martes, 13 de septiembre de 2016

CHINCHÓN EN LA POSGUERRA.XIII (MEMORIA HISTÓRICA)

CAPÍTULO XII: EL LENGUAJE.


El autobús de línea de toda la vida. Pero en Chinchón era conocido como “El Coche de Viajeros”. Salía uno de Chinchón por la mañana y volvía a la caída de la tarde desde Madrid. Una distracción casi obligada era acercarse a la plaza para ver quién venía de la capital.
Este es uno de los giros peculiares del lenguaje de Chinchón. Aunque ahora se va unificando la forma de hablar (No sé si para mejor) por la influencia de la televisión, siempre es curioso recordar algunas de las palabras que entonces se usaban en nuestro pueblo.


Los forasteros, o los huéspedes que llegaban a casa por las fiestas, nos decían que los de aquí, los de Chinchón, éramos muy paletos hablando.

La realidad es que aquí usábamos algunas palabras ya caídas en desuso y que fuera no se utilizaban. Eran palabras del argot de tareas y herramientas de algunas profesiones, sobre todo del campo, o también se utilizaban palabras que eran deformación de algunas expresiones.

Pero la mayoría de las veces estas palabras estaban en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, y además se utilizaban en acepciones contempladas por la ella.

Bien es verdad que aquí éramos algo dados a economizar letras, y desechábamos la letra “d” cuando el “do” y el “da” aparecían al final de algunas palabras. Podríamos decir que éramos muy del “to” y del “na”, pero se nos entendía bastante bien.

Claro que había quienes para hacerse más “finos” llegaban a colocar estas sílabas hasta donde no correspondían, como en “bacalado” o “Bilbado”.

Después, cuando salí de Chinchón, pude comprobar que mi castellano era bastante más rico y preciso que el de muchos de los que antes nos tachaban de paletos a nosotros.

Era algo parecido a lo que pasa ahora. Ahora los jóvenes cuando utilizan sus móviles para comunicarse por WhatsApp o por E-mail, también economizan letras y si no eres experto en ese tipo de mensajes puedes pensar que están hablando en un idioma desconocido; y es que eliminan casi todas las vocales. Yo creo que ahora son bastante más paletos que lo éramos nosotros entonces.

Antes se decía encentar un melón, cuando querías decir que ibas a abrirlo, suena raro, pero es correcto. Aunque también decíamos que se había aburrido una pelota, cuando se quedaba en un tejado. Esta acepción no la he encontrado para este significado; posiblemente se decía porque la pelota se iba aburrir mucho mientras estuviese en el tejado sin jugar con los niños.

Lo que sí era típico, por entonces, aquí eran las expresiones exclamativas, como “buiva”, “niaque”, “arrea” y otras por el estilo.

Por ejemplo se decía ¡Amos, no amueles! Para mostrar sorpresa, pero al mismo tiempo cierto desacuerdo con la noticia que te acababan de dar. Otra variante era ¡Amos, no jodas! Si querías mostrar más desacuerdo y ¡Amos no peas! Si ya no te creías nada.
En cambio si querías asentir y transmitir que estabas totalmente de acuerdo, solo tenías que decir ¡Ael! Que es la contracción “A ver” y a veces iba acompañado de galán: “¡Ael, galán¡” Para este mismo asentimiento se solía utilizar un “¡Cao que sí!” que podría equivaler al actual “Tú verás!”

Pero si ya querías dejar totalmente claro que estabas de acuerdo, podías decir: “Cavalitamente” que se podría traducir por “justamente” o totalmente de acuerdo.

Para expresar el deseo que algo se cumpliese se utilizada “Avesi” que era una forma de terminar antes para decir “A ver si…”

En cambio si querías demostrar preocupación por algo que había ocurrido, la expresión idónea era “¡Amosqué!”.

Claro que si lo que deseabas eras mostrar incredulidad, quedabas muy bien diciendo: “¡Amos, anda!”

Y ya, cuando alguien te estaba molestando mucho, no tenías más que decir “¡No te amuela!” para que supiese que debía dejarte en paz.

Se decía “¡Arre!” para estimular a las caballerías, aunque podría también estar admitido si al que le querías urgir era un niño o un colega.

Si querías decir a alguien que era un poco vago, la palabra adecuada era “Bribón”, que también podía ser utilizado para saludar cariñosamente a tus amigos.

Una de las expresiones favoritas de aquellos años era “¡Cha galán!” que indicaba sorpresa y/o indignación, que también podría ir unida a otras expresiones como “Qué disparate” o “veros a tomar por culo”, entre otras.

Cuando querías decir que te ibas a poner a hacer una cosa enseguida, decías “Econtaque”… termine esto…

“En cá” era otra expresión muy usada, que también confirmaba la regla de sintetizar las palabras, para decir que alguien estaba en casa de otro alguien.

Para indicar que alguien estaba entusiasmado con algo o con alguien se decía que estaba “enjotao”. Claro que si ya era demasiado, que no podía vivir, como por ejemplo, cuando uno estaba coladito por una chica, entonces se empelaba el diminutivo que lo hacía más entrañable: “Está enjotaito del tó”

También para expresar lo mucho que te gustaba una cosa, se podía decir también “A punta pala”.

Y para terminar, cuando todo iba mal, y no veíamos que se fuese a solucionar, lo que decíamos era “¡¡Estamos apañaos!!”

Y ahora algunas palabras más o menos comunes, pero que en Chinchón siempre tenían un significado particular.

Un rebaño, otra palabra ya poco usual, y sobre todo una estampa difícil de ver hoy día.


Acerico: Almohadilla que sirve para clavar en ella alfileres o agujas, que utilizaban las niñas para guardar los alfileres con que jugaban.
Achispar. Poner casi ebria a una persona.
Alcagüeses: En Chinchón equivalían a Cacahuetes y también se decía "cacahuetas".
Afoto: Fotografía. Retrato.
Almoneda: Venta pública de objetos con licitación y puja. En Chinchón: subasta de los regalos que se ofrecían a los Santos el día de su fiesta para recaudar fondos.
Almuerzo. Comida que se toma por la mañana. En Chinchón podía ser el desayuno o una comida ligera entre el desayuno y la comida principal del mediodía.
Ambigú: Mesa o conjunto de mesas donde, en reuniones o espectáculos públicos, se ofrecen bebidas y aperitivos. En Chinchón: bar en el baile de la Sociedad.
Alpargata: Calzado de lona con suela de esparto o cáñamo, que se asegura por simple ajuste o con cintas y calzado habitual en la posguerra
Aviar: Alistar, aprestar, arreglar, componer. En Chinchón, sobre todo referido al ganado.
Atinar: 1.Dar por sagacidad natural o por un feliz acaso con lo que se busca o necesita. 2. Acertar a dar en el blanco. 4. Acertar algo por conjeturas.
Atontado: Dicho de una persona: Tonta o que no sabe cómo conducirse.
Atufar: 1.Trastornar o aturdir con el tufo 2. Enfadar, enojar. 3. Despedir un olor muy malo.
Azotaina: Zurra de azotes. Acción de dar azotes, Lo que recibíamos los niños de Chinchón en la posguerra.
Bacín. 1. Orinal. 2. Un insulto típico de la zona, oriundo de Colmenar de Oreja.
Bola. En Chinchón, la canica de toda la vida para jugar al guá. Eran muy apreciadas las de cristal, aunque duraban más las de piedra o las metálicas que se obtenían de los rodamientos. 2. También enreo o mentira.
Capacho. Bolsa de hule, lona o de fibras vegetales que utilizaban las mujeres de Chinchón para ir a la compra, antes de que se inventase el “carrito” y en las tiendas diesen bolsas de plástico.
Cinto: Correa, cinturón y medio para manifestar la potestad paterna ante los hijos díscolos.
Citarilla. Tapia pequeña. En Chinchón la tapia de la Plazuela de Palacio, también llamada “Balcón de las lagartijas” desde donde se puede ver la plaza, muy utilizada en días de corrida de toros.
Coche viajeros. El autobús de toda la vida.
Coger vencía. Coger carrerilla.
Confitería: Pastelería. La de Chinchón, antiguamente, estaba en los soportales.
Convidar. Es la palabra utilizada cuando quieres invitar a alguien a algo.
Cordelero: Además del que hace o vende los cordeles, persona pesada y que le gusta fastidiar y dar la lata.
Corral: Lugar donde se encierran animales domésticos. Antiguo excusado.
Cuartos: Es el dinerito contante y sonante. También hay una frase hecha que indica que algo te importa tres pepinos que es: - Me importa ocho cuartos.
Cuerno. Asta de los animales, que los tienen. Uno de toro, se utilizada para llevar al campo la sal y la pimienta. Una vez hueco, se colocaba en su interior un corcho para dividir las dos mitades; en la ancha se ponía la sal, en la estrecha, la pimienta. Se cerraba con sendos corchos de la medida correspondiente.
Cundir. Hacer algo bastante rápido y supuestamente bien.
Chisparse: Ponerse alegre, coger una borrachera no demasiado grande.
Chumeta: Cotilla.
Chumetear: Cotillear. También es válida la expresión "gulumear" para este caso.
Diaria, La: Coche de línea que iba a Aranjuez, lógicamente todos los días.
Embalao. Ir muy rápido. También las expresiones "Ir a to cisco" o "Ir a to meter" tienen el mismo significado y son perfectamente válidas.
Forastero. Se aplica a todo aquel que no es de Chinchón pero que está en él.
Al remate. Expresión usada en lugar de "Al final"...

Otra costumbre, las tertulias en las puertas de las casas, al anochecer de los veranos. Los vecinos sacaban a la puerta sus sillas y allí se formaba una tertulia que suplía los telediarios de hoy en día y donde se podían escuchar todas estas palabras, muchas de ellas, ya hoy en desuso.


Pues nada, que me he “embalao”, y me ha “cundido” mucho, con lo que “al remate”, pienso que ya está bien de hablar tanto del lenguaje…

Porque de esto podríamos estar hablando sin parar todo un mes, por lo menos…

Continuará....