viernes, 30 de noviembre de 2018

UN CHINCHÓN PARA EL SIGLO QUE VIENE



Vista de Chinchón en el año 1916, hace ahora 102 años.
¿Cómo será en 2118?

Pedía el otro día, en este mismo blog, que los partidos políticos que vayan a presentarse a las próximas elecciones municipales, nos adelantasen cuáles serían sus proyectos para conformar el Chinchón que desearían para el siglo XXII. 
Seguro que cada uno de nosotros tendría una opinión para contestar a esta pregunta y los resultados podrían ser muy diferentes. Yo también tengo una opinión y, sin ánimo de imponerla, sino para que pueda servir de punto de partida para un debate, me atrevo a exponerla.
Chinchón, dentro de cien años no debería pasar de los seis mil habitantes como maximo. Históricamente la población de Chinchón ha oscilado de los 3.500 a los 5.000 habitantes y sus infraestructuras están adecuadas para esta población. Un crecimiento mayor podría romper el equilibrio y podrían hacer cambiar las estructuras urbanísticas, lo que podría ser perjudicial para su principal industria que es el turismo.
Porque considero que la historia y la cultura de nuestro pueblo es una buena base para fundamentar un turismo de calidad, que se debe completar con una oferta gastronómica y hotelera que atraiga una clientela selecta que sin duda será más exigente.
Simultáneamente habrá que dotar al pueblo de unas infraestructuras de aparcamiento y optimizar su circulación para facilitar su estancia a los visitantes, pero sobre todo, hacer la vida más cómoda a sus habitantes; pues hay que ser conscientes de que las calles y plazas son de uso común y nadie puede monopolizarlo en detrimento de todos los demás.
Chinchón, por su proximidad a Madrid, puede ser también una zona residencial, para lo que habrá que potenciar el casco urbano, restaurando las casas solariegas y remodelando pequeñas zonas urbanísticas, que no rompan su armonía ni su urbanismo y desde luego, prohibiendo la construcción de bloques de pisos, puesto que con solo la optimización del casco antiguo será suficiente para absorber la población que hemos considerado como óptima. Por lo tanto, no considero que sea necesario plantear una ampliación del suelo urbano; y considero que es ahora el momento de plantear la redacción del Plan Urbanístico de Chinchón, cuando no existe la presión de una burbuja urbanística, como la que tuvimos hace unos años. 
La Vega de Chinchón es en la actualidad un problema en potencia por la invasion que viene sufriendo desde hace ya tiempo de edificaciones ilegales. La agricultura sigue necesitando esa esperada reestructuración que la llegue a hacer rentable, para poder aprovechar la ingente inversión que se realizó en su sistema de riego. Pero la solución de este problema es posible que se escape de las posibilidades reales del municipio, aunque vendría bien escuchar todas las propuestas que se pudieran aportar.
La cultura, como adelantaba, puede ser la base, unida a su historia y a su patrimonio, para el lanzamiento de nuestra oferta turística, por lo tanto sería fundamental el apoyo incondicional a todas las iniciativas particulares y colectivas que históricamente vienen desarrollándose en nuestro pueblo.
Y para terminar, por hoy, hacer hincapié que si Chinchón va a ser un pueblo turístico los principales beneficiados serán los industriales actuales y futuros que vivan de esta industria, y por tanto, serán ellos los primeros que deben contribuir para conseguir todos los objetivos que se puedan plantear para lograrlos.



Una vista de Chinchón en la actualidad.
¿No ha cambiado mucho, verdad?

Ofrezco este blog para recoger las sugerencias de mis lectores. Ya sabéis, sólo exijo respeto con las opiniones ajenas y buenos modales. Me podéis mandar vuestras sugerencias al correo electrónico que aparece en el blog.
Y, posiblemente, hagamos un Chinchón mejor para el siglo que viene, aunque algunos de nosotros no lo veamos.