sábado, 24 de octubre de 2015

SAN MATEO Y MONSEÑOR CAÑIZARES.



Esto escribió San Mateo: (25;31,46)


31
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32
Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33
Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
35
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;
36
estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."
37
Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
38
¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
39
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"
40
Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
41
Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
42
Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43
era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."
44
Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
45
Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."
46
E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»

Y esto dijo Monseñor Cañizares:

-  ¿ Esta invasión de emigrantes y de refugiados es todo trigo limpio?

viernes, 23 de octubre de 2015

GINÉS UN CHICO MUY, PERO QUE MUY ANTIPÁTICO.


Desde muy pequeño atesoro esa fama. Hasta su mismo padre lo decía. 
- Este Ginés es un caso. Yo no sé a quién habrá salido, pero no he visto un niño mas antipático.
Y lo malo es que esa era también la opinión que fueron teniendo todos los que le conocían; aunque ya Ginés había crecido, su fama de antipático, crecía con él al unísono y, si eso fuera posible, lo superaba ámpliamente.
Ginés era de esos que se cruzaban a la acera de enfrente para no tener que saludar a los conocidos. Y el caso es que después, cuando llegaba a coger confianza, era un trozo de pan; algo duro, eso si, pero pan al fin y al cabo.
Su madre, que ya se sabe que siempre las madres son mas condescendientes y comprensivas, siempre había dicho que Ginés, no es que fuese antipático, es que era un poco tímido. Y cuando aseguraba esto, siempre aprovechaba para decir aquello de que "la antipatía era el primer síntoma de la timidez", que lo escucho una vez en la radio y lo hizo suyo para cuando tenía que justificar el comportamiento de su hijo.
En el instituto nunca fue el más popular, y a no ser por sus innatas dotes para el atletismo que le hacían conseguir las mejores marcas en todas las competiciones, nadie habría podido recordar su nombre.


Así, haciendo deporte, conoció a Edurne, quien no tardó demasiado en invitarle a entrenar juntos; porque no lo he dicho, pero Gines, además de tener ese carácter un poco agrio, era aceptáblemente atractivo para sus compañeras.
Luego creció. Pasaron los años, terminó la carrera y entró a trabajar de comercial en una multinacional; porque tampoco lo he dicho, pero Ginés que era bastante retraído y no le gustaba demasiado la vida social, había aprovechado el tiempo y dominaba cinco idiomas.
Nadie que le hubiese conocido de pequeño, ni su propia madre que le pario, le hubiera reconocido ahora haciendo su labor comercial. Parecía dicharachero, seguro de si mismo, incluso simpático; aunque posiblemente la tuviese muy escondida hasta entonces, sus jefes admiraban en el su capacidad de empatía, y de saber conectar con los clientes. 
Ya de mayor, nadie volvió a decir que Ginés era un antipático; tan solo, algunos, que era un poco tímido; y solamente los que mejor le conocían, aseguraban que mucho del mérito en esta asombrosa transformación lo había tenido Edurne, que además de entrenar con el en el instituto, ahora es la madre de sus hijos.

jueves, 22 de octubre de 2015

POR SUS PIES LES CONOCERÉIS.

A mí me gusta mirar a los ojos de mis interlocutores. Pero hay veces que te da un cierto rubor mirar a la cara a las personas con quien te encuentras, porque siempre es difícil mirar a la cara de los demás y mucho más mantener su mirada. 
Todos podemos estar de acuerdo en que la cara es el espejo del alma y no hay nada mejor que mirar de frente a los otros para Intentar conocerlos mejor.
Sin embargo también puede ser esclarecedor mirar sus pies.
La otra mañana viajaba en el metro y me dio por fijarme en los pies de las personas que se sentaban enfrente y después intentar descubrir lo que serían y lo que podrían pensar ( y todo ello sin mirar sus caras)

La primer era una joven muy limpia ella, pulcra en su vestir, con los pantalones ajustados y unos zapatos de ante. Debía ir a trabajar. Caminaba despacio y, cosa rara, no llevaba el móvil en las manos. Como casi todas las mujeres puso us bolso en el regazo y parecía ir absorta en sus pensamientos, hasta que oyó que la próxima sería su parada.


Con sus deportivas y sus vaqueros cuidadosamente rotos, la siguiente joven debía ser estudiante. Con esa indumentaria no sería lógico ir a una oficina ni a una tienda. Su bolso de lona, en el que dentro debía llevar los libros, lo había dejado debajo del asiento y no lo recogió hasta que el tren se paraba ya en la estación.


Con botines de cuero negro y pantalones ajustados de lunares blancos sobre fondo azul. El bolso sobre las piernas y aspecto relajado. Podía venir de un hospital o de hacer su turno, con la conciencia tranquila del deber cumplido; las manos entrelazadas y, aunque en la foto no se aprecia, la vista perdida en el cristal de la ventanilla de enfrente.


Esta joven, sin duda, va a la universidad. La mochila sobre las piernas, el móvil mandando el último whashapp a su amiga o a su novio, las deportivas con los cordones bien anudados y chandal bien limpio que se veía que no era para hacer deporte. Se levantó precipitadamente porque con el móvil no se había percatado que había llegado a su estación.


La última, con sus tejanos también cuidadosamente rotos, sus deportivas a juego con su mochila de colorines que había colocado junto al asiento, y su mano relajada como acariciando su pierna. Debía ir a casa de sus padres o venir hacer algún recado.


Me tuve que bajar yo porque había llegado a mi estación de destino. Ella continuaba impávida como si todavía faltasen muchas estaciones hasta que se tuviese que bajar del metro. 
A mí, ese día, se me hizo el trayecto mucho más corto que de costumbre. 



miércoles, 21 de octubre de 2015

Y DOÑA ANA, POR FIN, PUDO MORIR.



Había cumplido ya los doscientos cincuenta y seis años, y no era de las más viejas del lugar. En aquel pueblo, y nadie sabia por que, a pesar de haberlo estudiado durante años en todas las universidades del mundo, a partir de principios del siglo XX, los oriundos habían conseguido alcanzar la inmortalidad. 
Era, desde luego, un pueblo pequeño; de nos mas de cuatrocientos habitantes, pero todos ellos se habían hecho inmortales. El pueblo se llamaba Cabañuelas, pero en todo el mundo ya se le conocía como "El Paraíso". Y nada más lejos de la realidad.
Efectivamente, al principio, cuando fueron pasando los años y nadie se moría, y empezaron a llegar los periodistas, primero, y los científicos después, todos se congratulaban de ser la única excepción en toda la humanidad de tener que terminar muriendo. Luego; luego las cosas empezaron a cambiar. Y es que la vida se hacía demasiado larga. Es verdad que las enfermedades eran muy benignas; apenas ligeros constipados, algunas decimillas de fiebre, pero nada importante ni demasiado difícil de soportar. 
Y la mayoría hasta se hicieron millonarios, porque su sangre estaba muy cotizada, y los grandes potentados querían hacer acopio con el vano intento de alargar sus vidas. Aunque al principio parecía que su sangre era efectiva para alargar la vida en los otros humanos, terminaron desechando la idea y los médicos llegaron a la conclusión de que no estaba en la sangre el secreto de su longevidad. 
Aunque la decrepitud también tenía una evolución mucho mas lenta que lo que era normal en los otros humanos, la verdad es que cuando se pasaban los ciento cincuenta su aspecto ya dejaba bastante que desear. 
Lo que había crecido era el censo de población. Se construyeron muchas viviendas, de lujo la mayoría, y la vida de Cabañuelas cambió drásticamente. Las autoridades locales tuvieron que limitar el suelo edificable para evitar un crecimiento irracional y también el precio de los terrenos se puso por las nubes. Pero pronto se pudo comprobar que tampoco era el lugar la causa de este privilegio, cuando empezaron a morir los primeros que llegaron para empadronarse allí.
Y contando todo esto se me ha ido el santo al cielo y se me olvidaba contaros lo que ha pasado con la señora Ana. 
Pues nada, que la pobre ya estaba cansada de vivir y de su vida monótona y anodina, porque desde que los medios de comunicación decidieron que ya no era noticia lo de aquel pueblo, apenas si llegaba algún periodista despistado para hacerles una entrevista, y así no había quien soportase el paso de los días durante tantos y tantos años. 
Y doña Ana, como la llamaban en los periódicos, que era muy creyente, pidió a Dios que le llevase de este "valle de lágrimas" para descansar junto a sus bisabuelos que eran los últimos que habían muerto en el pueblo. Y Dios se lo ha concedido, y su deseada muerte ha sido noticia de primera página en todos los periódicos del mundo y con ella se han abierto todos los telediarios.
Yo creo que, ahora, la señora Ana, por fin, descansa en paz.

martes, 20 de octubre de 2015

SIEMPRE ES RECÍPROCO.



La antipatía, el desprecio, incluso el odio, siempre son recíprocos. Yo siempre pienso que cuando alguien me cae gordo es que yo también le caigo mal a él. No sé si será la química, la genética o las hormonas, pero todos estos sentimientos suelen ser recíprocos. No así el amor, que muchas veces suele no ser correspondido.
Y todo este exordio viene a cuento porque te encuentras a diario, tanto en los medios de comunicación y entre los políticos como en la vida real, a muchas personas que se quejan de que son odiadas o despreciadas, y achacan este sentimiento de los demás a sus creencias, a su género, a su condición o a sus ideas. Y si te detienes un poco para analizarlo, te encuentras que efectivamente, esa persona suscita en los demás esa animadversión; pero si profundizas en el análisis, llegas a la conclusión de que no es por las causas que él aduce, sino porque él odia y desprecia a todos los que no piensan como él, a los que son de distinto género o condición y, sobre todo, los que tienen ideas diferentes o no tienen sus mismas creencias.
Estas suelen ser personas que rezuman bilis en sus palabras y en sus escritos, que van repartiendo odio y menosprecio hacia los que ellos estiman inferiores, y es que se consideran poseedores de la verdad absoluta.
Un poco de todo esto se puede asignar a los nacionalistas y a los nacionalismos. Cuanto más se desprecia al otro, más desprecio se recibe. A lo mejor se empezaba a solucionar todo si nos esforzásemos un poco en demostrar un poco de aprecio y comprensión hacia los que no son o piensan como nosotros y entonces ellos también empezarían a entendernos a nosotros; porque todo, en el fondo, suele ser recíproco.

lunes, 19 de octubre de 2015

EL FESTIVAL DE CHINCHON: DONDE DIJE DIGO, DIGO...



Ayer domingo hice una "crónica" apresurada, un tanto triunfalista, del festival taurino de Chinchon. Era para compensar mi fama (infundada) de anti taurino que se me está atribuyendo últimamente. 
No estuve en el festival; estaba con el virus de moda y no pude acercarme a Chinchon, pero lo pude ver en Telemadrid. (Por cierto, espero que esta retransmisión fuera suficiente para equilibrar las cuentas del festival).
Oyendo los comentarios de Miguel Ángel Moncholi y del "maestro" Joaquín Bernardó, uno casi no tiene más remedio que hacerse antitaurino. 
Dejando aparte que el comentarista no tenía ni idea de la historia del festival de Chinchon y se fue inventando una serie de datos que poco tenían que ver con la realidad, se limitaron a "lamentarse" de la falta de apoyo de las "nuevas" autoridades políticas a lo que ellos llaman "fiesta nacional", utilizando sólo como argumento la "centenaria" tradición taurina y la gran labor docente de la escuela taurina de Madrid, mientras hacían sus consabidos comentarios de las actuaciones de los toreros como si los televidentes fuésemos unos absolutos ignorantes o estuviésemos ciegos y no viésemos lo que estaba ocurriendo en las pantallas.
Sólo para poner un ejemplo de los conocimientos históricos de nuestro pueblo que tiene el periodista taurino de Telemadrid, dijo que Frascuelo organizó el primer festival taurino a favor de los pobres (en el año 1880), como agradecimiento a las monjitas del asilo que le habían curado de las graves heridas sufridas en una capea (25 de julio del año 1863).
Sin embargo, hay que recordar que las Hermanitas de los ancianos desamparados no llegaron a Chinchon hasta el 3 de agosto de 1906.
De todas formas, hay que agradecer a los comentaristas sus esfuerzos por ensalzar la belleza de nuestra plaza (cosa evidente, por otra parte) y los grandes atractivos turísticos de Chinchon.


Pero vamos, que el festival no resultó mal; un poco aburrido, eso sí, comprobando como los que estaban en la plaza se "entretenían" comiendo gambas o consultando sus móviles. 
Y sobró también un poco de canchondeo de los comentaristas por los trofeos que se iban concediendo a los toreros.
Para mí fue una agradable sorpresa saber que tenemos un futuro torero en Chinchon, aunque es demasiado joven para haber bebido agua en la Fuentearriba, que antaño decían que era condición indispensable para llegar a ser torero famoso.
Otra novedad fue que actuaron todos los diestros que habían sido anunciados en los carteles (lo que dice mucho de los organizadores) y que la lluvia, que tampoco quiso perderse el espectáculo, fuese comedida y permitiese que llegase a su fin.


¡Ah! Y las imágenes de tele, muy buenas y con encuadres muy logrados.


domingo, 18 de octubre de 2015

ÉXITO DEL FESTIVAL DE CHINCHON.



No faltaron ni la televisión...



Ni los toreros que estaban anunciados...



Ni la lluvia...


...que al final respeto el espectáculo.
Ni el público, que llenó los tendidos y los balcones, registrando una buena entrada...


Y pudimos asistir al debut de nuestro paisano Aitor Fernández Merinero, que fue el triunfador de la tarde...


Todo, bajo la presidencia de nuestro alcalde.

 Lo dicho, ¡TODO UN ÉXITO!