sábado, 17 de septiembre de 2016

CHINCHÓN EN LA POSGUERRA.XV (MEMORIA HISTÓRICA)

CAPÍTULO XIV. CAMINO A LA TRANSICIÓN.


Oficialmente había terminado la posguerra. El 28 de octubre de 1956 se habían iniciado las emisiones de Televisión Española, y ya todo parecía más moderno. Pero en Chinchón, como he dicho, las cosas iban mucho más despacio. Aquí, todavía nos quedaban unos años de camino hacia la transición.


Estamos recordando los años de la posguerra. Unos años que en Chinchón duraron un poco más de lo normal, porque aquí en Chinchón se dieron una serie de circunstancias, que como he comentado de pasada, tendrían una influencia decisiva en el futuro social, político y económico de nuestro pueblo.

Fueron la emigración de muchos jóvenes que tuvieron que salir del pueblo para buscar su futuro; la descapitalización económica que se produjo por no tener valor el dinero de la Republica, y la oposición frontal de las fuerzas vivas a la industrialización, cuando en el resto de España se estaba desarrollando un paulatino abandono de la agricultura. Estas fueron algunas de las causas del estancamiento que se produjo en nuestro pueblo y que duro prácticamente hasta casi los años ochenta.

Así, nuestras autoridades, no saben o no quieren acogerse a las facilidades estructurales que se promueven para la creación de "polos industriales", pero tampoco son capaces de conseguir una concentración parcelaria que entonces hubiera sido una solución para la atomización de la propiedad agrícola del pueblo. Durante estos años se va deteriorando también la presencia política de Chinchón en las estructuras provinciales. En el año 1964 Chinchón deja de ser cabeza de partido judicial, desaparece el juzgado y la cárcel que se trasladan a Aranjuez, y después hasta el Registro de la Propiedad es dividido para trasladarlo a Arganda del Rey y Aranjuez. Todo ello hace que la actividad comercial también decaiga aunado a la facilidad que existe de trasladarse a diario a la capital por el aumento del servicio de los autocares de línea.

Mientras, en España, se estaba iniciando un cierto aperturismo político y se aprueba la existencia de las asociaciones. En el año 1967 se promulga la Ley de Representación Familiar en las Cortes. Se convocan elecciones para elegir a los representantes familiares y el 10 de octubre de 1967 fuimos a votar por primera vez los que ya habíamos cumplido los veintiún años. En Madrid salieron elegidos don Juan Manuel Fanjul y doña Josefina Veglison.

Esta fotografía podría ser un ejemplo de cómo se fue deteriorando el casco urbano de Chinchón, durante la guerra y la posguerra. Las casas a medio hundir, las calles sin asfaltar, todo el pueblo estaba así de descuidado. Aunque, por suerte, cuando se fue restaurando se conservó su estructura y se mantuvo el sabor de su historia.

El año anterior, no obstante, ya habíamos sido convocados a las urnas, aunque yo entonces aún no tenía derecho a voto. Fue el día 26 de diciembre de 1966 y se celebró el referéndum político para aprobar la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado. Ese día el señor alcalde da órdenes a la guardia civil de que no salga nadie del pueblo a trabajar en el campo sin el justificante de haber cumplido con su derecho y deber de votar. La participación supero el 80% y triunfó el "Si" con un abrumador 95% y con un solo 1% de votos en contra. Uno de los eslóganes más usados aquellos días fue el de "FRANCO, SI. COMUNISMO, NO" . Mucho después, en el referéndum para aprobar la Ley para la reforma política (Ley 1/1977, de 4 de enero) que tuvo lugar 15 de diciembre de 1976 con la que se finiquitaban de hecho las Cortes franquistas, y se posibilitaba la transición a la democracia, y que también fue aprobada por amplia mayoría, Chinchón fue la demarcación nacional con mayor porcentaje de "noes". Eso indica la condición conservadora que siempre ha marcado al electorado de nuestro pueblo.

En el año 1970 Francisco Grau es nombrado alcalde de Chinchón, en sustitución de Baldomero Martínez Peco y se inician una serie de actuaciones en el pueblo, como la creación de un Instituto de Enseñanza Media y la cesión de varias propiedades del Ayuntamiento al Ministerio de Información y Turismo que culminaría con la construcción del Parador de Turismo.

Unos años antes se había publicado el periódico "Fuentearriba" dirigido por el sacerdote don Luis Lezama Barañano, que en el año 1963 había sido el creador de la Pasión de Chinchón, que desde entonces se viene celebrando ininterrumpidamente como uno de los actos más importantes en su promoción turística.

Ya en estos años había prácticamente desaparecido la Agrupación Juvenil de la Falange, que tanta importancia había tenido durante la posguerra; sin embargo todavía tenían amplia presencia social las organizaciones de la Iglesia, centradas en la actividad del Club Santiago, que iniciará en los años cincuenta don José Manuel de Lapuerta y que después potenció don Luis Lezama. Desde allí se organizaban las funciones teatrales, la Pasión, el periódico y otras muchas actividades culturales y recreativas.

El cartel de turismo con lo que la plaza de Chinchón se convirtió en el emblema turístico para decir a todo el mundo que
¡¡España (como Chinchón) es diferente!!

El Centro Parroquial "Club Santiago", ubicado en la casa de la Fundación Aparicio de la Peña de la calle Benito Hortelano, que fue colegio de Cristo Rey antes de la guerra y que después acogería el Colegio Libre Adoptado, fue el centro de reunión de la juventud de aquellos años, y en lo que fue la capilla del colegio llego a instalarse una sala de cine donde se proyectaban las películas de "El Zorro" del "Gordo y el Flaco" y de "Charlot" los domingos por la tarde. En los patios se iniciaron los primeros ensayos de la Pasión de Chinchón, con la dirección de Pilar Montero y la supervisión del cura Lezama.

En Chinchón se daban una serie de circunstancias por las que no había demasiado paro en la agricultura, que era la principal ocupación. La mayoría de los agricultores eran propietarios, al menos, de pequeñas parcelas y en ellas se ocupaban cuando terminaban las temporadas de la recolección, de la vendimia o de la aceituna. Estos trabajos estacionales absorbían toda la mano de obra disponible e incluso llegaban jornaleros de fuera. Cuando faltaba el trabajo, se aprovechaba para limpiar las acequias, y a ellos se dedicaban una cuadrilla de quince o veinte personas que lo compaginaban con los otros trabajos agrícolas. Eran los “paleros” que limpiaban la maleza de los caces y caceras y después los gastos se repartían proporcionalmente entre los regates.

La pequeña extensión de muchas fincas, que se hubiese solucionado, entonces, con una concentración parcelaria, dificultaba la mecanización agrícola, y aunque se compraron bastantes tractores, no se les sacaba un rendimiento adecuado a la inversión realizada. En muchas ocasiones se utilizaban solo como medio de transporte para llegar a la Vega.

En estos tiempos se crearon la Cooperativa Vinícola “San Roque” y la Cooperativa Aceitera “Virgen del Rosario” y empezaron a desaparecer las almazaras y las bodegas particulares. Los beneficios fiscales y financieros que se concedían a estas entidades les permitieron acceder a una mecanización a la que no podían llegar los particulares. Ambas cooperativas se dedicaron a la transformación de la uva y de la aceituna para producir el vino y el aceite, pero ninguna de las dos se atrevió a afrontar la comercialización al por menor de sus productos y se limitaron a vender su producción al por mayor, generalmente a otros productores o comercializadores.

Sin embargo, fracasaron los intentos de organizar otra clase de cooperativas, como el relanzamiento de la antigua “Cooperativa Unión Agraria de Chinchón”, para comercializar el ajo –producto emblemático de Chinchón- ni agrupaciones para compartir la moderna mecanización agrícola. Varios intentos fracasaron, sin duda por el individualismo en el caso de la mecanización y por ser el ajo un producto que en Chinchón tenía un carácter especulativo, por la gran variación en los precios que se podían conseguir, dependiendo de la producción en España y las importaciones que ya entonces empezaban a llegar desde Argentina primero, y después desde China, además de las nuevas técnicas de conservación del ajo, con la aparición de las cámaras frigoríficas.

La industrialización en Chinchón se había reducido desde el siglo XIX, a las fábricas de anís –el otro producto insignia de nuestro pueblo- y a varios intentos de otras actividades que no llegaron a fructificar.

La ubicación de Chinchón, apartada de las principales vías de comunicación nacionales, a quince o veinte kilómetros de las carreteras nacionales a Valencia o Andalucía, y sus intrincadas carreteras de acceso, se unieron a la oposición interna a que llegasen industrias para tener mano de obra para la agricultura. Entonces se decía que la fábrica de penicilina que luego se instaló en Aranjuez, se quería instalar en nuestro pueblo, y después también fracaso la llegada de la fábrica de galletas Cuétara, que se instaló en Villarejo, para la que se llegaron a expropiar varias fincas. Pero todas estas circunstancias no pudieron evitar que el éxodo laboral hacia la capital se fuese haciendo cada vez más importante. Por aquellos años empezó a funcionar el "coche de los obreros" de "La Veloz" que salía de Chinchón a las seis y media de la mañana y que volvía de Madrid cuando terminaba la jornada laboral.

También estos años tuvieron una importancia capital en el urbanismo de Chinchón. Durante los años de la posguerra el casco urbano se había ido deteriorando. El aspecto del pueblo era cada vez más deplorable, pero esta circunstancia permitió que en Chinchón no se cometiesen las agresiones urbanísticas que se estaban produciendo en la mayoría de los pueblos de España, donde el progreso y la bonanza económica producían un crecimiento incontrolado no siempre unido al buen gusto y a la racionalidad.

El Centro Parroquial "Club Santiago"


Esta circunstancia fue la que, a la larga, potenció el turismo amparado en la cercanía con la capital y una conservación arquitectónica que había mantenido la esencia de pueblo castellano que parecía rescatado del pasado, y que permitiría después una rehabilitación supervisada por las autoridades del Patrimonio Nacional, lo que contribuyó a que el casco urbano de Chinchón fuese declarado, en 1974, Conjunto Histórico Artístico por el Consejo de Ministros; una de las causas que contribuyeron al apogeo del sector hostelero y turístico, que hace de Chinchón uno de los destinos más conocidos, tanto a nivel nacional como internacional, definiéndose la Plaza de Chinchón como "uno de los más valiosos ejemplos de plazas españolas, genuina representación de arquitectura popular".

En el año 1967, la Dirección General de Arquitectura, Sección de Ciudades de Interés Artístico Nacional, aprueba una remodelación integral de la plaza de Chinchón, y de la fachada de la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción. Las obras duran varios años bajo la dicción de D. Miguel Ángel García Lomas, que después fue Alcalde de Madrid, y a quien se le concedió el "Ajo de Oro" de la Asociación de Amigos de Chinchón, en el año 1971.

Continuará....