domingo, 24 de octubre de 2010

DICHOS POPULARES. I

Los cerros de Ùbeda

Ya os he comentado que un amigo me manda muy a menudo curiosidades que él mismo se encarga de recoger. Hoy os quiero mostrar estos dichos populares que me ha enviado Alfonso.

Son habas contadas. Expresión con que denota ser una cosa cierta y clara. Las habas fueron durante mucho tiempo el medio de echarsuertes y hacer cuentas.
Vete a la porra. Proviene del ámbito militar. Se decía para imponer el arresto a un soldado, que debía acudir al sitio del campamento donde estaba clavado un gran bastón, llamado porra, y allí permanecía arrestado.
Quien fue a Sevilla, perdió su silla. En tiempos de Enrique IV le fue concedido el arzobispado de Santiago de Compostela a un sobrino del arzobispo de Sevilla. Como el reino de Galicia estaba muy alterado, el electo pidió a su tío cambiar temporalmente las diócesis para que éste intentara pacificar Galicia. Una vez conseguido, el tío trató de deshacer el cambio, pero el sobrino no quiso, teniendo que intervenir el Papa y el Rey. Por eso el refrán primitivo hacía referencia a que la ausencia perjudica, no al que fue a Sevilla, sino al que se fue de ella.
Llamarse andana. "desdecirse de lo que se dijo o prometió". Andana es derivación de antana, que en germanía significa iglesia, y el modismo nació del derecho de asilo que ofrecía la iglesia a quienes se refugiaran en ella. De esta forma, se evitaba responder a los requerimientos de la justicia.
Tocarle a uno la negra. Desde antiguo las suertes se echaban con habas blancas y negras. Las blancas eran las venturosas, y las negras las desventuradas.
Sin faltar una jota. La jota es la letra más pequeña del alfabeto hebreo, del griego y otros idiomas. De ahí que "sin faltar una jota" signifique sin faltar lo más mínimo, absolutamente nada.
Irse por los cerros de Úbeda. Se aplica al que se aparta del asunto que está tratando. La expresión se refiere a los cerros de Úbeda, que discurren por muchas partes y toman diversos nombres según los lugares por donde pasan.
Pagar el pato. Su origen se remonta a la época de la expulsión de los judíos, cuando la expresión "pagaréis el pato" se refería a la acusación sobre el pacto que ellos manifestaban tener con Dios.