sábado, 10 de junio de 2017

MORALEJO: UNA INNOVADORA EMPRESA DE ZAMORA, CARGADA DE TRADICIÓN.


Moralejo Selección es la única compañía certificada en España para servir, según sus ritos, a las tres religiones monoteístas. Esta industria zamorana exporta a 30 países y facturan 30 millones de euros al año.


Para un matadero castellano-leonés cuyo germen fue una modesta carnicería en la Zamora de los años 60, sacrificar hoy 450.000 ovejas al año, crecer un 20% anual y facturar 30 millones de euros en un solo ejercicio fiscal debe de ser la madre del cordero. 
Porque en España, reino del cerdo y del pollo, se consume poca carne ovina sea cual sea su edad (lechal, recental o bien ovino mayor, o sea, oveja hecha y derecha): apenas 1.600 gramos por persona al año frente a los, por ejemplo, 5,89 kg de vacuno, de acuerdo a las cifras del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 
Una insignificancia porcentual (y las estadísticas engordan gracias al repunte navideño del cordero horneado) que Moralejo Selección, compañía reciente pero con raíces, se ha empeñado en aumentar a base de sabor, texturas, trazabilidad extrema, procesos con mimo, tradición y audacia en el sector del cordero. En definitiva: en brindar un sublime producto ya se destine para restaurantes con estrella Michelin, celebraciones religiosas por todo el mundo (el cordero sacramental siempre presente en las tres religiones monoteístas) o cuchipandas domésticas patrias.




Cuando hacemos turismo, muchas veces nos conformamos con montar en el trenecito turístico y visitar algunas de las iglesias y monumentos de la ciudad. 
En esta ocasión, en nuestra visita a Zamora, hemos tenido el privilegio de visitar este moderno matadero y ver sus instalaciones, que muestran cómo ha evolucionado una vieja tradición familiar a una moderna empresa, que exporta a todo el mundo.




¿Dónde estriba la receta magistral de esta empresa, hoy capitaneada por Enrique y Mario, los nietos de Baltasar el carnicero, que han conseguido trazar un cordero único en el mundo? ¿Dónde pasta su brutal éxito empresarial cuando hace apenas 10 años estos hermanos ni siquiera trabajaban juntos y, en la resaca de una Nochevieja madrileña, deciden que han de confluir sus fuerzas y sus derroteros? Principalmente, en la perseverancia, en un control de calidad al milímetro y en ser albaceas del buen hacer de la saga que les precede. 
"Esto empezó hace 62 años con el abuelo Baltasar vendiendo carne con una moto que tenía. Luego montó un puesto en el mercado de abastos de Zamora. Aún está en funcionamiento y allí trabajan mi hermana y mi madre, Pilar. Y mis tíos José Luis y Juan Ángel, que siempre se han dedicado al ovino, son los dueños de Pago Los Vivales, una fábrica de quesos a base de leche cruda con sólo 15 días de curación, algo muy complicado", explica Mario Oliveira Moralejo (Zamora, 1976).



Y lo mejor de todo, es que después pudimos probar un lechazo insuperable y unas mollejas superiores, que daban fe de que lo que habíamos visto tenía unos frutos excelentes.

jueves, 8 de junio de 2017

UN BUEN QUESO ZAMORANO.


Baltasar Moralejo e hijos, S.L., anteriormente dedicada al sector cárnico desde hace 50 años, ha querido trasladar su experiencia al mundo de la industria láctea produciendo este queso como producto de primera calidad.


En su finca Pago "Los Vivales" en Coreses (Zamora), disponen de los medios más avanzados y novedosos en cuanto a técnicas de alimentación, cría, ordeño y fabricación se refiere, cumpliendo los más estrictos requisitos en cualquiera de estos procesos: de sanidad, higiene así como respeto del medio.


Pago "Los Vivales" es una granja de 120.000 m2 situada al noroeste de Castilla y León en la localidad de Coreses, provincia de Zamora.


3.000 ovejas productoras de leche, con un constante control de selección para obtener la mejor calidad del producto.


Con una tecnología de vanguardia, pueden conseguir el control absoluto de todo el proceso, desde la fabricación de los alimentos que consume su ganadería, pasando por la recría del ganado, el proceso de ordeño y posteriormente la elaboración del producto final, el queso.



Así, pueden ofrecer un producto que cumple con todos los cánones de calidad establecidos y garantizan un queso con sabor franco, persitencia larga en boca y evolución lenta, sutil y agradable, incitando a repetir degustación.



Entre otro muchos premios recibidos, en 2016 el Queso de Oveja de leche cruda Tierno Etiqueta Azul de Pago "Los Vivales" ha obtenido el Cincho de Oro y el Queso de Oveja de leche cruda Reserva Etiqueta Burdeos de Pago "Los Vivales" ha recibido el Cincho de Plata dentro del Concurso Internacional de Queso Cheese Awards 2016.


Y a finales de 2016 el Queso de Oveja de leche cruda Reserva Etiqueta Burdeos de Pago "Los Vivales" fue también galardonado con la medalla de oro de los "World Cheese Awards". Por su parte, el Queso de Oveja de leche cruda Curado Etiqueda Negra y el Queso de Oveja de leche cruda Gran Reserva Etiqueda Gris de Pago "Los Vivales" obtuvieron en este mismo certamen la medalla de plata.


Fotografías de m.carrasco.m

martes, 6 de junio de 2017

A EXAMEN

Te darás cuenta de lo irresponsables e ineptos que son muchos de nuestros políticos de derechas y de izquierdas.




MANUEL VICENT.
El País, 4 JUN. 2017

Después de todo, la Felicidad con mayúscula se compone de minúsculos actos felices; de sensaciones pasajeras agradables; de un estado de salud aceptable; de expectativas positivas ante un futuro siempre azaroso, aunque no totalmente tenebroso; de alguien que te quiera; de un amigo que esté dispuesto a ayudarte; de pequeños placeres inherentes a los cinco sentidos corporales. La trama cotidiana de actos felices está servida por ciudadanos corrientes y anónimos, que directamente inciden en tu vida. Esta lista de servidores la forma el panadero, el último quiosquero de la esquina, el tendero amable, el conductor del autobús, el médico de cabecera, el cartero que te trae buenas noticias, el fontanero muy profesional, el camarero de bar, la profesora del colegio de tus hijos, el vecino simpático que te da los buenos días. De otro lado está el nudo de las obligaciones que te ahoga y el mundo de la política cuya maleva atención absorbe gran parte de tu energía. Para descubrir si un político merece tu voto trata de imaginarlo como ese ciudadano corriente que contribuye a tu felicidad cotidiana. Y en este caso debes preguntarte si le comprarías el pan a Donald Trump si fuera panadero; si te subirías a un autobús conducido por el presidente Rajoy si llevara el volante igual como conduce a su Gobierno; si te dejarías operar del riñón por un cirujano que en el quirófano se comportara como lo hace Carles Puigdemont en Cataluña. Te darás cuenta de lo irresponsables e ineptos que son muchos de nuestros políticos de derechas y de izquierdas, en el poder o en la oposición, cuando piensas en qué incómodo fregado se convertiría tu vida si tal como se comportan en política esos líderes lo hicieran como tenderos, médicos de cabecera, conductores de autobús, cocineros o cirujanos. Con toda seguridad prescindirías de ellos. Pues, eso.

domingo, 4 de junio de 2017

¡¡CAMPEONES!!



Como los lectores saben, el Eremita es también aficionado al fútbol, y en este caso había presentido que el Real Madrid haría historia ganando, por primera vez, dos veces seguidas la Champions, lo que nadie había conseguido hasta la fecha.


Por eso, haciendo un gran esfuerzo económico, ha mandado a sus corresponsales, enviados especiales a Cardiff, para tener información de primera mano.


Cardiff es la capital del País de Gales, una pequeña ciudad que nos ofrece sus atractivos turísticos, aunque no estaba preparada para recibir un aluvión de turistas, lo que ha sido esta final entre el Real Madrid y la Juventus de Turín.


Dejando aparte los excesos en los precios, cosa por otra parte común en esta clase de convocatorias, el ambiente fue muy cordial entre las dos aficiones y el tiempo acompañó para disfrutar de este fin de semana futbolístico en el Reino Unido.



El pequeño campo de Cardiff, perfectamente acondicionado para este acontecimiento, presentaba el aspecto de las grandes ocasiones y, totalmente cerrada la cubierta para evitar posibles atentados, tuvo unos prolegómenos acordes con la final que se iba a celebrar a continuación.,


Después llegaría el partido, del cual ya habréis recibido la oportuna información a través de todos los medios de comunicación, llegararon las celebraciones, como se puede ver en estas fotografías.


Es que, por si no lo saben, el Real Madrid venció a la Juventus por 4-1, con dos goles de Ronaldo, uno de Casemiro y otro de Asensio. El italiano lo marcó Mandzukic.


UN ACONTECIMIENTO DEPORTIVO Y FESTIVO QUE NO SE PODÍA PERDER DEL EREMITA, PARA COMPARTIRLO CON TODOS SUS LECTORES.

¡¡HALA MADRID !!

LOS OLORES DE CHINCHÓN.

En estos días, cuando la amenaza de malos olores se ciernen sobre el horizonte de Chinchón, y cuando se ha promovido una campaña para hablar de los olores de nuestro pueblo, no me he resistido a volver a publicar un capítulo que incluía en el libro “La Cocina Tradicional en Chinchón” y que titulaba, precisamente,



LOS OLORES DE CHINCHÓN

No es que vayamos a decir que Chinchón tiene un color especial; aunque el azul de su cielo va cambiando en las distintas estaciones, desde el gris perlado de los fríos días de enero, hasta el fuerte azul cobalto de los atardeceres otoñales, pasando por el turquesa primaveral y el violeta de los ocasos de finales de agosto. También sus campos se van tiñendo en diversas tonalidades de verdes; el pardo de los olivos, el amarillento de las mieses en sazón para la siega, y el brillante de las tiernas hierbas cuando el rocío las enciende en el amanecer de los primeros días de la primavera. Y sus tierras con sus tonalidades ocres que parecen escalar por las agrestes laderas de los montes que circundan al pueblo, entre el blanco de las calizas en los caminos y los rojos ferruginosos de los cerros de las "Cabezas". Pero no, no vamos a compararnos con Sevilla.
En cambio, Chinchón si tiene unos olores especiales. O mejor, Chinchón tenía unos olores muy especiales en los años de nuestra niñez.
El primero e inolvidable: el olor a tierra mojada de los últimos días del otoño, cuando las primeras gotas de lluvia eran ávidamente sorbidas por el polvo blanco y reseco de las calles mientras los niños mirábamos al cielo para recibir en nuestros rostros el tibio frescor de las gotas que nos anunciaban el inicio del invierno.
Entrado ya el mes de noviembre, cuando salíamos del colegio por la tarde, cuando los últimos rayos del sol pintaban de rojo la linea del horizonte, las chimeneas empezaban a exhalar pequeñas volutas de un humo gris que se mezclaba con los cirros que habían empezado a ganar terreno al inmaculado azul del cielo. Entonces solían encenderse las luces de las calles y el aroma de las maderas de olivo y de nogal, y de los sarmientos recién podados, que empezaban a arder en las estufas, inundaba el atardecer y nos invitaba a refugiarnos en el calor de hogar mientras nos comíamos la poza de aceite y azúcar o un cantero de pan con una onza de chocolate, mientras en la radio daban el enésimo capítulo de "Diego Valor"
Llegaban, después los dulces olores navideños, cuando en las tahonas se mezclaban los olores del pan recién sacado del horno con el de los dulces, los mantecados, las magdalenas y las pastas de almendras, y las destilerías, en frenética producción, inundaban el aire de Chinchón con el incomparable olor del anís que se pegaba en la garganta como si hubieras tomado una copita mañanera en cualquier bar de la plaza.
Cuando los días empezaban a ganar terreno en su implacable escalada hacia la primavera, el fuerte hedor del tinaco o alpechín que se escapaba de las almazaras y corría por los arroyos de las calles, como signo de plena actividad en la extracción del aceite, nos recordaba que podíamos alargar nuestros juegos antes de volver a casa.
A veces, te cruzabas por cualquier calle con un carro lleno de estiércol camino del secano. El fuerte olor a la basura humeante, a medio fermentar, dejaba su rastro oloroso durante varios minutos. Era un olor familiar, totalmente integrado en el ambiente, que sólo podía herir la delicada pituitaria de los que llegaban a pasar cortas temporadas en el pueblo.
A finales de abril, cuando los rosales de los patios empezaban a emitir sus primeros acordes, la nota salvaje del olor de la hierba recién cortada, ponía el contrapunto al gran concierto de la sinfonía olorosa que rompía durante el mes de mayo. La salmodia monótona de voces infantiles entonando el "con flores a María" adquiría la categoría de acontecimiento gracias al perfume que emanaba de las rosas multicolores que, recién cortadas, adornaban los altares que se improvisaban en todas las casas en honor de la Virgen María.
Después vendrían los fuertes olores de los ajos verdes que inundaban patios y corralizas en el proceso de secado y en espera de que las delicadas manos de las mozas empezasen a trenzarlos en ristras que garantizasen su mejor conservación.
Y el olor a las mieses maduras, que traían hasta el pueblo las ventiscas de las tormentas veraniegas y que se mezclaban con el olor a sangre de toro revuelta con la arena de la plaza después de la corrida.
Y para cerrar el ciclo, el olor dulzón de las uvas que habían madurado con los últimos calores del verano y que hacían su último paseo desde la viña hasta la prensa de la bodega en pesados cubetos de madera soportando el monótono traqueteo de los carros.


Pero entre todos los olores, nuestro recuerdo más querido es el olor de la cebolla, cuando nuestra abuela estaba preparando el sofrito para hacer......