lunes, 12 de abril de 2021

CINISMO


Este señor tan feo era Antistenes, un griego algo cínico 

Allá por el siglo IV antes de Cristo, un tal Antistenes predicaba el rechazo de los convencionalismos sociales y la moral generalmente admitida. Uno de sus más ilustres seguidores fue el célebre Diógenes.

Con el tiempo, el concepto de cinismo fue mutando, y hoy se asocia a la tendencia a no creer en la sinceridad o bondad humana, ni en sus motivaciones ni en sus acciones, así como una tendencia a expresar esta actitud mediante la ironía, el sarcasmo y la burla.

Ahora, sus seguidores, que como suele ocurrir con la mayoría de las tendencias filosóficas y religiosas se apartan de la idea original de los fundadores y se quedan con lo anecdótico, por eso se atreven a mentir con descaro y practicar de forma impúdica y deshonesta lo que merece la general desaprobación. Es lo que también se conoce como “cinismo oportunista”.

Así que, después de tantos siglos, no han desaparecido sus discípulos, y yo me atrevería a asegurar que hasta han mejorado sus prácticas, y lo que es más peligroso, se han ido asentando, sobre todo, en el mundo de la política y del periodismo, sin olvidarse del poder en todos sus aspectos.

Desgraciadamente, sólo los desheredados de la tierra creen todavía en la bondad, y piensan que “to er mundo e gueno”.

Los demás, se saben aprovechar y no tienen el menor reparo en mentir con descaro y actuar en consecuencia a sabiendas, o sea, a practicar el cinismo reformado que predicaba aquel griego hace ya veintiséis siglos.

Y cuando llegan las campañas electorales, como era previsible, se agudizan estos comportamientos...

Así que ya sabéis, no escuchar lo que dicen los políticos y sus voceros y fijaos lo que hacen. Luego, votad en consecuencia, porque, aunque no os lo creáis, no “to er mundo es gueno”.