miércoles, 15 de abril de 2015

DESDE LOS SOPORTALES: DOLCE FAR NIENTE


La traducción literal del italiano es “Dulce no hacer nada” y quieren decir, más o menos, que es muy agradable eso de estar rascándose la barriga tumbados a la bartola, sin hacer nada.
Y esto es lo que debieron pensar nuestras autoridades municipales desde finales del siglo XIX; porque desde entonces, cuando se creó la “Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagre y Aguardiente de Chinchón” que tanto contribuyó al progreso de nuestro pueblo, se ha ido pasando el tiempo sin haber aportado nada importante a la modernización de Chinchón.
Durante todo el siglo XX se fue dejando pasar el tiempo sólo ocupándose de ir poniendo parches a los problemas ordinarios, sin proponer actuaciones de futuro para Chinchón. Posiblemente sólo hay dos excepciones: la creación del Instituto de Enseñanza Media y la construcción del Parador de Turismo.


Durante todo este tiempo, Chinchón dejo de ser cabeza del Partido Judicial, perdió el Juzgado de Primera Instancia, el Registro la Propiedad (últimamente recuperado) y no se hizo nada para traer algo de industria que paliase la pérdida de puestos de trabajo que se iba produciendo en la agricultura.
Claro está que esta dejación mantenida durante tanto tiempo, sin hacer nada por mejorar las condiciones del pueblo, llevó a un alarmante deterioro en la arquitectura y urbanización del pueblo hasta mediados del siglo pasado que, poco después, nos trajo el premio no buscado de la llegada del turismo que encontró un pueblo viejo y destartalado, pero bello y con la pátina de un pasado histórico importante y atractivo.


Luego, las iniciativas particulares como el Festival Taurino, los primeros restaurantes, la Pasión, los Carnavales medievales, las exposiciones de pintura,etc. etc. hicieron una promoción turística importante a la que, después de algunos titubeos, se fueron uniendo las autoridades municipales y, sobre todo, las autonómicas que hicieron grandes obras de infraestructura en la reparación de la plaza y sus principales monumentos.
Pero Chinchón tiene pendientes, al menos, dos importantes carencias: La redacción de un Plan Urbanístico que complete y modifique el existente de los años 70 del siglo pasado y el problema de la movilidad que afronte definitivamente el problema del aparcamiento. En ambos casos se han ido dando soluciones parciales, pero ya es hora de afrontarlos con medidas definitivas, que con un poco de imaginación se pueden encontrar.


Ahora que va a iniciarse la campaña electoral, sería bueno que las distintas formaciones nos diesen sus propuestas para afrontar estas necesidades ineludibles para el futuro de nuestro pueblo.

También esperamos con impaciencia el resto de sus propuestas, que les rogaría se concreten lo más posible y no se pierdan en promesas etéreas que todos sabemos que no se van a realizar.

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