










En aquellos años, cuando el mundo se terminaba en el “Ventorro”, difícilmente llegaban noticias de más allá de la raya de Colmenar y no leía casi nadie el periódico; las noticias de la vida social del pueblo tenían una gran importancia. Como apenas llegaba la reseña de las bodas reales y eso con demasiado retraso, cualquier enlace local conseguía un seguimiento que no desmerecía con el que actualmente tienen las bodas de los toreros, las folklóricas y el resto del mundo de los llamados famosos.
La celebración de la boda duraba varios días y los fastos por este acontecimiento iban adquiriendo -poco a poco- la magnitud que ha llegado a desembocar en la desmesura que han alcanzado en la actualidad.
La férrea sociedad patriarcal imponía a los jóvenes esposos el seguir ligados, laboral y económicamente, con el cabeza de familia, por lo tanto, eran los padres del novio quienes se encargaban de preparar la vivienda, frecuentemente dentro de su misma casa y la familia de la novia debía contribuir con el ajuar y mobiliario del nuevo hogar.
El vestido de novia era, hasta mediados del siglo XIX, el traje de fiesta típico de las mujeres de Chinchón que se confeccionaba para esa fecha y después se utilizaba en las distintas celebraciones festivas. Poco a poco se fue imponiendo la moda de los vestidos de calle en colores oscuros y no fue hasta mediados del siglo XX cuando se empezó a usar el vestido blanco.
También los hombres vestían, en un principio, su traje típico de fiesta con sus pantalones , su chaleco y su chaquetilla de pana negra, su camisa sin cuello , púlcramente almidonada, y grandes botas de piel. Con el paso del tiempo también fue evolucionando, pasando por el traje de chaqueta y corbata, hasta llegar a los “uniformes” hoy en uso.

Entre mis aficiones no está precisamente la de la jardinería, pero no he podido resistirme a compartir con todos vosotros, algunas de las plantas que tengo en mi patio y en mi portal. La primera es una pilistra que me regaló un buen amigo y que después de varios años he conseguido que luzca como podéis contemplar, porque logré encontrar el rincón que le gustaba.
Tengo también una hortensia que renace todos los años en primavera, y ahora está así de verde, a la espera de que broten sus flores color rosaceo.
Tengo también varios tiestos de geranios de varios colores que están así de bonitos empezando su floración. Espero que este año logre salvarlos de las heladas invernales.
Este año he comprado una dalia para formar un centro floral que me ha quedado así de bonito.
Ahora podéis ver unas begoñas de invierno que estaban así el año pasado. Este invierno terminaron helándose aunque están renaciendo con fuerza.
Os muestro a continuación el capullo de un rododendro que está a punto de florecer; cuando están abiertas todas las flores es un verdadero espectáculo.
He querido mostraros estas fotografías de flores porque en los tiempos en que vivimos, no está mal regalarnos con algo bello, para poder sobrellevar la crisis, la pandemia de gripe, y las tétricas tertulias televisivas en las que unos desalmados agoreros parecen que disfrutan intentando por todos los medios que estemos hechos polvo.
Los decorados, de los que el novelista había hecho dos bocetos para el segundo acto, se encargaron al más célebre escenógrafo de la época: Luis Muriel. Su importe era de 2.400 pesetas, de las que el propio escritor había adelantado la mitad. Tras el informe favorable del arquitecto municipal, Ricardo Magdalena, el Concejo aprobó el pago a Muriel en sesión de 15 de julio.
Antiguo retablo de la Ermita de San Roque destruido en el año 1936.
Vista de la parte posterior de la ermita de San Roque, antes de iniciarse las obras de restauración.
Ayer día 1 de mayo a las 20 horas, tuvo lugar en el teatro Lope de Vega de Chinchón, la presentación del libro que contiene los tres trabajo premiados en el IV concurso de investigación sobre Chinchón y su entorno, correspondiente al año 2008. Presentó el acto el archivero y bibliotecario D. José Zumel, quien resaltó la calidad de los tres trabajos que se publicaban y agradeció la colaboración prestada para su publicación a la Alcoholera de Chinchón y a la Federación de Asociaciones culturales de Chinchón.
A continuación, hizo la presentación del libro don José Santiago Palacios Ontalva, historiador y catedrático de historia, autor del libro “Fortalezas santiaguistas: La Orden en la ribera del Tajo en los siglos XII al XVI” que animó a todos los presentes a leer el libro que reunía tres trabajos muy interesantes para conocer mejor la historia de Chinchón.
Intervino seguidamente don Joaquim Parellada, catedrático y filólogo, coautor del trabajo "VIDA Y OBRAS DE BERNARDO PÉREZ: UN HUMANISTA DE CHINCHÓN EN LA CORTE DE LOS BORJA DE GANDÍA (Siglo XVI)", que había llegado desde su residencia en Barcelona expresamente para la presentación del libro. Hizo un breve recorrido sobre el contenido de su trabajo y resalto que era para los autores una gran satisfacción haber descubierto la existencia de un hijo tan ilustre de Chinchón, como fue Bernardo Pérez, que siempre firmó sus obras con el patronímico de su pueblo.



