sábado, 18 de septiembre de 2021

NUEVOS USOS Y ...




Si nos detenemos a echar la vista atrás, vamos a encontrar que los tiempos están cambiando una barbaridad. Yo aún recuerdo que cuando volvíamos a casa lo primero que hacíamos era mirar si había algún mensaje en el contestador del teléfono. Ahora ya estamos siempre “en línea” y se nos puede localizar a cualquier hora con el móvil.

Y ha sido precisamente el móvil el que ha cambiado muchos de nuestro usos y costumbres cotidianas. ¿Qué íbamos a hace ahora sin el móvil?

Y lo de menos es hablar; porque lo que más hacemos  es mandar mensajes, aunque esto tampoco ayuda a que escribamos más, porque abusamos demasiado de los emoticonos, que hay que reconocer que son mucho más rápidos, evitan muchas palabras y ya se sabe que a buen entendedor....

También nos hemos creído que una imagen vale más que mil palabras (yo creo que una palabra dice mucho más que mil imágenes), y sacamos buen partido de esas cámaras tan sofisticadas que tiene nuestro smartphone y hemos llegado a creernos unas auténticos paparazzis.... ¡con el peligro que eso tiene!

Además de no parar de hacernos selfies en todas las posturas... A mi me resultan ridículos cuando ponen “morritos” o hacen la “uve” con los dedos de la mano... pero son cosas mías, porque es de lo que más abunda...





También nos hemos hecho expertos fotógrafos culinarios, que así amortizamos las abultadas facturas de los restaurantes y de paso damos “higuitas” a los amigos. (En mi pueblo equivale a “dar envidia”, y creo que en La Mancha también se dice “dar higuito” o algo por el estilo), y colgamos las fotos de lo que hemos comido en nuestras cuentas o se las mandamos directamente por correo para que vean los bien que vivimos.

Son los nuevos usos y costumbres que ya conviven con nosotros. Sin duda que, muchas veces, ponen de manifiesto nuestros defectos y nuestras pequeñas debilidades, y posiblemente algún día nos arrepintamos de haber puesto en las redes sociales aquellas fotografías o aquellos pensamientos, de los que ahora nos avergonzamos.

Pero, en fin, son los nuevos tiempos que, sin duda, están cambiando nuestros usos y costumbres... 

¿Para bien?