martes, 4 de diciembre de 2018

VERGÜENCITA AJENA.



Puede ser que ya me vaya haciendo mayor, pero muchas propuestas que veo en televisión, cada vez me van pareciendo más impresentables.  Bueno, en televisión, en la prensa y en los llamados medios sociales. No tengo Twitter, ni Instagram; aunque si tengo una cuenta oculta en Facebook, y por supuesto, este blog. Es posible, incluso que algo de lo que publico no merezca la aprobación de mis lectores, pero procuro mantenerme en los límites del decoro y del buen gusto (el mío, por supuesto).
Pero ¿ A que viene todo esto ? Os preguntaréis con razón. Pues viene a que el personal es muy dado a exponer sus “vergüenzas” tanto físicas como morales a la opinión ajena y los espectadores, al menos yo, sentimos una cierta “vergüencita” ajena cuando lo vemos.
Y no solamente son “Las Campos” las que, en un delirio de protagonismo, nos cuentan sus operaciones, sus desgracias familiares, sus relaciones sexuales y nos muestran su decadencia (me figuro que por una cuestión crematística); sino que personas anónimas, y no por dinero, publican sus fotos o las de sus familiares en Instagram o en Facebook, provocando en los demás esa vergüencita” ajena, que hace sonrojarnos en la intimidad. 
Y para mayor “inri” se exponen a recibir los comentarios de sus “visitantes”, muchos de los cuales producen vergüenza ajena (esta vez sin diminutivo), y no digamos si alguna de estas fotos o comentarios se empiezan a compartir en la red y consiguen ser “trending topic”, entonces esos selfies tan monos que nos atrevemos a hacernos, si que pueden avergonzarnos a nosotros y a todos nuestros descendientes por toda la vida.