domingo, 20 de agosto de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN XXVII. EL CASTILLO DE CHINCHÓN.


Recreación del castillo según un dibujo de Iñigo Álvarez de Toledo.

27.- El Castillo de Chinchón (Monumentos)

Otro de los monumentos más representativos de Chinchón es el Castillo de los Condes. Este monumento que espera pacientemente que se le busque un destino acorde con su prestancia, ha tenido infinidad de utilidades, muchas de ellas no demasiado dignas de su categoría. 
Fue fábrica de anisados, restaurante, vestuario deportivo cuando su plaza de armas se convirtió en campo de futbol, lugar de expolio de donde se sacaban materiales de construcción y pasto de las llamas en varias ocasiones. Su trazado actual, que nos recuerda a fortificaciones fronterizas, se levantó como fortaleza residencia del III Conde de Chinchón, sobre las ruinas del antiguo Castillo que levantaron los Señores de Moya con autorización de los Reyes Católicos al crearse el Señorío de Chinchón y que fue destruido por los Comuneros.
El Castillo de Chinchón ha sido testigo, desde su atalaya, de las distintas invasiones que ha sufrido Chinchón, y él mismo ha sufrido las consecuencias de la codicia de los invasores.
Cuando en el año 1480 los Reyes Católicos autorizan a los Señores de Chinchón a construir un castillo en Odón y otro en Chinchón, estaban haciendo una excepción a la norma que ellos mismos dictaron, según la cual ordenaban a los nobles desmochar sus castillos.

Pero es posible que el castillo de Chinchón pudiese existir anteriormente. En un documento fechado en la Ciudad de Burgos, a 7 de junio de 1475, firmado por el escribano Fernán Dálvarez, en nombre de los Reyes Católicos, se reconocen los servicios prestados a los Monarcas a los hermanos Francisco y Pedro Díaz de Ribadeneira en la defensa de la fortaleza de Chinchón contra sus enemigos en la guerra de sucesión entre los partidarios de Juana la Beltraneja y de su tía Isabel. Según esta información ya existía una fortaleza o castillo en la misma ubicación, que bien pudo ser construido por los Caballeros Quiñoneros, cuando llegaron a Chinchón a principios del siglo XIV, por lo que los Señores de Moya se pudieron limitar a restaurar y, posiblemente, ampliar la edificación ya existente.
No obstante, hay que aclarar que el castillo actual nada tiene que ver con el de aquella época.


Ruinas de parte de la torre del homenaje.


Aquella fortaleza, según cuentan algunos cronistas, debió ser de traza gótica, de tamaño más pequeño que el actual: "un baluarte cuadrilongo con cubos angulares a base de escarpas, a medio kilómetro escaso al mediodía de la población". La primera constancia documental de la construcción de esta fortaleza está en un acta notarial de 26 de marzo de 1500, en la que se indica la presencia del Alcaide del castillo don Gonzalo Sánchez de Cortinas.

Además de la fortaleza propiamente dicha, tenía a su alrededor una muralla almenada, también flanqueada por torreones, que cercaba el castillo por el norte, este y oeste, es decir, toda la parte superior, dejando en su interior el muro y torreones de la plaza de armas.

Pero el castillo de los Señores de Chinchón tuvo una vida no demasiado larga, puesto que sería destruido en el año 1521 por los Comuneros que llegaron desde Segovia, aprovechando que el recién nombrado primer conde de Chinchón luchaba junto a su hermano en el Alcázar de Segovia.
Subterráneos del castillo.

El castillo fue totalmente arrasado y permanecería en ruinas hasta que el biznieto de don Andrés y doña Beatriz, lo volviese a reconstruir, entre los años 1590 y 1598, quien dice en su testamento que llevaba gastados cincuenta mil ducados sin haber salido de los cimientos.

Y este es el castillo, aunque hoy prácticamente en ruinas, que hizo  el III Conde de Chinchón don Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla.

Detalle de los subterráneos del castillo.


La tipología del castillo es la propia de las fortalezas de la Edad Media, adaptada al uso de la artillería. Por ello tiene un zócalo ataludado para prevenir la colocación de minas por los zapadores, escasa altura para ofrecer menos blanco a los proyectiles y troneras para las bocas de los cañones. Circunda interiormente todo su perímetro una galería para la instalación de las piezas de artillería, con troneras cada dos metros, que actualmente están cegadas por materiales de derribo, ya que las piedras que las ahormaban fueron saqueadas. La parte exterior de estas troneras estaban rematadas en pequeños ventanales con cerco de sillería, a la altura de la terminación del zócalo en forma de talud.
Aquí podemos admirar sobre la puerta de entrada el Escudo familiar de los Fernández de Cabrera y Bobadilla.
Vista panorámica de Chinchón desde la plaza de armas del castillo.

Sin embargo el castillo sólo permanecería intacto hasta la guerra de Sucesión. En el mes de agosto de 1706 el ejército del Archiduque Carlos, al mando del Marqués de las Minas, llega al término de Chinchón, donde ocasionó grandes daños en el pueblo y en las propiedades de los condes, tanto en el Castillo como en el Palacio, que desde entonces quedó prácticamente destruido.

Un siglo después, en 1808, durante los tres días de asedio a Chinchón, sufrió el expolio y el incendio de la Brigada Polaca, al mando del mariscal Víctor.

Finalmente,  el castillo sufrió un incendio en la parte noroeste a consecuencia del almacenamiento de cáñamo. 
A partir de entonces, parte de sus materiales se aprovecharon en la reparación de caminos, cercas y casas. Su último uso en el pasado siglo, fue como fábrica de licores, sufriendo un nuevo incendio.
El grupo principal de estancias estaba en la zona noroeste, donde tenía hermosas habitaciones. En esta área se encontraba también la cocina por la presencia de una gran chimenea. En esta esquina se emplazaba la que podía ser, a modo de torre del Homenaje, que se dividía en tres cuerpos y remataba en cuatro capiteles de pizarra. El resto tenía dos cuerpos con abundantes y largas habitaciones. 
 Entrada principal del castillo con el Escudos de los condes de Chinchón

El estilo artístico en el que se puede encuadrar el castillo se manifiesta principalmente en la portada, que es manierista, de traza severa y desornamentada, similar a las que se pueden encontrar en los grabados  de los tratados arquitectónicos del siglo XVI. Su estilo es acorde con la cronología de su construcción que se data en tiempos del III Conde de Chinchón.
La construcción está rodeada de un foso artificial, salvado sobre la portada de acceso, situada en el costado meridional, por un puente mixto en un sólo arco de medio punto de sillería y levadizo de madera, que encaja en el marco saliente de la portada, rematada en arco plano. La puerta está rehundida y abre bajo un arco de medio punto. Toda la portada es de sillería almohadillada y queda coronada con el escudo condal. Hacia el sur, hay una gran explanada, construida sobre una sala abovedada de cañón, que servía como cuadra del castillo.
Vista panorámica desde la plaza de armas del Castillo de Chinchón.


Las características de la desaparecida segunda planta son muy difíciles de precisar. Sólo se conservan restos, por encima de la moldura semicircular. Estos restos se reducen a muros exteriores, por lo que no se puede determinar si se corresponden con un nivel superior de habitaciones o no. Es posible que sólo hubiese cámaras sobre las torres, a modo de grandes garitas, unidas por un muro de protección. La superficie de la plataforma es muy amplia y sobre ella se podrían haber emplazado las piezas de artillería de que dispuso el castillo. Tampoco se tiene constancia si esta segunda planta cubría totalmente la inferior, o solamente se elevaba la parte que correspondía a la torre del homenaje.
Aunque realmente se elevase esta planta, las proporciones volumétricas del conjunto conforman un edificio de mayor desarrollo horizontal que vertical. Esta concepción de fortaleza corresponde con las nuevas ideas renacentistas sobre arquitectura militar, en las que se buscaba la menor exposición superficial ante un ataque de artillería, aunque se perdiese panorámica visual y fuese de más fácil acceso en caso de ser asaltado.
Todas estas características técnicas hacen pensar que, teniendo en cuenta la estrecha vinculación del conde de Chinchón con la Corte de Felipe II, interviniesen en esta obra arquitectos asociados a las obras de la Corona, y especialistas en fortificaciones, conocedores de las innovaciones introducidas en las construcciones defensivas.
La puerta de acceso da a una cámara abovedada desde la cual se pasa al patio de armas. Sobre ellas se encuentra el escudo de armas de los Condes, en un aceptable estado de conservación.       
 Rodaje de un capítulo de la serie "´Águila Roja" de TVE.

En la actualidad está a la espera de que se le dé un destino más acorde con su prestancia y su historia, mientras sirve, en algunas ocasiones, de escenario de rodaje en producciones cinematográficas.




El Eremita.
Relator independiente.