martes, 21 de octubre de 2008

MONUMENTOS DE CHINCHON

ERMITA DE SAN ANTÓN.

A pocos metros de la torre, por la calle de San Esteban Baja -hay también otra calle dedicada al santo, llamada Alta- llegamos a la plazuela de San Antón. El día 17 de enero, en los siglos pasados, era una de las fiestas más importantes del pueblo. Durante todo el día, los agricultores llevaban sus caballerías a "dar vueltas" a la ermita del santo patrón de los animales. Y es que, en aquellos tiempos, los animales formaban parte activa e importante en la economía de las familias, aportando su trabajo en tareas de carga, de tracción y de custodia y siendo una fuente de subsistencia imprescindible para su economía.
Esta zona fue la más antigua del pueblo y en ella se debió construir una pequeña ermita, allá por el siglo XI ó XII, de estilo románico, de la que sólo queda el testimonio del ábside redondeado.
Hay una placa en la puerta, de azulejos policromados, realizada por Ángel L. Simón, que dice así:

ERMITA DE SAN ANTON.

ESTA ERMITA ANTIGUAMENTE DEDICADA A SAN ESTEBAN

DATA DEL SIGLO XVIII,

REFORMADA EN LOS SIGLOS XIX Y XX,

ESTA CONSTRUIDA SOBRE OTRA ANTERIOR

ROMÁNICA DEL SIGLO XI.

1997

Aunque posiblemente pudiera ser la parroquia del pueblo antes de serlo la Iglesia de Santa María de Gracia, sólo queda constancia documental de que en el año 1808, después de ser incendiadas las otras iglesias por lo franceses, el párroco don José Robles designó la ermita de San Antonio Abad para parroquia provisional, compartiendo el culto con la de los padres agustinos.
También sufrió desperfectos en esas fechas siendo reparada seis años después y consolidada en el año 1914 por cuestación popular y por la cofradía de San Antonio Abad y de Nuestra Señora de los Remedios. Esta misma cofradía realizó una nueva reforma en el año 1997, con cuyo motivo se colocó la placa mencionada.
Aún se sigue celebrando la fiesta y en la almoneda se siguen subastando los regalos que se hacen al santo. Antaño, la mayoría eran productos de las matanzas del cerdo que se hacían en casi todas las casas. Los dulces tradicionales de ese día eran los "tostones", golosinas caseras hechas de cañamones y miel.