jueves, 26 de mayo de 2022

EL PARADOR




Parece que fue ayer, pero los trámites para la construcción del Parador de Turismo se Chinchón se remontan a los 53 años. 

Efectivamente, en el Boletín Oficial del Estado nº 140, el jueves día 12 de junio de 1969, se incluye el decreto 1127/1969, que en su apartado a) del artículo primero, se acuerda la construcción de los Paradores Nacional de Calahorra, en la provincia de Logroño, Fuentes Carrionas, en la de Palencia; Argomániz, en la de Álava; Sos del Rey Católico, en la de Zaragoza; así como la Hostería de Chinchón, en la Provincia de Madrid. Firma el decreto don Manuel Fraga Iribarne y era Alcalde de Chinchón D. Francisco Grau Simó.

En sesión extraordinaria de fecha 26 de febrero de 1971, el pleno del ayuntamiento acuerda ceder gratuitamente al Ministerio de Información y Turismo los terrenos necesarios para la construcción del Parador de Turismo.


Según un escrito del Ministerio de I. y T. de fecha 17 de enero de 1972, los edificios cedidos gratuitamente por el Ayuntamiento de Chinchón, tenían una superficie total de 6.809,61 m2.  El valor que tenían asignados estos edificios del Ayuntamiento en la cuenta de administración del patrimonio en el año de 1969 eras de 211.273 pesetas.


Las obras del Parador se inician en los años siguientes y son dirigidas por el Arquitecto D. Juan Palazuelo Peña. Pero ya se sabe que las obras de palacio van despacio y se prolongan durante una década, ante la impaciencia de los que siempre desean que todo vaya más rápido.

En la fotografía que encabeza esta crónica y que pertenece a esta época, se puede ver que ya está totalmente rehabilitada la fachada del edificio, aunque se ve que falta por construirse todo el interior.

También podemos recordar lo que por aquellos años se decía por Chinchón, viendo las Aleluyas Chinchonetas, que iniciaban precisamente con este asunto, los “Cardos De la Cruz del Portugués” con dibujos de Manolo Gómez-Zia y textos de Alfredo Rodríguez Freyre.






El parador se inauguró, por fin, en el año 1982.

Años después, el parador se hizo famoso y muchas parejas lo eligieron para celebrar allí su matrimonio, incluso del lejano Japón, y también los “Cardos de la Cruz del Portugués” se hicieron eco de tal acontecimiento.