domingo, 9 de agosto de 2020

NO HAY QUE VER LA TELE



Esta mañana me levanté contento. Había dormido casi de un tirón toda la noche y el fresquito de la mañana me despertó a eso de las nueve, que es una buena hora para levantarse si estás jubilado, es verano y no tienes nada mejor que hacer.

Una duchita rápida, el café con leche y una torta de aceite, la pastilla para la tensión y un repaso a la prensa en la tablet, sentado en la terraza, de frente a la plazuela de Palacio.

Mi sudoku y mi crucigrama de cada día, regar las plantas del patio y bajar a la plaza a comprar la barra de pan y dar una  vuelta por los soportales.

Después a casita todo lleno de optimismo antes de que empiece a calentar el Sol demasiado.

Y así, tan contento, se me ocurrió poner la tele: Que si los nuevos brotes en España, que si más muertos en la semana pasada, que la marcha o huida del emérito, que si las corridas de Ponce, que si la moción de censura de Vox en diferido, que si los ataques a la Monarquia... nada que en diez minutos se me había esfumado todo mi optimismo y mi buen humor. 

Y me puse a hacer otro crucigrama, me tome una cerveza y parece que me encuentro mucho mejor...

Así que me he prometido no volver a ver la televisión, como no sea para ver un partido de la Champion....