lunes, 20 de octubre de 2008

SIMON "EL EREMITA" y IV


Capítulo Décimo: Amenazas.
Modesto, el Alcalde, tuvo que poner al municipal en la puerta de Simón para evitar que los fotógrafos a los que se habían unido algunas cámaras de televisión invadiesen la casa.
Durante algunos dias los telediarios y la prensa nacional se ocuparon del tema, aunque dando un giro de seriedad que antes no le concedian. Incluso en dos o tres tertulias invitaron a Clara Eugenia y a su madre para que ampliasen las informaciones de que disponian. Aunque tuvieron que rebajar sus pretensiones económicas sus comentarios confirmaron que ellas realmente no tenían ni idea de lo que estaba sucediendo y no las volvieron a llamar...
No faltaban las declaraciones desde el partido político por el que el alcalde se había presentado como independientes, queriendo capitalizar la ingente labor social que estaban realizando en esa zona tan deprimida y de la que las fuerzas actualmente en el poder no se habian ocupado nunca...
También la Iglesia resaltaba la colaboración que por parte de la Parroquia de Fuentelaencina se había prestado en todo momento a esa obra de promoción de los más necesitados enraizada en el más puro sentir de la caridad cristiana...
Todo esto no hacía sino aumentar la cotización de unas declaraciones en exclusiva del protagonista...
Las ofertas empezaron a llegar:
- Estamos dispuestos a financiar las instalaciones para modernizar la fabricación de los quesos...
- Nosotros dotaríamos de los medios más modernos la explotación apícola, aportando los más avanzados sistemas productivos...
Estos y otros cantos de sirena empezaron a hacer mella en los sencillos habitantes de Fuentelaencina.
- Con el trabajo que nos está costando sacar todo esto adelante... Una ayuda como esta nunca está de más...
- Simón ha demostrado que es capaz de dar todo lo que tiene por los demás; ¿Qué trabajo le costaba contestar a unas cuantas preguntas y recibir estas ayudas?
Simón rebuscó entre los papeles que se había traido de su casa de Madrid. Allí apareció la tarjeta de su amigo el periodista del coche rojo.
- Cuando recibí su llamada, tengo que confesarle, Don Simón, que casi la esperaba. Aquí estoy, pero no le ofrezco nada... ¿ o ha cambiado la situación..?
- ¿Tu qué crees? Dificilmente podrías mejorar las ofertas que ya he recibido...
- ¿Por qué se ha decidido a hablar, por fín ?
- Porque he llegado a la conclusión de que aquí nadie entiende nada, aunque durante este tiempo he dado suficientes ejemplos para que todo quedase muy claro.
- Para empezar, ¿Y eso del Eremita?
- No deja de ser una pequeña broma. Cuando era pequeño me impresionaba cuando escuchaba las historias de aquellos hombres que se iban a meditar al desierto y allí vivian apartados de todo el mundo. Cuando decidí dejar la Ciudad pensé en retirarme a este "desierto" interior que ha sido este pueblo para mí.
- Pero los eremitas sólo se dedicaban a la meditación y en cambio Vd. ¡menudo lío ha armado!
- Es que mi aislamiento sólo era interior. En cambio descubrí lo que yo llamo la convivencia fructífera, que generalmente no se da en las grandes ciudades. Sólo cuando te aislas de la gente te haces insensible a sus necesidades, en cambio se te involucras con ellos, no tienes más remedio que ser consecuente.
- Y eso, ¿cómo se consigue?
- Sólo cuando eres totalmente libre. Cuando nada ni nadie te ata. Cuando sólo tu eres tu dueño. No habría dinero en el mundo para pagar la satisfacción de renunciar voluntariamente a un montón de millones. No sabes la sensación de libertad que tienes cuando eres capaz de renunciar a lo que la mayoría de la gente lo busca con todas sus fuerzas e incluso por lo que muchos son capaces de cometer las mayores aberraciones.
- ¿Pero no le parece que renunciar a un dinero que podría ayudar a personas que lo necesitan no deja de ser un despilfarro?
- Cuando yo llegué a este pueblo había muchas necesidades. Yo empecé a dar lo que tenìa para intentar solucionarlas. Lo que yo tenía era más bien poco, pero es lo mismo si hubiese tenido mucho, todo se habría terminado. En cambio hemos puesto en marcha un proyecto que se basa en el esfuerzo de todos... Esto sí tiene visos de perdurar. Sólo lo que cuesta trabajo conseguirlo tiene valor...
- ¿Y piensa que esta idea podría ser puesta en práctica en otros lugares? - Es que ésto no lo he inventado yo... Pero bueno, ¿tu crees que esto que estoy yo diciendo puede interesar a alguien...? Me temo que cuando lean lo que vas a escribir muchos de los que hicieron ofertas millonarias para conseguir mis declaraciones van a respirar aliviados de que yo no aceptase sus ofertas... porque todo ésto no tiene más valor que el papel en que está escrito...y desde luego no puede competir con los divorcios, las infidelidades ni los lios de los famosos...
- ¿Quiere decir algo más? - Si, que se olviden de mí y que me dejen de vivir tranquilo en mi desierto.

Capítulo Décimo primero: El Eremita.
Las predicciones de Simón fueron correctas. La repercusión de su entrevista se diluyó rápidamente y en pocos dias ya nadie más se volvió a acordar de aquel "loco" que un día renunció a cincuenta millones y después se dedicó a promover empleo rural en un pueblecito de Guadalajara.
En Fuentelaencina no todos entendieron aquello de que sólo lo que costaba conseguir tenía valor y algunos se lamentaban que no se hubiese aprovechado la oportunidad para modernizar sus colmenas.
Simón, poco a poco, fué formado a Modesto para que se hiciese cargo de toda la infraestructura comercial y organizativa y se fué relegando sólo para tareas de asesoramiento.
Pasaron los meses y cada vez más su casa se iba asemejando a ese desierto que tanto le había impactado en su juventud.
Entonces decidió que podría ser bonito escribir sus memorias para dajar un recuerdo para sus nietos.
Se sentó al ordenandor y empezó a escribir:

" Simón el Eremita"
Capítulo primero: ¿Quiere ser millonario?
FIN
(¿Os ha gustado?)
Nota: Si os ha gustado, me lo podéis decir, porque eso me haría feliz. Si no os ha gustado, podéis mentir descaradamente, porque eso no es pecado, sólo sería una mentira piadosa...