domingo, 8 de noviembre de 2015

ESCRIBIR A MANO.


Dicen que los médicos son los únicos que aún escriben a mano; y lo hacen bastante mal, esto lo digo yo. Y es normal que así sea, porque con eso de las prisas cada vez nos aplicamos menos en cuidar nuestra caligrafía. 
Yo tengo que confesar que casi ya no escribo nada a mano. Ahora, incluso, me estoy acostumbrando a escribir en la pantalla del iPad, y no se me da mal del todo.
Pero eso de no escribir a mano, también tiene sus problemas. Antes sólo tenías que aprenderte bien todas las reglas de ortografía y si te equivocabas solo tú tenías la culpa. Ahora no; ahora con eso de la auto corrección, a poco que te descuides, terminas diciendo lo que quiere el programa de tu ordenador, tú iPhone  o tu iPad. Además, en la tableta no se pueden poner los acentos y es el programa el que decide donde va la tilde; el problema es cuando una palabra puede o no llevarla; o sea, todo un lío.


Otro problema añadido es que los grafologos se van a quedar sin trabajo. (Si os habéis fijado la palabra "grafólogo" va sin tilde, y es que mi iPad no la debe reconocer y no hay modo de ponerlo)
El caso es que ya no vamos a poder releer las entrañables cartas de la novia, que guardábamos en una caja de latón atadas con una cinta; ahora se tendrán que conformar con guardar en "la nube" los archivos del whashapp, aunque, sinceramente, no será lo mismo, porque ahí no quedará el aroma del perfume que ella usaba entonces y que todavía permanece en aquellas cartas, ya tan antiguas.
Yo ahora todo lo escribo en el ordenador y procuro guardarlo todo en sus respectivos archivos, aunque a veces lo difícil es saber con qué criterio lo guarde; sin embargo el verdadero problema es cuando encuentro algunas cuartillas escritas ya hace muchos años y que, ahora, tengo grandes problemas para reconocer mi propia letra.
Es posible que ya me esté volviendo viejo, pero ¡que bonito es ver la letra tan personal que entonces tenía mi novia!