martes, 16 de enero de 2018

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. CI. JOSÉ MESEGAR EL DE FILIPINAS


101.- José Mesegar Gómez. El último de los últimos de Filipinas. (Personajes)


La presencia del ejército español en Filipinas nunca había sido demasiado numerosa. En el año 1896 se produce la rebelión de los nativos, conocida “Revolución Filipina, por lo que se aumentan los contingentes llegándose hasta un total de 43.000 españoles. Uno de ellos, nuestro paisano José Mesegar Gómez. Había nacido el 10 de diciembre de 1878 y su familia no disponía de las 2.000 pesetas necesarias para librarle de ir a las milicias. 
El buque Magallanes

Así, a los 21 años, entra en quintas el 11 de septiembre de 1896, ingresando en la 4ª Compañía de Regimiento de Infantería de Castilla número 16 con guarnición en Badajoz. Apenas unos días después, por sorteo, es destinado a Filipinas y embarca en Cádiz el día 17 de diciembre de 1896 a bordo del buque “Magallanes”.
Desembarca en Manila el 25 de enero de 1987, asignado a la 5ª Compañía del Batallón de Cazadores Expedicionarios nº 9., bajo el mando del Capitán Juan Domínguez Calvo con destino en la Isla de Luzón.
En principio, la guerra de Filipinas era la lucha contra los nativos que buscaban la independencia, pero pronto se va a convertir en la guerra contra los americanos que quieren anexionarse varias de nuestras colonias, como Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Interviene nuestro protagonista en varias batallas, pudiéndose destacar la que tuvo lugar el día 4 de septiembre de 1987 en Aliaga, por el gran número de bajas que se produjeron en el ejército español.
Sirve en los destacamentos de Santa Rosa y San Fernando de Parpanga y en enero de 1898 es destinado al Batallón de Guías y Policía Rural con destino en Nueva Écija, donde el día 21 de junio de 1898 es hecho prisionero por lo tagalos.
Durante 10 días permanece encarcelado sin apenas recibir comida. Los rebeldes filipinos no disponían de medios para custodiar a sus prisioneros y deciden dejarlo en libertad en medio del campo.  
Él sólo, durante más de año y medio recorre toda la Isla de Luzón, hasta que llega Ylocos Norte el 8 de diciembre de 1899. No sabemos de las penalidades que tuvo que pasar para sobrevivir en un territorio hostil, huyendo de los nativos.
Mientras, y posiblemente él nunca se enteró, tiene lugar la hazaña más famosa que protagonizó aquella guerra, y que fue conocida como “Los últimos de Filipinas” inmortalizada por varias películas con el mismo nombre. Fue el asedio de Baler, que duró del 30 de junio de 1898 al  2 de junio de 1899. Fue la defensa de la última posición española en Las Filipinas. Durante casi un año,  54 soldados españoles  resistieron el ataque de 400 soldados tagalos desde el interior de la pequeña iglesia de Baler; aunque la guerra con los americanos ya había terminado con la firma del tratado de Paris con el que  España se había rendido a los americanos. El 13 de agosto de 1898 España capitula y entrega a USA, en el mismo tratado, las Filipinas, Cuba y Puerto Rico.
Pero volvamos a nuestro protagonista. Llega por fin a Abra donde decide entregarse a las tropas americanas, cansado ya de huir de los tagalos.
Unos meses antes, el día 29 de julio de 1899 los héroes de Baler embarcaron en el vapor “Alicante”, de la Compañía Trasatlántica y el 1° de septiembre de 1899 desembarcaron en Barcelona, siendo recibidos por las primeras autoridades españolas, dándoles los honores de verdaderos héroes.
Con los americanos llega José Mesegar al puerto de Manila el 10 de diciembre de 1899 donde es entregado a las autoridades españolas, quienes le embarcan en el Vapor “León XIII” el día 13 de diciembre de ese mismo año, llegando a Barcelona el 16 de enero de 1900; 3 años y 4 meses después de su ingreso en el Ejército. Logra contactar con Chinchón y un hermano suyo se desplaza a Barcelona para acompañarle hasta el pueblo.
Vapor “León XIII”

José es recibido en su pueblo también como un héroe, por algo era nada más y nada menos que uno de los últimos de los últimos de Filipinas; porque como él, otros muchos españoles tuvieron que vagar, solos, por Filipinas hasta que las autoridades españolas lograron repatriarlos a sus pueblos de origen.
A José, todos en Chinchón le habían dado por muerto. Eran más de tres años sin tener noticias suyas.
Solo su novia no había perdido la esperanza de volver a verle y esperaba, en silencio, la vuelta que poco a poco se iba haciendo eterna.
Las autoridades de Chinchón piensan que había que recompensar de alguna forma su heroísmo y le ofrecen la posibilidad de ocupar un puesto entre los empleos municipales. El escoge el de sereno y a ese menester se dedicó toda su vida hasta el año 1945 que se jubila.
Muere el 19 de abril de 1956 a los 78 años.




El Eremita.
Relator independiente.