viernes, 10 de junio de 2022

LA MAR




El tío Gregorio nunca había salido del pueblo, ni siquiera cuando la mili, de la que se libró por no dar la talla. Cuando se casó con la tía Tomasa no había costumbre todavía de los viajes de novios, y la noche de bodas la pasaron en casa de los suegros, donde sería desde entonces su nuevo hogar, al albur de alguna broma pesado de los amigotes, que afortunadamente, no se produjo. 

Allí, en el pequeño pueblo de la meseta alcarreña,  había pasado toda su vida apegado a la tierra con la que poco a poco se iba mimetizando, hasta llegar a confundirse con el paisaje.

Conoció el mar cuando llegó al pueblo la televisión y entonces supo que había grandes ciudades, y de vez en cuando llegaban por allí ruidosos coches que contrastaban con el cansino traqueteo del carro que era el único medio de transporte que él había utilizado.

Ya de muy mayores, sus hijas les animaron a que fuesen a una excursión a pasar unos días en un pueblecito del levante que había organizado el Ayuntamiento en colaboración con el Imserso.

Les compraron unos bañadores, unos pantalones cortos para él y unos largos para ella, y unas camisas como las que traían los turistas y se montaron en el autocar que les llevaría a conocer, ahora si, de verdad, el mar.

El tío Gregorio era de poco dormir y descubrió que allí, en el levante, amanecía más temprano. Dejó que la Tomasa siguiese durmiendo en el hotel, se puso la camisa de colorines y sus pantalones cortos y se echó a la calle.

Lo primero que le llamo la atención fue esa claridad que inundaba todo el paisaje; las palmeras, las buganvillas que trepaban por las paredes, el penetrante olor a salitre mezclado con el de azahar, y los graznidos de las gaviotas que le indicaron el camino del puerto, donde las pequeñas barcas de los pescadores empezaban a regresar después de una larga y penosa noche de pesca. 





Allí, al resguardo de una barca varada en la playa, Joaquín, que debía ser mas o menos de su quinta, se afanaba en recoser unas viejas redes, que otro cualquiera ya habría desechado. Luego supo que allí todos le llamaban Chimo y así le pidió que le llamase él también.

Los dos viejos, con los surcos en la cara, labrados por el sol reseco del secano y por las brisas ardientes de la mar, al poco rato parecía que se conocían de toda la vida.

Gregorio le contó cómo se había ganado la vida cultivando cereales, viñas y aceitunas,  y Chimo le iba enseñando los aparejos de pesca, que guardaba en la barca que había sido su casa y su lugar de trabajo durante toda su ya larga vida en el mar: Cordeles con anzuelos, palangres, poteras y nasas. Tambien le habló de las azadas, los rastrillos, los bieldos y las podaderas, porque él también había trabajado en la huerta para complementar los escasos beneficios de la pesca.

Después le invito a unas sardinas que había preparado en unas brasas y a un trago de vino que compartió de una bota de cuero.

Cuando volvió al hotel, la Tomasa le esperaba para bajar a desayunar.

Él solo le dijo que ya había conocido la mar.

martes, 7 de junio de 2022

LO QUE QUIEREN ES QUE NO VAYAS A VOTAR




Escuchar un debate electoral es un ejercicio de paciencia para no sentir ofendida tu inteligencia. No es un debate, es una sucesión de soflamas dirigidas a los seguidores de cada uno, con el único fin de que los indecisos se hastíen y no vayan a votar. 

Es de vergüenza ajena escuchar las peroratas de los candidatos, que tienen muy poco que ver con las inquietudes y necesidades reales de los votantes, sino más bien con las elucubraciones mentales de los gurús de los partidos.

Así que, si eres andaluz ahora, o seas de donde seas en las próximas elecciones, lo mejor que puedes hacer es no escuchar a nadie (ni siquiera al obispo de Huelva) y votar en conciencia lo que creas que es mejor para la mayoría o, si me apuras, lo que a ti más te conviene.

lunes, 6 de junio de 2022

¡ CATORCE !





RAFA NADAL
14 ROLAND GARROS



REAL MADRID
14 CHAMPIONS
LEAGUE



EL EREMITA
14 AÑOS EN LA RED

domingo, 5 de junio de 2022

LOS CASTILLOS DE CHINCHÓN




La vida de los castillos de Chinchón fue siempre muy azarosa y solo durante cortos periodos de tiempo pudieron mostrar su esplendor. El castillo de Casasola que construyera Juan Contreras, allá por el lejano siglo XIV, vivió los enfrentamientos de sus señores con los pobladores de su entorno y hasta los Reyes Católicos ordenaron la detención de Vasco de Contreras el hijo del fundador. Muchos años después, en el año 1874 sirvió de refugio para los políticos que lograron la restauración monárquica de Alfonso XII. Ahora muestra su estado casi ruinoso que apenas si sugiere su perdida prestancia.





El castillo de los Condes tampoco se libró de sucesivas destrucciones y solo a finales del siglo XV, cuando lo construyeron los primeros Señores de Chinchón, debió mostrar su elegante construcción, cuando, según dicen, allí recibió doña Beatriz de Bobadilla al mismísimo Cristóbal Colón, que le pedía su mediación para llegar a Isabel la Católica.







Luego llegaron los comuneros, la guerra de sucesión, la guerra de la Independencia, los incendios y el saqueo y lo dejaron en el lamentable estado que muestran las imágenes, hasta que en el siglo pasado se hicieron algunas reformas para convertirlo en fábrica de anisados y restaurante. En la actualidad es prestigioso escenario para películas y series televisivas, en espera de encontrarle un destino más acorde con su valor histórico.