jueves, 2 de abril de 2015

EL BUFFET II



Ya hace unos años os contaba la parábola del buffet y su semejanza con el Reino de los Cielos y comentaba las características que suelen darse en esta forma de comida que ya se ha extendido en hoteles, balnearios y otros establecimientos donde hay aglomeraciones de clientes. 
Hoy os quiero hablar de los buffet del Imserso. En líneas generales son muy parecidos a los demás, pero hay algunas pequeñas diferencias. 
La primera esta ligada a la movilidad. Cuando andar ya supone todo un reto, hacerlo portando un plato en la mano izquierda, el bastón debajo del brazo y coger las pinzas en la mano derecha para servirte los macarrones, es más propio de una prueba olímpica, digna de homologación.
Si a estas circunstancias unimos la urgencia por conseguir el último trozo de tarta que hay en la bandeja, el cometido puede ser digno de un auténtico superhéroe. 
Y la dificultad puede crecer si además de las tortitas, las magdalenas y los mojicones, en el plato queremos poner también la taza del café descafeinado con leche y sacarina, que se nos ha llenado casi hasta el borde. Entonces ya no solo es necesario demostrar tu capacidad de temple y equilibrio; tendrás que ser un avezado equilibrista sin quieres llegar incólume hasta tu mesa, porque con la mano izquierda tendrás que ir apartando a las señoras que se han lanzado a la caza de las dos ultimas croquetas de jamón y huevo cocido que han quedado huérfanas en el mostrador.
Yo últimamente casi no desayuno ningún día porque me entretengo en contemplar estas competiciones, que en algunas ocasiones se vuelven mas cruentas que una de lucha grecorromana.
Me han dicho que una visionaria encargada de la animación de un balneario ha ideado una serie de competiciones matutinas para alojados, a los que propone las pruebas de los "10 metros taza de chocolate", "20 metros obstáculos con andador o bastón", y "Lanzamiento de cascara de plátano", que es una de las pruebas mas solicitada porque permite que te comas todos los que seas capaz de lanzar y no veas las caídas que se provocan entre los participantes.
O sea, que lo del buffet, desde un punto de vista gastronómico no me gusta demasiado, pero como espectáculo no tiene precio. No digo mas que yo ya no voy a ningún hotel que no ofrezca a sus clientes el servicio de buffet.