domingo, 15 de abril de 2018

FOTOS CON HISTORIA: LA ACEITERA DE CHINCHÓN.



FOTOS CON HISTORIA X. INAUGURACIÓN DE LA ACEITERA DE CHINCHÓN.


Fotografía: Inauguración de la Aceitera como Grupo Sindical. Hacia 1969. Fotógrafo desconocido. Publicada en el libro “Chinchón en imágenes” año 2014. El Alcalde de Chinchón, don Jesús del Nero junto a las autoridades provinciales y miembros de la Junta directiva de la Aceitera.

Hablar de la aceitera nos ofrece la oportunidad de hablar del cultivo del aceite en Chinchón, y eso lo podemos hacer desde varias perspectivas.
Para empezar, podemos hacer una presentación literaria de la importancia de este cultivo en nuestro pueblo y para ello, voy a aprovechar lo publicado en el libro “Cocina tradicional en Chinchón, publicado en el año 2008, donde escribía:


"Al fondo, la alfombra verde de los olivos dormidos"...
El número de hectáreas que en Chinchón hay dedicadas al cultivo del olivo no deja de ser nada más que un dato estadístico que aparece en los anuarios económicos y en algunas publicaciones sobre la agricultura en la Comunidad de Madrid. Para nosotros es algo más.
Los olivos marcan el paisaje de Chinchón. Si contemplamos la panorámica desde la citarilla de la Plazuela de Palacio, los verdes pardos de los olivos salpican como gruesas pin- celadas las ocres laderas que ascienden hasta el Castillo desde el Camino de la Fuente Pata.
Por el Camino del Valle, pasado el Nuevo Chinchón, los rayos de sol en otoño iluminan el envés de las hojas realzando sus plateadas tonalidades tintándolas del púrpura del atardecer como reclamo para el inicio de su recolección. Sus troncos retorcidos son cobijo para las lechuzas y asiento para el descanso del caminante que se acerca a Chinchón y contempla entre sus ramas la silueta, recortada en el cielo azul, de su Iglesia, de su Torre y de su Castillo.
Que el aceite ha sido uno de sus productos más importantes para la economía de Chinchón, lo prueban la gran cantidad de almazaras que existían en el pueblo.
Además de la Aceitera, estaban la de la calle Nueva propiedad de los abuelos de Julio González, la de la calle de la Tahona propiedad de la Familia Montes, la de la calle Benito Hortelano, que actualmente es el Mesón de las Cuevas del Vino, la de la calle Toledillo de Martiniano Codes, etc. etc.
La recolección de las olivas duraba gran parte del invierno. Pasada la fiesta de San Antón, cuando los días empezaban a alargarse y los soles de febrero empezaban a calentar, aparecían las cuadrillas formadas por toda la familia, en las que hombres, mujeres y niños rodeaban los olivones pertrechados con largas varas y mantas tejidas con sacos de arpillera para recoger las aceitunas.
Previamente, se habían recogido las aceitunas aún verdes o sin terminar de madurar para utilizarlas como aceitunas de mesas para ensaladas, aperitivo o meriendas, poniéndolas en una solución de agua y sosa para quitarlas el sabor amargo y aderezándolas después con vinagre, ajos, tomillo y otras hiervas aromáticas haciéndolas varios cortes verticales con una navaja para que tomasen mejor el aderezo y depositándolas en unas vasijas de barro con boca ancha que se cubría con una tapa de madera en la que había una ranura por la que salía una cazo con agujeros que se utilizaba para sacar las aceitunas.
Durante los meses que duraba la molturación y el prensado de las aceitunas por los arroyos de las calles discurría un líquido negruzco que desprendía un olor característico que parecía premonitorio de la llegada de la primavera.


Los trabajos de la almazara eran duros pues las jornadas de trabajo se alargaban hasta bien entrada la noche. Llegaban cada año hasta Chinchón cuadrillas de hombres fornidos que venían de la Mancha y de Extremadura, y que después de unos meses su piel quedaba tersa, blanca y brillante por el continuo contacto con el aceite y su nula exposición a los rayos del sol.


También podemos dar una serie de datos históricos, que nos ayuden a conocer mejor la evolución de esta industria en nuestro pueblo:
Según don Narciso del Nero, en 1860 existían en Chinchón 15 molinos aceiteros. Poco a poco fueron desapareciendo hasta quedar solo la Aceitera de Chinchón, porque ya se sabe que cuando es necesario transformar la materia prima para conseguir el producto final, es mucho más fácil ponerse de acuerdo para formar una Cooperativa.
Actualmente se le conoce como SAT nº 1681, Cooperativa Aceitera "Virgen del Rosario" y tiene la sede social en la calle de los Huertos, 42 de Chinchón, pero posiblemente muy pocos conozcan algo de su historia.


La Sociedad Mercantil Anónima “Aceitera de Chinchón” S.A. fue constituida por escritura pública ante el Notario de Chinchón don Leopoldo López Urrutia Gardoqui, en fecha 11 de agosto de 1942 y tenía su domicilio en la Carretera de Ciempozuelos de Chinchón, que es la misma que la actual, pero con la antigua denominación de la calle.
Con fecha 27 de junio de 1956 se aprueban los estatutos por los que se regiría la sociedad, adaptándolos a la Ley de 17 de julio de 1951, sobre régimen jurídico de la Sociedades Anónimas, aprobados en escritura pública ante la Notario de Chinchón, doña Margarita Baudín Sánchez.  Firman don Jacinto Santos, como Presidente, y don Rafael Calvo como Secretario.
La Sociedad tenía un capital social de DOSCIENTAS MIL PESETAS, estando representado por dos mil acciones de cien pesetas nominales cada una. En esa fecha, hay un total de 232 accionistas, la mayoría de los cuales con dos acciones,  aunque había algunos que poseían más; como don Manuel Santiago Hernán, con 217; don Rafael Dios Oliva, con 105; don Gerardo Turiégano  Peresiguero, con 80, don Victorino Saz e Imaz, con 60, y don Gabriel Rojo López, con 50, por ejemplo.


Con fecha 25 de Julio de 1968 la Sociedad Anónima se convirtió en Sociedad Agraria de Transformación (SAT)  nº 1681 “Virgen del Rosario” con un capital social de 44.594,20 Euros.


Pero también podemos hablar desde un punto de vista gastronómico, y para ello nada mejor que esta receta de mi amigo Jesús Castillo, que él titula: 

PATATAS MOLINERAS:
A la que añade este comentario: “Me contó mi amiga Tanci que este era el almuerzo que hacían, en el molino de aceite de su abuelo, los molineros manchegos que venían a trabajar a Chinchón en la época de la aceituna. La incorporo a este recetario por dos razones: porque es exquisito y porque, habiendo en mi casa también un molino de aceite, se tomaría el mismo almuerzo y hay que seguir la tradición, aunque ahora del molino no queden nada más que unas piedras y el nombre de la calle”.
INGREDIENTES.
1 kg. de patatas.
6 huevos.
Tres chorizos de matanza.
4 dientes de ajo.
Sal
Tres cebollas partidas en aros.
Aceite.
PREPARACIÓN:
Se pelan las patatas y se cortan como para hacer tortilla, se les echa sal. Se cortan las cebollas en rodajas muy finas.
Se fríen en el aceite los dientes de ajo y antes de que se quemen se sacan y se tiran, porque lo único que se quiere es que dejen el sabor.
Se ponen a freir en aceite abundante las patatas y las cebollas. Cuando ya están bien fritas, se escurre el aceite y se echan los chorizos desmenuzados.
Se renueve todo bien para que se haga el chorizo "resudado" con su propio jugo, y cuando ya está frito, se hacen huecos en la sartén y se echan en ellos los huevos, y cuando estén cuajados, se retira del fuego, se rocía con un poquito de vinagre y se come, mojando pan de libreta, bien en platos individuales o en la misma sartén.
Es imprescindible acompañarlo con un buen vino tinto recio de la mancha, bebiendo en bota.