domingo, 24 de julio de 2022

YO NO ESTOY AHÍ.




Circula por las redes una fotografía en la que se ve una larga fila de personas tomada a larga distancia, por lo que no se puede reconocer a nadie. Encima de la fotografía: “¡¡¡NO SE ME VE, PERO ESTOY AHÍ!!!”. Y debajo, “Cola para dar una hostia a Pedro Sánchez” (Me figuro que años atrás habría fotos similares haciendo a Mariano Rajoy el objetivo de las hostias)

A mí me la ha enviado un contacto por Whatsapp. Una persona educada, culta, amable, con formación académica, sociable y apreciado en su entorno; lo que se entiende por una buena persona. 

Es cierto que desde que llegó Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno no han parado de sucederse acontecimientos nefastos: la pandemia del Covid19 con su terrible repercusión en las vidas y en la economía de los ciudadanos; la devastadora DANA Filomena con sus secuelas negativa, la desolación del volcán Cumbre Vieja de la Palma. .. Cuando ya parecía que se podía ver una cierta mejoría, la crisis energética, la guerra de Ukrania y las sucesivas olas de calor con sus incendios incluidos y un nuevo repunte del COVID. (Hechos todos ellos, parece ser achacables a la gestión de Pedro Sánchez)

Una secuencia de acontecimientos que ha puesto a muchos ciudadanos en situaciones muy delicadas, mucha gente que lo está pasando muy mal y que puede estar desesperada. El gobierno ha tomado medidas para intentar paliar los daños. Medidas que pueden ser criticadas y posiblemente podrían haber sido mejores,  pero que en líneas generales han ido a paliar la situación de los más débiles. 

Es posible que en esa “cola” puedan estar gentes desesperadas e indefensas cuyo último recurso sea “dar una hostia” al presidente del Gobierno. 

Pero mi contacto, no. El no está en esa situación extrema ni creo que tema por su bienestar ni supervivencia. ¿Se preocupa por los desfavorecidos? Puede ser.

Pero creo que la solución nunca estará en dar una hostia a nadie. 

Eso, como también lo de las balas, los insultos, los bulos, las manipulaciones, solo sirven para desahogo de unos pocos y para orquestar una campaña de acoso y derribo sin tener que aportar ideas y soluciones. Con el exabrupto es suficiente.

Solo me pregunto cómo es posible que personas amables, educadas, instruidas; en fin, buenas personas, puedan caer en la trampa que proponen los manipuladores que orquestan estas campañas de desprestigio porque no tienen ni argumentos ni alternativas viables para solucionar los problemas de los ciudadanos.

Pues no. Yo, desde luego, no estoy ahí.