martes, 2 de enero de 2018

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XCIV. JUAN LÓPEZ ROBREDO


94.- Juan López Robredo. (Personajes)

En la calle de Morata, en la fachada del número 53, nos encontramos con un escudo de piedra en buen estado de conservación. Es el escudo de armas de la familia López Robredo, esta es su descripción:

Escudo cuartelado. En el primer cuartel, de azur, castillo de plata, saliendo de su homenaje brazo armado de espada. En el segundo, de oro, cinco escobas de sinople atadas de gules. En el tercer cuartel, de plata, árbol de sinople terrazado con tres martillos, uno en las ramas y otro a cada lado; y en el cuarto, de oro, una banda de gules y en su hueco superior, león de su color. Puesto sobre águila de oro linguada de gules, sobre la que hay un busto con yelmo de caballero. Entre las personas que llevaron este apellido, se destaca don Manuel Gregorio López-Robredo Gómez del Puerto, que en el año 1772 se avecindó en Chinchón. Era natural de Toledo y procedía de Madrid. Se casó con doña María Nieto, natural de Chinchón.

D. Manuel López de Robredo, era bordador de palacio y en el año 1783, fue alcalde de Chinchón por el estado noble. Murió el año 1788.

D. Juan López de Robredo, su hijo, bordador de cámara del Rey Carlos IV,  como su padre, y gran amigo personal de la familia Goya. Consiguió, tras varias solicitudes, que le fuese concedido el uso de uniforme bordado como tenían los pintores, escultores y diamantistas de cámara, para subrayar su categoría social. En el año 1798, Francisco de Goya le haría un retrato con su uniforme de bordados diseñado por él mismo. En el retrato aparece con los bocetos de sus diseños en la mano.

La propiedad de esta casa pasó de los López Robledo a Dª Clara Carrasco Carbonero, madre del Marqués de la Corona, después a Dª Concepción Patiño Carrasco y posteriormente a D. Gregorio Álvarez de Miranda, cuyos herederos siguen siendo los propietarios de esta casa que aún luce una espléndida fachada.


 El 30 de octubre de 2011 anunciaba el periódico ABC que el retrato de nuestro paisano don Juan López Robredo, que pintó su amigo Francisco de Goya, será subastado en Londres en diciembre por la casa Christie's. 

Don Juan López Robredo pidió a su amigo Francisco de Goya, en el año 1798, que le pintase con el uniforme oficial de Bordador, que había sido diseñado por él mismo, para solicitar al Rey le fuese concedido el uso de uniforme bordado como tenían los pintores, escultores y diamantistas de cámara, para subrayar su categoría social.

Su casaca azulada y su chaleco rojo están profusamente decorados con sendos bordados dorados que señalan el oficio del personaje. En sus manos sujeta unos diseños en papel. El rostro representa la zona más iluminada del conjunto, destacando el carácter del personaje; nos mira con un gesto altivo, orgulloso de su importante cargo. Goya conjuga perfectamente los detalles de los bordados con la personalidad de don Juan, ofreciéndonos una soberbia muestra de su genialidad como retratista. Las tonalidades oscuras dominan una composición en la que contrasta la claridad del rostro, resaltado aun más por el fuerte foco luminoso que impacta en su cabeza.

La Familia López Robredo, como hemos dicho, tenían casa en la calle de Morata número 47, donde aún se conserva el escudo de la familia. y allí acudía el pintor acompañado de su hermano Camilo, el capellán de los condes, cuando llegaba a Chinchón para visitar a su madre y a su hermana. 


Así España deja escapar un importante retrato de Goya por falta de recursos. El retrato, de colección particular, ha recibido el permiso de exportación del Ministerio de Cultura, porque ni el Prado ni Patrimonio Nacional podían realizar la compra, según comenta un responsable de la Junta, que ha justificado la decisión en atención a «la imposibilidad de las instituciones públicas para atender la petición del dueño, un coleccionista particular madrileño, que ponía un precio muy elevado».

La Junta de Valoración y Exportación de Bienes Culturales, órgano competente del Ministerio de Cultura, que dirime la protección de las obras desde Cultura, aprobó su salida en la reunión del pasado mes de septiembre, tras estudiar un informe del Museo del Prado, señalando que «este retrato no aportaría gran cosa al Prado, pero Patrimonio Nacional sí lo quería por un motivo casi filológico, porque representa a un funcionario de la corte de Carlos IV con su uniforme».

Estas son las principales características del cuadro:
Fecha: 1798,
Museo: Colección Particular.
Características: 107 x 81,5 cm.
Material: Oleo sobre lienzo. 

Sin embargo, la subasta quedó desierta y nadie en Londres pujó por su compra. Así informaba el periódico ABC el 7 de diciembre de 2011.

“El «Retrato de Juan López de Robredo» (Nuestro paisano)  de Francisco de Goya estaba valorado entre 4,5 y casi siete millones de euros por Christie´s, que sacaba la obra a la venta por primera vez en veinte años. Una oportunidad poco habitual de tener un Goya al alcance de la mano. Pero el cuadro se ha quedado sin comprador, según han informado a ABC fuentes de la prestigiosa casa de subastas.

El retrato había permanecido en manos del mismo coleccionista privado durante dos décadas, no presentaba dudas sobre su atribución al pintor español, y había llegado al Reino Unido desde España tras recibir todas las bendiciones para la exportación. Una pieza segura para quien tuviera el presupuesto necesario. Pero los potenciales compradores no han rematado la cita. Aunque sí que ha habido interés por el cuadro en una sesión muy concurrida, no se ha producido la venta.

«A veces ocurre, era un cuadro muy formal, cuando lo más querido por los coleccionistas suelen ser los Goyas más expresivos», explican a ABC desde Christie's. En esta joya sin novia, Goya retrata al bordador de la corte de Carlos IV, Juan López de Robredo, miembro de una dinastía de bordadores españoles y cortesano con la vanidad suficiente como para solicitar un retrato al pintor de moda”

Esto es lo que dice el redactor de la noticia, lo que posiblemente no supiese es que encargó su retrato a Goya, no porque fuese vanidoso, sino porque era gran amigo del pintor, que posiblemente se ofreció a retratarle, aunque sí es verdad que López Robredo pidió que lo hiciese con el "uniforme" de bordador que él mismo había diseñado.



El Eremita.
Relator independiente.