sábado, 13 de enero de 2018

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XCIX. COFRADÍAS RELIGIOSAS


99.- Antiguas Cofradías Religiosas de Chinchón. (Cultura)

Las Cofradías o Hermandades religiosas tuvieron una gran implantación en el pueblo desde du incorporación al Señorío de Chinchón. Los Condes, además de hacer diversas fundaciones de órdenes religiosas como los agustinos o las franciscanas de Santa Clara, potenciaron la creación de las Cofradías que encomendaban a los muchos capellanes que servían en las iglesias, intentando infundir a sus vasallos una religiosidad de la que ellos hacían gala.

Desde la Hermandad de los Coronados o Cofradía del Corpus Cristi a la Hermandad de la Virgen del Rosario, que todavía perduran, ha habido otras muchas, como las Hermandades de San Roque, San José, el Cristo de Gracia, la Virgen del Carmen, la Misericordia y otras muchas, ligadas a los distintos barrios del pueblo y a los distintos oficios.

Estas Hermandades tenían como fin, además de dar culto al Santo o a las advocaciones de la Virgen, en reunir a los cofrades y formar una verdadera hermandad para ayudarse mutuamente, o al menos eso era lo que se decía en sus estatutos.

Vamos a detenernos en las dos Hermandades de las que tenemos mayor información:


Cofradía del Corpus Cristi.


La Hermandad de los Coronados o Cofradía del Corpus Cristi, data sus ordenanzas escritas en el año 1519, aunque su creación pudo ser anterior. Se tiene constancia de la publicación y otorgamiento de una ordenanzas en la antigua Iglesia de Santa María de Gracia, el 12 de mayo de 1510, siendo autorizada después, en el año 1523, por Bula del Romano Pontífice.

Tenía como fin principal rendir culto al Sacramento de la Eucaristía, siendo su festividad principal el día del Corpus Cristi, que en Chinchón tuvo siempre una gran tradición y boato. Con este motivo se celebraban grandes fiestas y además de la solemne procesión se representaban autos sacramentales en la plaza y en el pórtico de la Iglesia. Sus ordenanzas limitaban el número de cofrades a sólo cuarenta, pudiendo ser de ambos sexos y vecinos de la villa. Para el ingreso en la Cofradía se exigía el no haber ejercido oficio rahez y demostrar la legitimidad y limpieza de la sangre. En sus libros de registro, que están encuadernados en pergamino y constan de varios volúmenes, se encuentra la historia de muchas familias de Chinchón, ya que en los mismos se hace constar las partidas de nacimiento, de matrimonio e, incluso, los testamentos y otros interesantes documentos de los cofrades. Su valor adquiere aún más importancia al haber desaparecido los registros parroquiales hasta el año 1808.

Esta cofradía estaba compuesta principalmente por clérigos, y cuando se producía alguna vacante era cubierta principalmente por sacerdotes y después, en igualdad de condiciones, la cubría el pretendiente más antiguo, teniendo que pagar los que ingresaban la cantidad de diez mil maravedíes.
Hermandad de la Virgen del Rosario.

La primera constancia documental de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario es el acta de una reunión celebrada en la Sacristía de la Parroquia de Chinchón, el día 10 de noviembre de 1743, en la que los cofrades redactan y aprueban unas nuevas ordenanzas. Allí se indica que  “Por el poco cuidado que ha habido con los libros antiguos de esta Cofradía, se han perdido sus ordenanzas y para que se tengan las que merecerían y para en su honor se guarde la forma y el orden que ha tenido y tiene la referida cofradía en sus funciones y demás procedimientos,... queremos formar y renovar estas ordenanzas para el obsequio de nuestra señora...”

Tenemos que recordar que el Papa Pio V había regalado al III Conde de Chinchón, don Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, que era embajador de España en Roma, la reliquia de una espina de la corona de Nuestro Señor Jesucristo, y un crucifijo de marfil, que perteneció al oratorio del mismo Papa.

Posiblemente el Conde, al regresar a España trajo hasta Chinchón la nueva advocación de la Virgen y se debió empezar a construir una pequeña ermita, extramuros de la villa, entre los dos caminos de Valquejigoso, en el sitio conocido como “Pozo de las nieves”.

Por estas fechas se estaba restaurando el castillo de los condes que había sido destruido setenta años antes, en la guerra de los comuneros, y estaba en plena construcción la Iglesia de la Piedad, en la plazuela de Palacio, que se había iniciado en el año 1534, y se terminaría en el año 1626.

No sabemos la fecha exacta de la construcción de la ermita ni de la fundación de la Cofradía de nuestra Señora del Rosario, pero debió ocurrir en los últimos años del Siglo XVI.

En las ordenanzas se recogen las normas que han de cumplir los hermanos y cofrades, así como los actos a realizar con motivo de la fiesta de la Virgen que se establece en el primero domingo de octubre de cada año, aniversario de la batalla de Lepanto, y fecha en que fue constituida la festividad de la advocación de la Virgen del Rosario.

Llama la atención, en la organización de la Cofradía, el carácter militar de la misma, ya que los cargos directivos se denominan: Capitán, Alférez, Sargento, Revisores, Mayordomo, celadores, etc., todos ellos considerados como Oficiales que se distinguían del resto, considerados como hermanos, cofrades, o “soldadesca”.

En las ordenanzas se estipulaba la limosna que debía pagar los cofrades que ascendía a 8 reales de vellón, teniendo la posibilidad de hacer el pago con una libra de cera.

Se establecía el recorrido de la procesión desde la Iglesia Parroquial a la ermita que debía pasar por la calle de la Iglesia, la calle Grande y la Plaza hasta llegar a su destino. La víspera de la fiesta se debían hacer luminarias ante las casas de los oficiales y hermanos de la Cofradía, y en la puerta de la ermita, y tenían obligación de asistir a la procesión todos los cofrades, que no estuviesen ausentes o impedidos, con hachas de cera encendidas, bajo multa de media libra de cera.

Se estipulaba que se harían misas por los difuntos de la Cofradía y que los pobres de solemnidad estarían exentos del pago de las “limosnas”, que eran obligatorias para todos los demás.

Esta capilla debió quedar muy deteriorada, como la mayoría de los edificios del pueblo, los últimos días del año 1808, cuando las tropas francesas al mando del Mariscal Víctor, arrasaron Chinchón, como castigo por la muerte de cuatro soldados franceses.

En los años siguientes se debieron hacer obras de reparación de la ermita y hay constancia que en el año 1830, siendo mayordomo de la Cofradía don Felipe Rocaberti, se mandó construir una carroza para la imagen de la Virgen. Esta carroza semejaba una galera, en memoria de las que lucharon en la batalla de Lepanto cuyo triunfo se atribuyó a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario y con este motivo  el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen el título de "Auxilio de los Cristianos". Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.

A causa de las leyes desamortizadoras de Mendizábal, el día 29 de junio de 1837, al ordenarse por ley la extinción de las órdenes religiosas, el Convento de los Padres Agustinos y su Capilla pasa a propiedad estatal, y con ellos todos los objetos de valor, incluso las campanas, alhajas y muebles.
En un pleno celebrado el día 22 de julio de 1840, reunidos los representantes del partido judicial de Chinchón, acuerdan solicitar a S. A. el Regente del Reino, el edificio del antiguo convento de los agustinos para que se construya la cárcel  del partido. La solicitud es atendida en el año 1842 y desde ese momento, también la Capilla pasa a ser de titularidad municipal y se acuerda con fecha 24 de junio de 1846, que se pueda abrir al culto, siendo arreglada con las limosnas que recogió Felipe Rocaberti, mayordomo de la cofradía y ermita de la Virgen del Rosario. El Ayuntamiento autoriza a esta hermandad para que trasladen la imagen de la Virgen del Rosario a esta iglesia con la condición de que en ella se diga una misa todos los domingos y días de fiesta de precepto, condición que actualmente no se está cumpliendo.




El Eremita.
Relator independiente.