de trigo no era lo suyo, hizo nuevas oposiciones, esta vez a la radio, ya más cerca de la música, y comenzó a trabajar en Radio Toledo. Pronto, en la emisora, hicieron depender de JUAN DE LA PEÑA todo lo que significaba música y gozaron de gran popularidad los conciertos abiertos que él organizó.

Siempre que el trabajo se lo permitía se desplazaba a Chinchón y a Madrid donde contactaba amigos y visitaba los ambientes musicales. Si el tiempo se lo permitía no despreciaba algún o algunos de estos trabajos y con ocasión de estas circunstancias vivió su aventura cinematográfica.

En el año 1955 se rueda en Chinchón la película “LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DIAS” protagonizada, entre otros, por Mario Moreno “Cantinflas” y responsables de la producción contactan con JUAN DE LA PEÑA y es contratado para ponerse al frente de la banda que luce en la película.

Le tientan con un atractivo contrato internacional para actuar en el lejano oriente, pero el Superior de los jesuitas en Toledo le plantea la posibilidad de que se traslade al Colegio de San José de Villafranca de los Barros, en el que se encontraba vacante la plaza correspondiente de profesor de música.
Enrique de la Vara

JUAN DE LA PEÑA, a sus veintiocho años llega a Villafranca de los Barros (Badajoz) el año 1957. Se integra en la nómina de profesores que han de desarrollar el curso 1957-1958. Su objetivo es integrarse en el ambiente musical villafranqués. Como lo habían hecho sus antecesores en el Colegio, los grandísimos músicos vascos ECHANIZ y GOROSTEGUI, y posiblemente siguiendo su ejemplo, se casa en el pueblo y allí fija definitivamente su residencia.
Es poco conocida en la biografía del maestro DE LA PEÑA el ejercicio del difícil arte del acompañamiento, que es fruto de la serena percepción que tiene del detalle en la música. Cabe destacar, entre los cantantes acompañados, al magnífico tenor, nuestro paisano, ENRIQUE DE LA VARA y en algún festival a MARCOS REDONDO.

Buen músico al servicio del clarinete, es sin embargo el piano, el instrumento de sus amores.

El año 1963 comienza a dirigir la banda municipal de Villafranca de los Barros, cargo que ocupa durante veinte largos años, hasta que el día 5 de diciembre de 1981 presenta su dimisión. Con fecha 1 de mayo de 1965 se le había nombrado Director del Servicio Municipal de Cultura y Arte de Villafranca de los Barros.
Se debe también a JUAN DE LA PEÑA la creación de dos tunas femeninas en los Colegios de Hermanas Carmelitas de la Caridad y Hermanas de la Cruz bajo nombre genérico de TUNA DE RONDALLAS.
Juan de la Peña en Chinchón en una visita que hizo un año antes de morir

El 10 de febrero de 2009, en reconocimiento de todos sus méritos personales, y como agradecimiento de su importantísima labor en pro de la música y de la cultura del pueblo, el pleno de la Corporación Municipal de Villafranca de los Barros acordó poner su nombre a una calle de la zona de La Herrera.

El día 9 de septiembre de 2010,  el diario Hoy de Extremadura publicaba esta noticia:

“Villafranca de los Barros llora el fallecimiento repentino del músico Juan de la Peña”.
 
“Villafranca vive conmocionada desde que se conoció el fallecimiento de uno de sus hijos ilustres, el gran músico Juan de la Peña García-Tizón, que falleció de forma repentina a las ocho de la mañana de ayer, festividad de la Coronada, patrona de Villafranca de los Barros. Mañana cumpliría los 81 años.
Aunque nacido en la localidad madrileña de Chinchón, hacía 53 años que vivía en Villafranca de los Barros, donde llegó para integrar la nómina de profesores del Colegio San José, centro en el que trabajó hasta su jubilación en el año 1995” 
El 30 de abril de 2011, según publicó el mismo diario: "Villafranca de los Barros ha dispensado al músico Juan de la Peña (1929-2010) uno de los homenajes más multitudinarios que jamás haya recibido nadie en esta localidad. Los 53 años que pasó en Villafranca sirvieron para que Don Juan -que es como se le conocía- dejara estela de su categoría como persona, como músico, como profesor, como católico practicante y hasta como hincha impenitente del Atlético de Madrid y simpatizante de su homónimo vasco, el Athletic de Bilbao. Como músico se le recordará por haber creado una Agrupación Lírica y haber dirigido la Escuela y Banda Municipal de Música de Villafranca, sin olvidar el descubrimiento de voces de los coros que dirigió, entre las que encontró la de su propia esposa 'Choli' Gómez”.




El Eremita.
Relator independiente.

domingo, 7 de enero de 2018

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XCVI. GONZALO JIMÉNEZ. POETA


96.- Gonzalo Jiménez. El campesino poeta. (Personajes)

Gonzalo Jiménez era un poeta. Murió ya mayor por el año 1986, cuando se quedó ciego y ya no podía leer; tenía 76 años.

Cuenta en sus poemas que su familia era pobre y tuvo que empezar a trabajar desde muy pequeño. Había aprendido a leer y su escuela fue la vida y sus lecturas. Después empezó a escribir versos y a contarnos sus vivencias.

Muchos años después, su nieto recogió todos sus poemas en un pequeño librito para regalárselo a su padre y así se han librado del olvido.

También encontré algunas poesías suyas en la publicación "VIDA", una hoja mensual de los jóvenes y aspirantes de Acción Católica de Chinchón, del que se editaron sólo seis números, de enero a junio de 1950.


No emprendió grandes empresas, no se hizo famoso ni alcanzó riquezas y poder. Fue un hombre sencillo, que desde la pobreza logró alcanzar una notable cultura, como él decía, en su escuela de la vida y en las lecturas que no dejó hasta que se quedó ciego. Son méritos suficientes para figurar entre los personajes de nuestro pueblo.
Este dibujo se lo dedicó a Gonzalo Jiménez su amigo Pablo Roldán

Él se describía así en uno de sus versos:

“Yo no tengo madera de humorista
ni he estudiado otro arte en ningún libro,
pero voy a demostrar que soy artista,
si se trata de guardar el equilibrio.
Soy obrero del campo o campesino,
y gano diez pesetas a diario”




El Eremita.
Relator independiente.