sábado, 16 de diciembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. LXXXVI. HALLAZGOS ARQUEÓLOGICOS.


86.- Hallazgos arqueológicos en el territorio de Chinchón. (Cultura)

Distintos historiadores han hecho mención de diversos vestigios encontrados en los alrededores de Chinchón. En la Fuente Pata aparecieron diversas monedas correspondientes a la época de Tiberio César y que también se encontraron en diversas casas de la propia población al tirar unas tapias, aunque no se sabe si se enterraron allí originariamente o fueron escondidas con posterioridad.
No se han conservado ninguna de estas monedas, aunque a ellas también hacía mención don Miguel Ramón Linacero,  en las contestaciones al cuestionario del Cardenal Lorenzana, a finales del siglo XVIII. En este mismo documento describe una lápida sepulcral con una inscripción romana, que por aquella época se utilizaba como dintel en una puerta de la plaza mayor, y que había sido descubierta en la vega de Chinchón; con una inscripción latina que decía:
D.M.S. (Diis manibus suis)
AEMILIUS FAUSTUS  AEMILIAE PIAE USORI  INDULGENTISSIMAE ET SIBI VIVUS FACIENDUM CURAVIT.
Esta lápida está dedicada a los dioses familiares (manes) y en ella se dice que “Fausto, estando aún vivo se cuidó que se hiciese (el sepulcro) para su piadosa e indulgentísima esposa Emilia y para él mismo”.
Esta inscripción latina fue catalogada por el historiador y lingüista alemán Hubner con el número 3071 en el segundo tomo de su Corpus inscripcionum latinarum. Con el número 3069 también catalogó otra lápida encontrada en Titulcia de características similares.

El siglo pasado se encontró en el paraje de las Eras de Villaverde, de la Vega de Chinchón, un sarcófago romano, labrado en una sola pieza de piedra con una gran losa como cierre, que no tiene ninguna inscripción y que el catedrático don Manuel Criado del Val, dató en el año 120 de nuestra era. Está depositado actualmente en la Casa de Cultura "Manuel Alvar" donde se puede contemplar.

No obstante, por los restos que, como hemos dicho, se encontraron en la vega del Tajuña, se podría aventurar que en esta época hubo diversos asentamientos a lo largo del río, al amparo de la guarnición militar de Titulcia, aunque suficientemente separadas de ella. También es posible que en esta época se pudiese formar algún pequeño núcleo de población en la actual ubicación del pueblo, precisamente para huir de la cercanía de las tropas romanas y de los que transitaban las calzadas, que a menudo saqueaban los asentamientos civiles de los alrededores para conseguir alimentos y frecuentemente eran portadores de enfermedades contagiosas.
Recientemente, en octubre de 2009 se producía un importante hallazgo arqueológico en nuestra vecina Titulcia. Después de estar casi 25 siglos oculta, el equipo de arqueólogos encontró esta pieza en el interior de un edificio, que podría ser un templo, en una pequeña fosa excavada en el suelo. Aunque estaba en unas condiciones de conservación bastante buenas, hubo que tratarla en el Museo Arqueológico Regional, restaurarla y estudiarla para su correcta adecuación. Los vecinos de la población han sido los primeros en admirar este tesoro que tras su exposición en la casa del Ayuntamiento del pueblo, pasará a formar parte del Museo Arqueológico Regional.
Se trata de un descubrimiento arqueológico único en España. La 'Medusa de Titulcia', se trata de un plato ceremonial (pátera), de 18 centímetros de diámetro, con iconografía helenística y realizada en plata y oro. Muestra una cabeza de medusa (animal mitológico, aparentemente una cabeza de felino), adornada con serpientes y posiblemente perteneció a la tribu prerromana de los carpetanos, un pueblo extendido por la zona de la meseta sur de la Península.

La singularidad de la pieza radica en ser la única de estas características hallada en España, además de por sus materiales y la ornamentación que presenta. Se trata del primer hallazgo de este tipo que se produce en una excavación científica desarrollada por la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad durante seis años en la localidad de Titulcia, con una inversión de 100.00 euros.
Durante el acto de presentación, que contó con la presencia de la alcaldesa de Titulcia, Fuencisla Polinero, del director de la excavación, José Polo, y de numerosos vecinos de la localidad, González ha aclarado que este yacimiento puede ser "sin duda" uno de los grandes yacimientos de la época "para conocer el valor que probablemente tengan las piezas y lo que puede aparecer en las investigaciones".


El descubrimiento se ha producido en el yacimiento arqueológico de El Cerrón, dentro de unos trabajos de investigación iniciados en 2005 con la colaboración del gobierno regional y el ayuntamiento de Titulcia.

Después de los romanos, por los territorios de Chinchón debieron pasar los visigodos y posteriormente los árabes, pero de ellos son muy escasos los restos que nos dejaron.

Concretamente del paso de los árabes, en el cuestionario que solicitó el Cardenal Lorenzana se hace  mención a monedas que habían aparecido en una casa de Chinchón, pero esto no demuestra nada, ya que pudieron ser guardadas por alguien que las encontró y no necesariamente en Chinchón.

Textualmente se dice en el cuestionario: "Los moradores (de Chinchón) lo habrían conquistado a los moros. Donde hicieron grande asiento por la hermosura de sus vegas y del cual luego tomaron posesión, pues en otra moneda que conserva el párroco, y se halló en un sepulcro de moros, consta que vivían aquí a principios del siglo XI, pues dice por el anverso de este modo: "Dios es uno, simple y sin compañía", y por el reverso "Almotad, emperador de los fieles", el cual era califa en España y empezó a reinar el año de mil y veinte y seis de Nuestro Señor Jesucristo, cuatrocientos diecisiete de la Hégira."

También se ha hablado de la influencia árabe en la construcción de lagares y alquitaras que hay en algunas casas de labor en el pueblo, pero éstas bien pudieron ser construidas mucho después,  y si tienen influencia árabe es porque muchos de ellos quedaron en la zona hasta su destierro por los Reyes Católicos, como se demuestra por la relación de habitantes del Concejo de Chinchón que se hizo en el año 1480.




El Eremita.
Relator independiente.

viernes, 15 de diciembre de 2017

NACIMIENTOS POPULARES MEXICANOS EN CHINCHÓN.


BELENES DE LA COLECCIÓN ALVAR EZQUERRA:

Por segundo año consecutivo, tenemos el placer y el honor de exponer una parte de nuestra colección en esta Casa de Cultura “Manuel Alvar” gracias, de nuevo, al apoyo y a la generosidad del Excmo. Ayuntamiento de Chinchón. Si la exposición del año pasado quiso ser un minúsculo homenaje a los “Magos de Oriente”, este año queremos dedicar la muestra a los nacimientos populares de México. Muchas razones hay para ello pero la más importante es el vínculo afectivo que ha unido a nuestra familia con esa nación. México siempre trató a nuestros padres con un afecto extraordinario; en su artículo titulado “Carta a los niños mexicanos”, Manuel Alvar recordaba el amor que sentía por México: “(…) porque gasté –y con cuánto rédito los recogí- muchos días de mi vida en amar a vuestro país y a vuestras gentes.”
La tradición del nacimiento fue llevada a México-Nueva España por los primeros frailes franciscanos que llegaron con objetivos misioneros, y el nacimiento fue un elemento más en esa labor. En un primer momento se trató de “nacimientos vivos” a guisa de representaciones teatrales en las que participaban los propios indígenas recién catequizados. Una de las más antiguas probablemente se representó en Cuernavaca en la década de los años treinta del siglo XVI. Fray Pedro de Gante, en la escuela que fundó en Texcoco, preparó a los artesanos indígenas en la elaboración de figuras para las procesiones y nacimientos. Al principio, se trataba de figuras que seguían los modelos europeos. La costumbre de hacer figuras para el Nacimiento está documentada desde 1594 cuando las religiosas del monasterio de la Encarnación comenzaron a modelar figuras en cera.
El gran auge del nacimiento mexicano popular hay que situarlo en el siglo XIX; ese es el momento en el que se desarrollan las figuras populares costumbristas, se integra la figura del diablo de pastorela y el colorido típico de la estética artesanal mexicana. Son figuras muy coloreadas de “pastores”, que pueden ser, más que cuidadores de ganado, floristas, campesinos y pescadores que llevan sus ofrendas al portal rodeados de patos, cisnes, cochinos, conejos, guajolotes (pavos), palomas, ranas, peces y ardillas, y desde luego también borregos y cabras, de tamaños múltiples, y variopintos colores muy intensos. Hoy en día se elaboran nacimientos artesanales y con objetivos artísticos en una inmensa cantidad de materiales: madera, cerámica, fibras vegetales, vidrio, metal, papel maché, tela, hojalata, etc… Así, además de los muy comunes Nacimientos de barro policromado, en Oaxaca se hacen de barro cocido, madera pintada con anilinas y algunos efímeros con rábano largo; en Michoacán se hace con “panicua” (paja de trigo); en el Estado de México, en Metepec, con “pastillaje” de barro, siguiendo el estilo de los “árboles de la vida”; en Puebla se elaboran de palma tejida, y en diversos lugares se hacen de tomoxtle u hoja de maíz.

Muchos de los nacimientos aquí expuestos los trajeron nuestros padres desde ese país hermano y detrás de cada uno hay una pequeña historia. Santiago Metepec, Santa María de Atzompa, San Bartolo de Coyotepec, Ocotlán de Morelos, Tonalá, San Pedro Tlaquepaque… Con esta pequeña exposición queremos transmitir una idea de lo que es la abrumadora e inabarcable artesanía de México representada a través de sus nacimientos populares y la riquísima imaginación de sus artesanos, y nuestro más profundo afecto a esa gran nación.


Esperamos que la muestra de este año sea un gran éxito, como ya lo fue la exposición del año pasado.
Una buena ocasión para acercarse a la Casa de Cultura "Manuel Alvar" en estas vacaciones navideñas.

Inauguración: domingo 17 de diciembre a las 12:30 h.

¡NO OS LO PODÉIS PERDER!

jueves, 14 de diciembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. LXXXV. TOMA DE POSESION DEL SEÑORÍO DE CHINCHÓN


85.- Toma de posesión del Señorío de Chinchón por los “Marqueses de Moya” (Historia)

Por Previsión despachada por los Reyes Católicos, don Fernando y Doña Isabel en Toledo, a 9 de junio de 1480, asometida a Francisco González de Sevilla, escriban mayor de Rentas del Reino, le mandaron apartar y eximir de la tierra, término u jurisdicción de la Ciudad de Segovia “mil doscientos vasallos contados en los lugares de Chinchón, Valdelaguna, Villaconejos, Bayona, Ciempozuelos, Seseña y San Martín de la Vega, que eran del Sexmo de Valdemoro. con todos sus términos, prados y aguas corrientes y estantes y que lo que no cupiere en dichos lugares hasta el cumplimiento de los referidos 1200 vasallos, los contase en los términos de la tierra de la Ciudad de Segovia cercanos a dicho sexmo, en cuyo cumplimiento parece que el expresado Francisco González de Sevilla segregó de la Ciudad de Segovia y tomó posesión para la Corona de los lugares de Valdelaguna, Chinchón, Villaconejos, Bayona, San Martín de la Vega, Ciempozuelos, y Seseña, en el sexmo de Valdemoro y en el de Cobarrubios de Moraleja de Enmedio, Moraleja Mayor, Serranillos, La Cabeza, La Zarzuela, La Puebla de Mari-Martín, Tiracentenos, Sacedón, Cienvasallos, Odón, Veguilla de Sagrilla, Brunete y Quijorna con todos los términos, tierras, pastos y pertenencias de todos y cada uno de los dichos lugares, y los hizo villas y contó sus vecinos y ejecutó todo lo demás que se le mandaba por dicho despacho.

Igualmente consta por dicho testimonio que los Reyes Católicos hicieron merced perpetua a los referidos marqueses de Moya en Toledo, a 20 de Julio de 1480, de todas las dichas villas, vasallos, Señorío, Jurisdicción, términos, tierras, montes, pastos, dehesas, ejidos, aguas y todo lo demás contenido en la merced del empeño de que habían tomado posesión por el referido Martín de Alarcón”.


Con esta cesión, la vida municipal de Chinchón perdía la unión con los demás pueblos de la Municipalidad de Segovia. Con esta segregación el Ayuntamiento de Ayuntamientos del territorio jurisdiccional de Segovia sufrió un gravísimo quebranto. 
La segregación y desmembramiento comenzó en el lugar de Valdelaguna el 16 de junio de 1480, personándose el escribano Francisco González de Sevilla quien ordenó que se reuniera el Concejo para dar lectura a la provisión real. Los alcaldes juraron que contarían los vasallos del lugar, excepto viudas, clérigos e hijosdalgo. Fueron recorriendo las calles del poblado como prueba de posesión y recontando a los vecinos "eximidos" de la jurisdicción de Segovia, alcanzando la suma de 66 vasallos para pasar a la jurisdicción de los Reyes y de la Corona, desposeyendo a los alcaldes y cargos de justicia de sus mandos y nombrando en su lugar a los nuevos alcaldes a los que recibió juramento.

Desde Valdelaguna se trasladó el escribano a Chinchón para cumplir lo que tenía ordenado. De este acto se levantó la siguiente acta que obra en el archivo municipal:

“En Chinchón a diez y seis días del mes de junio del año del Señor de mil cuatrocientos ochenta, en este dicho día, estando ayuntados a concejo en el cementerio de la Iglesia que dicen de Santa María de dicho lugar donde está un olmo, el Concejo, Alcaldes y Alguacil, Regidores y hombres buenos, vecinos del dicho lugar habiendo sido llamados a campana repicada según se han acostumbrado, conviene a saber: Bartolomé Sánchez Delgado, Bartolomé Sánchez Prieto, Alcaldes del dicho lugar, Joan Poxil, Alguacil, Francisco Montero, Andrés el de García Romero y Miguel Pastor, Regidores, y Alfonso Sánchez de las Heras y Alfonso Sánchez Sesmero y Andrés González, hijo de Juan González y Rodrigo Díaz, hijo de Pedro Sánchez y otros vecinos de dicho lugar, estando presente el dicho Francisco González, en presencia de mí el dicho Gómez Arias, escribano y de los testigos de yuso escritos, luego el dicho Francisco González mostró y me hizo leer a mí, el dicho escribano, la dicha carta de los dichos Rey y Reina, suso incorporada y asiéndola, dijo que requería y requirió a lo suso dichos Concejo, Alcaldes, Alguacil, Regidores y hombres buenos de este dicho lugar de Chinchón, que cumpliesen la dicha carta como según en ella se contenía y so las penas en ella contenidas y luego el dicho concejo, Alcaldes, Alguacil y Regidores y hombres buenos del dicho lugar Chinchón, dijeron que la obedecían y obedecieron la dicha carta, poniéndola los dichos Alcaldes sobre sus cabezas por sí y por todo el dicho concejo con la mayor reverencia que podían y debían como carta de sus Señores Rey y Reina y Señores naturales a los cuales Dios mantenga y deje vvivir y reinar por mucho tiempos y buenos. Amén.
Y cuanto al cumplimiento de ella que están prestos de lo cumplir, pero que querían consultar con sus Altezas lo en dicha carta contenido y luego el dicho Francisco González mandoles que luego hiciesen el juramento en la dicha carta contenida cuales dichos Alcaldes lo hicieron y el dicho Francisco González recibió de ellos. El dicho Francisco González  lo mismo juró sobre la señal de la Cruz y de las palabras de los santos cuatro Evangelios en forma de derecho que todos tres, los dichos Alcaldes, el dicho Francisco González con ellos contaron los dichos vasallos y vecinos y moradores en el dicho lugar como según que por la dicha carta los mandado  no haciendo coensión algunos en dicho oficio y cargo de contar de los dichos vasallos y ni otros sean de algunos testigos que a ello presentes Pedro de Villaseca, Juan, hijo de Alfonso Ruiz, Gonzalo, hijo de Alfonso Sánchez el rico, vecinos de dicho lugar de Chinchón, y luego los dichos Alcaldes  con el dicho Francisco González juntamente con ellos, ya el dicho escribano, anduvieron los dichos Alcaldes con el dicho Francisco González por las calles de dicho lugar, y, sin los clérigos y fidalgos que en el dicho lugar viven, y fallaron que viven y moran en dicho lugar los vecinos siguientes:”


A continuación se detallan los nombres de estos vecinos y continúa diciendo que contados los anteriores vasallos, sin contar los clérigos ni los hidalgos, resultan ser doscientos ochenta y uno, siendo testigos del recuento Gonzalo López de la Fuente, Juan de las Heras y Juan González Xarada, vecinos de Chinchón.

En esta relación se van indicando los nombres de cada uno de estos vecinos y en algunos casos se dice su procedencia y su oficio. Así vemos que en el censo de la población hay moros y judíos, y procedentes de otros lugares de la comarca. Entre los oficios relacionados, se encuentran sastres, ferreros, pastores, escribanos, zapateros, albañiles, criados, tejedores, pregoneros, canteros y cantareros. Al no decir el oficio de la mayoría se puede entender que eran agricultores, ya que este oficio no se atribuye a ninguno. A varios de los relacionados se les da el calificativo de pobres. En esta relación no aparecen nombres de mujeres, por lo que se puede deducir que el censo era de cabezas de familia. Hay una excepción y se nombra a María de Pedro Fernández, diciendo que está su marido en Toledo y ella vive en Chinchón, pero dice que no pecha. En muchos casos se detalla el parentesco y relación entre los censados. No se trascribe esta relación porque no aporta información sustancial a esta crónica; no obstante, si alguien está interesado en conocerla puede encontrarla en los libros escritos por Paulino Álvarez Laviada y Narciso del Nero.

Seguidamente, Francisco González Sevilla, en presencia del escribano y de los testigos y estando presentes el Alguacil y los Alcaldes, manifestó que en nombre del Rey y de la Reina eximía y eximió el lugar de Chinchón de la Ciudad de Segovia y de su término y jurisdicción para que estuviera por sí y sobre sí “para los dichos Rey y Reina nuestros Señores y para su Corona Real. Y que haya en el dicho lugar de Chinchón horca, picota y cepo y todas las otras insignias jurisdiccionales, ansí como un lugar por sí y sobre sí, exento y no sujeto a la dicha Ciudad de Segovia”.

Acto seguido, manifestó que tomaba posesión de estas tierras para los Reyes y tomó las varas de los alcaldes y alguacil y ratificó como alcaldes del lugar de Chinchón a Bartolomé Sánchez Delgado, Bartolomé Sánchez Prieto y nombró alguacil a Gonzalo de la Fuente, y “mandolos que esasen los dichos oficios de alcaldes y alguacilazgo en el dicho lugar de Chinchón con sus términos, oyendo los pleitos ansí civiles como criminales de cualquier suma y calidad y ministerio que sean y librándolos e ejerciéndolos en todas cosas la jurisdicción civil y criminal, alta y baja, mero y mixmo imperio de los Señores Rey y Reina”, y los nombrados recibieron las varas de su mano para usar y ejercer su jurisdicción.

Después les tomó juramento y nombró escribano del lugar a Juan González Xarada y a Juan de la Cámara, y luego, señalando un cerro que llamaban de Salazar Ruiz, entre los caminos de Morata, Casasola y Bayona, a unos quinientos metros al noroeste de la población, mandó poner en él, en señal de jurisdicción independiente de Segovia, una horca pública que fue colocada en presencia del escribano, ante los nuevos alcaldes, alguacil y los testigos Rodrigo de Vargas, clérigo, Pascual de Villacastín, Alfonso de Hita, Gonzalo, hijo de Pascual Sánchez Abadejo y Juan Roldán.

Señaló como picota un álamo blanco grande que estaba en la plaza, en tanto que se mandaba colocar en esta plaza la picota pública. Nombró pregonero y portero del lugar a Alfonso Sánchez Serrano, a quien ordeno que en medio de la plaza y ante mucha gente, hechase un pregón haciendo saber que incurría en pena de muerte y confiscación de bienes cualquier persona, de cualquier estado y condición que fuese, que osase “quitar ni derribar en público ni escondido la horca pública que estaba en el cerro cabeza cunil”, y que el lugar de Chinchón queda exento de la jurisdicción de Segovia y quedaba para la Real Corona.

Vemos cómo el representante de los nuevos señores nombra a los  alcaldes y alguacil, pero no así a los regidores, jurados y fieles; sin duda porque éstos debían ser elegidos por los vecinos ya que estos cargos tenían un carácter puramente administrativo.




El Eremita.
Relator independiente.

martes, 12 de diciembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. LXXXIV. LOS PÓSITOS.


84.- Los Pósitos. (Cultura)

Los Pósitos eran organizaciones a las que los fundadores dotaban con trigo, con el que se hacían préstamos a los agricultores para la siembra. Ellos lo tenían que devolver cuando realizaban la cosecha con un rédito de medio celemín por fanega, es decir, por cada dieciséis kilos recibidos, tenían que devolver dos más y posteriormente, a partir del año 1615, el tipo de interés se estableció en el pago de un real por fanega. 

Este trigo se almacenaba y con él se iba haciendo pan cuando había carencia y se repartía entre los "pobres vergonzantes", según se indicaba en un acuerdo del Concejo del año 1663. Con los beneficios que se obtenían se compraron almacenes o paneras, con lo que el capital de estos pósitos llegó a ser importante.

La madre del III conde de Chinchón, don Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, doña Mencía de la Cerda y Mendoza, en su testamento firmado en Madrid el día 30 de abril de 1597, crea un pósito en favor del pueblo de Chinchón.

En Chinchón, hubo tres, el primero llamado del Rey, concejil o público, constituido, a finales del siglo XVI, por el pueblo y administrado por el Concejo; un segundo, el mencionado de doña Mencía, dotado con quinientas fanegas de trigo, dejando la administración al cura párroco, alcaldes y regidores de la Villa; y un tercero, posiblemente el primero en su creación, creado por el cura Beltrán del Castillo, dotado con trescientas fanegas de trigo y administrado por el Concejo.
Estos tres pósitos se fundieron en uno solo en el año 1792 y quedó prácticamente extinguido en el año 1836, cuando hubo que entregar trigo y dinero, a título de préstamo, a la Diputación Provincial y a la Comisión de Armamento y Defensa para la movilización de la milicia nacional, sin que se llegase a reintegrar estas cantidades. En el año 1855 aún se adeudaba al Ayuntamiento la cantidad de sesenta y siete mil setecientos cincuenta y cinco reales.




El Eremita.
Relator independiente. 

domingo, 10 de diciembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. LXXXIII. CHINCHÓN EN EL SIGLO XVII


83.- Chinchón en el siglo XVII. (Historia)

A finales del año 1607 muere Don Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla y su hijo don Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, hereda la mayoría de sus cargos y, con apenas 18 años, se convierte en el IV Conde de Chinchón.

Unas de sus primeras ocupaciones fue continuar las obras que había iniciado su padre.

Las obras del Monasterio e Iglesia de la Inmaculada Concepción habían comenzado en el año 1597, aunque un año antes existía un proyecto y un contrato en el que el maestro de cantería Juan de Bozarraiz, se comprometía a realizar la obra del Monasterio de Chinchón. Este proyecto había sido realizado por Nicolás de Vergara el Mozo, quien también participó en el de la Iglesia de la Piedad y otras importantes obras, y era maestro mayor de la Catedral y Arzobispado de Toledo.


El sábado día 11 de agosto de 1621, Don Luis Jerónimo, ya con 32 años, contrae matrimonio con doña Ana Álvarez de Osorio y Manrique, viuda de don Luis de Velasco, marques de Salinas del Río Pisuerga. Era la hija de Pedro Álvarez Osorio, 8º marqués de Astorga, 9º conde de Trastamara, 7º conde de Santa Marta, señor de Villalobos, caballero de la Orden de Calatrava y Comendador de Almodóvar, Su madre, Doña Blanca Manrique y Aragón. Poco más de cuatro años duró el matrimonio porque doña Ana falleció el día 8 de diciembre de 1625.
Al año siguiente se termina la construcción de la Iglesia de la Piedad de Chinchón que se había iniciado en el año 1534. Fueron, por tanto, 92 años los que duraron las obras. El coste total de la Iglesia fue de 3.966.408 reales, de los que 2.203.859 fueron pagados por el común de los vecinos, y 1.762.549 reales, por los condes y el arzobispo de Zaragoza, don Andrés Fernández de Cabrera y Bobadilla.

A la construcción de la nueva iglesia también contribuyeron las distintas cofradías que existían en la villa, entre ellas la Hermandad de los Coronados o Cofradía del Corpus Cristi.
En el año 1579 se procedió a la instalación de un reloj construido por el relojero de la Puebla de Montalbán, Gaspar de Rojas, que costó 22.100 maravedíes, y se colocó en una casilla expuesta a todos los vientos, a los pies de la iglesia nueva.
En el año 1626, el día 20 de septiembre, los frailes del antiguo Monasterio de Nuestra Señora del Paraíso que fundaron los primeros señores de Chinchón, don Andrés de Cabrera y doña Beatriz de Bobadilla, después de casi un siglo y medio, deciden abandonar el antiguo edificio que se encontraba en muy malas condiciones.

Los frailes, antes de tomar esta decisión, habían hecho diversas gestiones para solucionar esta situación y al no encontrar ayuda del Condado, se trasladan con el Santísimo Sacramento a unas casas que les cede García Díaz de Lianagato, en la calle de los Huertos, cerca de la Puerta de la Villa.

Enterado de lo ocurrido, el Corregidor Ximenez de Orozco se presentó con una Real Providencia del Rey Felipe IV, firmada en Madrid el día 15 del mismo mes, a petición del Señor Conde, prohibiendo fundar un nuevo convento.
De esta época es también la construcción de la ermita de Ntra. Sra. de la Misericordia, en la Plazuela del Pozo, edificada como capilla del hospital fundado por don Diego Recio García para la curación de enfermos pobres, al que después haremos mención.

También se debió construir en estas fechas una pequeña ermita, entre los caminos que van a Valquejigoso, en el sitio conocido como “Pozo de las Nieves”, y por lo tanto, muy cerca del castillo, para la Cofradía de la Virgen del Rosario, cuya advocación había proclamado el Papa Pío V, en el año 1571, para agradecer a la Virgen su intercesión para lograr la victoria contra turcos en la Batalla de Lepanto.

Como se puede deducir por todo lo anterior, durante el primer tercio del siglo XVII, debió haber en Chinchón una gran actividad, por la gran cantidad de obras importantes que se estaban realizando, lo que garantizaría el trabajo para todos sus habitantes y otros muchos especialistas que vendrían a trabajar a nuestro pueblo que iba creciendo alrededor de su plaza mayor y donde iban fijando su residencia los hidalgos representantes de familias como los Zurita, los Calva y los Álvarez Gato, de los que todavía hoy se conservan sus escudos de armas en las casas donde vivieron.

Como se ha indicado antes, Chinchón en aquella época tenía unos mil trescientos vecinos, y conocemos por un documento (signatura1804) del Archivo Histórico de Chinchón, un censo de población ordenado según las profesiones de los cabezas de familia.

Según este documento la actividad que más personas ocupaba era la de zapateros, ya que había 11 artesanos del calzado y 10 zapateros de viejo. Se dedicaban a la actividad de los paños, 18 familias, entre tratantes, tundidores, tejedores y cardadores. Dedicados a la construcción, había 14 peones de albañil, 5 yeseros, y 2 fabricantes de ladrillos. En el comercio, 10 mercerías, 2 tratantes de seda y cordobán, 7 manipuladores (cortadores) de carne y pescados, y 1 matador de cerdos. Había también 8 maestros y 8 oficiales dedicados a la fabricación de jabones; 2 confiteros; 1 cerero; 5 herradores y albéitar (veterinarios); 3 jalmeros y albarderos; 3 esquiladores; 2 alpargateros; 2 esparteros; 3 carreteros; 1 tornero; 2 latoneros; 9 hortelanos; 7 boteros y medidores de vino; 5 mesoneros; 5 tambores (dos de ellos ejercían también como maestros de danza); 1 pastelero y 1 maestro de niños. Recoge este censo que había trabajado en el pueblo un total de 35 forasteros, algunos de ellos acompañados de sus familias.

Como se puede observar, en este documento no aparecen las personas que se dedicaban a la agricultura ni tampoco se recogen los hidalgos, clérigos, militares, funcionarios ni sirvientes.

Sin conocer la fecha exacta, Don Luis Jerónimo compró a la Corona los derechos de Fiel Medidor, Pesos, Medidas y Correduría, en el precio de mil ducados; derechos que pasaron en propiedad al Cabildo de Capellanes de la Capilla de la Piedad y Comunidad de religiosas franciscanas de esta villa, en tiempos de su hijo y sucesor don Francisco Fausto, y terminaron en poder del Concejo ya en el siglo XIX.

Además de los pósitos, hubo en Chinchón diversas fundaciones benéficas y religiosas, en las que intervinieron los condes, el Concejo y personas particulares que por diversas causas quisieron contribuir, con sus limosnas, a remediar las necesidades de los menesterosos.

Fueron varios los hospitales que se fundaron en Chinchón por iniciativa particular.

A principios del siglo XVII fundo un hospital el Capitán don Juan González de Villafuerte, que fue vecino de Chinchón y residió después en la ciudad de Potosí (Perú). D. Diego de Recio y García, había fundado el hospital de la Misericordia para la curación de enfermos pobres. Estaba este hospital en la calle de la Tahona, a la espalda de la ermita de la Misericordia.

Estos dos hospitales se unificaron y en el año 1782, por acuerdo de sus patronos, y al no disponer de fondos para atender el hospital se redujo la fundación a pagar una capellanía y hacer diversas limosnas a los pobres y posteriormente sólo quedó dinero para mantener la conservación de la ermita de la Misericordia.
Entre las fundaciones religiosas podemos encuadrar la construcción de la ermita de San Roque. No tenemos constancia de cuando se adoptó la decisión de nombrar a San Roque como patrón del pueblo. Sin duda esta decisión fue tomada por ser el santo protector contra la peste que había azotado años antes toda Europa. Con este motivo se fundó en su honor una pequeña capilla a la salida occidental del pueblo, de dimensiones muy pequeñas, ya que “apenas cabía el clero y muy pocos fieles”. Después, el 4 de abril de 1668 el Concejo decidió hacer otra más capaz, por no ser posible ensanchar la antigua por ser esquina a dos calles principales que tenían gran tránsito. Se compran unas casas que lindaban con la ermita por el precio de doscientos ducados, se derriban y se construye la nueva ermita. Las obras se realizan en parte con las limosnas de los vecinos, pagando la villa el resto con cargo a sus propios y rentas.



El Eremita.
Relator independiente.