domingo, 3 de marzo de 2019

VIAJE AL CENTRO DE MADRID


Hacer un viaje al centro de Madrid, no es una aventura como, por ejemplo, un viaje al centro de la tierra como el de Julio Verne; pero para mí es algo novedoso, y más desde que ya no puedo acceder a MadridCentro con el coche, lo que por otra parte, no me ocasiona demasiadas molestias, porque siempre he preferido el transporte público para ir al Centro.
Así, el otro día, rebusqué la tarjeta de transportes, me monté en el 63 y me dirigí a Felipe II. Desde allí, y por la calle de Alcalá, en el autobús 15, me acerqué hasta la Puerta del Sol.


Allí me esperaba la estatua ecuestre de Carlos III, de quien dicen que fue el mejor alcalde de Madrid. La escultura es una reproducción en bronce de Miguel Ángel Rodríguez, Eduardo Zancada y Tomás Bañuelos Ramón de un modelo de Juan Pascual de Mena conservado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Arriba el tradicional anuncio del Tío Pepe, que aunque ha cambiado de ubicación, me trae los recuerdos de mis años jóvenes.



En la calle Preciados, los músicos callejeros amenizaban a los transeuntes, que a esa hora de la mañana buscaban un lugar donde tomar el aperitivo.


Y para esto, nada mejor que Casa Labra, en el número 14 de la calle de Tetuán.  La portada afirma su existencia desde 1860. Es famosa por haber sido protagonista, según dicen, de la fundación del Partido Socialista Obrero Español por Pablo Iglesias el 2 de mayo de 1879, o al menos, así lo recuerda una placa en el propio local.
Este sitio de reunión estabacomo siempre, muy concurrido y allí nos tomamos  unos  «Soldaditos de Pavía» , que como casi todos sabéis es bacalao rebozado y frito; con unas cañas de cervezas y un "Valdepeñas". 


Dejamos para otro día la visita al Corte Inglés, porque no era cosa de desperdiciar una mañana tan soleada y agradable...


Y por las calles del Centro nos dimos un paseo, en busca de un lugar para comer.


El lugar elegido fue "La taurina", un restaurante inaugurado en el año 1997 junto a la Puerta del Sol, aunando dos pasiones: los toros y el gusto por la comida típica española.
La tradición de los toros y el mundo taurino queda patente no sólo en el nombre, sino también en cada uno de los rincones del restaurante y allí, para hacer honor al entorno, nos tomamos unos medallones de rabo de toro en su salsa sobre puré de manzana, que aunque se salía de la receta ancestral, estaba bastante bueno.


Desde allí, dando un paseo nos fuimos a la Plaza de Jacinto Benavente para coger el autobús 32 que enlazaría con el que nos tenia que devolver al barrio.


Allí nos encontramos con una peculiar escultura en bronce; es obra de Félix Hernando, que representa a un barrendero con el uniforme que llevaban allá por los años sesenta. La escultura se colocó en 2001 siendo alcalde Álvarez del Manzano, en homenaje a los empleados de limpieza.

Lo que es menos conocido es que esa escultura tuvo un modelo, que no fue otro que un señor llamado Jesús Moreno, el barrendero más veterano de Madrid que empezó su trabajo en 1953 como “llavero” que eran los encargados de abrir las bocas de riego para limpiar las calles con manguera, hasta que en 2002 pasó a ser encargado del Servicio Municipal de Limpieza.


Como era muy temprano, no quisimos quedarnos a ver el musical "West Side Story" que está programado en el Teatreo Calderón, y que nos recordó la emblemática película de nuestra juventud.


Desde el autobús, camino ya de casa, nos despedimos el Ministerio de Agricultura en Atocha, deseando llegar a nuestro destino para echarnos una reconfortante siesta, porque a mi, estos viajes, aunque solo sea al Centro de Madrid, ya me cansan un poco.

Nota: Lógicamente, todas las fotografías las tomé esa mañana con mi IPhone, que ya sustituye eficazmente a mi cámara de fotos.