lunes, 13 de julio de 2015

LOS GRACIOSILLOS.


Lo popularizaron los "guiñoles" de Canal Plus. La formula es muy sencilla: se trata de fijarse en un personaje, hacer su caricatura y luego ironizar y sacar su aspecto más chistoso y humorístico para, generalmente con mucho ingenio, reírse de lo divino y de lo humano. Después la formula se ha querido imitar, cambiando los muñecos por actores caracterizados, pero ya sin tanto ingenio y mucho menos gracia.
Pero la idea de hacer critica humorística de las noticias serias ya era clásica desde hace mucho tiempo. Desde la literatura satírica a la novela picaresca se basaban mas o menos en esta misma fórmula. 
Ahora, posiblemente, es el Gran Wyoming el mejor ejemplo de esta práctica en televisión. Y el ejemplo esta siendo seguido, aunque sin llegar al original, por otros muchos. Se trata de ser agresivos, de reírse de situaciones, de personajes y de hechos, buscando su aspecto más risible y tratando de poner a los personajes en evidencia, haciendo preguntas incómodas, y muchas veces rayando la impertinencia y la falta de educación.
Generalmente tienen gracia... Para el espectador, porque maldita la gracia que debe hacerles a los afectados.
Por lo tanto no es extraño que sea tan denostado por sus "enemigos" políticos y jaleado por sus "amigos".
Pero hay que recordar que este sistema se viene practicando -en la prensa escrita- desde ya hace tiempo por los conservadores.


Antonio Burgos, Alfonso Usia, Carlos Herrera, es un poner, llevan mucho tiempo contándonos sus "ocurrencia" y mostrando su "gracejo" para tratar de asuntos serios. 
Y es que es un trampa eso de descalificar y ridiculizar cualquier planteamiento sin entrar a rebatirlo sin argumentos, sino solamente haciendo un chiste ingenioso o un juego de palabras, y luego soltar una patochada, cuanto más grande mejor, aunque no se se sostenga en una mínima racionalidad. 
Y el caso es que algunas veces tienen gracia y son ocurrentes, pero otras, son patéticos, porque es muy difícil estar todos los días a la misma altura.
A mi no me gustan los "graciosillos" de turno; pero mucho menos cuando Marhuenda, Federico Jimenez Losantos o Eduardo Inda, por ejemplo, se quieren "hacen los graciosos".