sábado, 15 de abril de 2017

+ QUE MADRID


(Publicidad institucional de la Comunidad de Madrid)

Y HOY 
SE CELEBRA EN CHINCHÓN:

¡¡LA PASIÓN!!


AL ANOCHECER....


viernes, 14 de abril de 2017

MADRE TERESA DE CALCUTA: 24 RESPUESTAS A 24 PREGUNTAS.

Teresa de Calcuta:  monja católica  que fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta (India) para ayudar a huérfanos, enfermos y moribundos. La congregación se expandió a otros países del mundo.  


Falleció el 5 de Septiembre de 1997 y tras su muerte fue beatificada por el Papa Juan Pablo y canonizada el 4 de Septiembre de 2016 en Roma por el Papa Francisco.
En la década los 70 era muy conocida a nivel internacional y adquirió reputación de persona humanitaria y defensora de los pobres e indefensos.  En 1979 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz en 1979.
En estas preguntas y respuestas que están circulando por las redes sociales de una supuesta entrevista que se le realizó (no hemos conseguido encontrar la fuente original) se puede resumir lo que se podría considerar su modo de entender la vida.
1. ¿Cuál es el día más bello?
 Hoy
2. ¿La cosa más fácil?
Equivocarse
3. ¿El obstáculo más grande?
El Miedo
4. ¿El mayor error?
 Abandonarse
5. ¿La raíz de todos los males?
El egoísmo
6. ¿La distracción más bella?
 El trabajo
7.  ¿La peor derrota?
El desaliento
8. ¿Los mejores Profesores?
Los niños
9. ¿La primera necesidad?
Comunicarse
10. ¿Lo qué la hace más feliz?
Ser útil a los demás
11. ¿El Misterio más grande?
La muerte
12. ¿El peor defecto?
El mal humor
13.  ¿La Persona más peligrosa?
La mentirosa
14. ¿El Sentimiento más ruin?
La envidia
15. ¿El regalo más bello?
El perdón
16 ¿Lo más imprescindible?
El hogar
17. ¿La ruta más rápida?
El camino recto
18. ¿La sensación más grande?
La paz interior
19. ¿El resguardo más eficaz?
El optimismo
20. ¿La mayor satisfacción?
El deber cumplido
21. ¿La fuerza más potente?
La fé.
22. ¿Las personas más necesarias?
Los padres.
23. ¿La cosa más bella de la vida?
El amor.
24. ¿El mejor refugio?
Dios

miércoles, 12 de abril de 2017

EL PREGÓN DE "LA PASIÓN SEGÚN SAN JUAN" (JOSÉ LUIS MAGALLARES)


El pasado domingo de Ramos, en el Teatro Lope de Vega de Chinchón, tuvo lugar el Pregón de la Pasión, que este año pronunció el mismísimo evangelista San Juan, eso sí, representado muy dignamente por José Luis Magallares Ruiz, ya que durante 42 años había interpretado, desde el inicio, su personaje en la Pasión de Chinchón. Nadie mejor que él para narrarnos sus comienzos. 
Por su interés, he considerado que debía publicar, para general conocimiento, el texto íntegro del pregón:


 “PREGON DE LA PASION DE CHINCHON”
DOMINGO DE RAMOS DE LA SEMANA SANTA DE 2017

I N T R O I TO:

(Fragmento de Toccata y fuga, de J.S. Bach.)

 “Chinchón de Castilla, noble pueblo donde la tradición y la riqueza de sus costumbres han quedado esculpidas en estos bellos rincones. Cualquier calle, cualquier plaza, donde aploma el sol en verano y juegan los niños, se ha parado en la historia más importante de la humanidad, hace XXI siglos”.

 “Pero he aquí que un hombre desconocido, un labrador de este pueblo que ha recorrido el camino de la vega y el secano, va a reencarnar la historia de la pasión, muerte y triunfo de Cristo Jesús. Lo que vais a oír  y ver, sucedió en verdad”.
 “Yo, Juan, hijo del Cebedeo, hermano de Santiago, pescador del Tiberiades, discípulo de Jesús de Galilea y por el Espíritu Santo ministro de la palabra de Dios, doy fe en este Evangelio de la pasión de Cristo”.

¡La paz sea con vosotros!

Amigas y amigos, buenos días a todos.

            Tiene repetido D. Luis de Lezama Barañano, autor del guión sobre la Pasión de Jesús que, cuando aún era seminarista en 1962, le surgió la idea de escribir “en varias noches de vela” e inspirado en los Evangelios de S. Mateo y S. Juan, un VIA CRUCIS para ser representado por los niños en la catequesis; y que éste dio origen a la PASION DE CHINCHON a la que voy a dedicar mi Pregón, en relación a sus comienzos y evolución hasta nuestros días, previniendo por anticipado que, teniendo en cuenta lo mucho que se ha dicho y publicado acerca de este acontecimiento -entre lo que cabe destacar el extenso artículo de nuestra admirada Isabel Montejano publicado en el diario ABC cuya portada tomo prestada para ilustrar estas páginas, y, sobre todo, los dos minuciosos libros, el del escritor Manuel Carrasco Moreno y el de cuatro memorialistas de la Pasión, respectivamente-, corro el inevitable riesgo de coincidencia en puntos concretos de mi relato, extremo éste que no dudo sabrán comprender y disculpar.
*
            Daba comienzo el año 1963 cuando en este mismo lugar donde ahora nos encontramos, un grupo de jóvenes actores aficionados al teatro dirigidos por Pilar Montero Roldán -empleada textil y hasta su fallecimiento en 2008, el alma de la Pasión-, ensayábamos la comedia “La viuda es sueño”, interpretada en sus distintos papeles por Ataúlfo Manquillo, Rosario y Tanci de las Heras, Aurora Montes, Pepe Recuero, Petri Esteban, Pilar García, Valentín Sánchez, Mercedes González, José Luis Juaranz y quien les habla. El estreno de la función tuvo lugar los días uno y dos de Marzo de ese mismo año, a beneficio de las obras parroquiales de nuestro pueblo.

            Quiso la providencia que un año antes, en septiembre de 1962, el antedicho seminarista fuese nombrado sacerdote destinado como coadjutor a esta Parroquia, quien, sorprendido e impresionado desde el momento mismo de su llegada al pueblo por la nobleza y sencillez de sus gentes; la hondura de sus raíces religiosas; su historia y costumbres, sus calles,  su plaza…, le faltó tiempo al joven cura para (dicho sea en expresión coloquial) “tirarle los tejos” a nuestra citada directora, proponiéndola fuese ella quien se encargara de dar vida en la ya próxima Semana Santa, a su proyecto de escenificación del primer Vía Crucis viviente de la “PASION DE CHINCHON” por las calles de nuestra ciudad; y ésta se los recogió. (Donde quiera que ahora estés, Pilar, descansa en paz sabiendo que por tus muchos méritos logrados a base de esfuerzo, dedicación y amor a tu pueblo sin esperar nada a cambio, ocupas y ocuparás siempre el lugar de honor en la historia de “TU” Pasión.)

            Ni que decir tiene que la vista de lince e inteligencia de Cardona del primero, unido al poder de persuasión y firme carácter de la segunda, formaron un tándem capaz de comerse el mundo entero, como así quedó patente en el caso que nos ocupa.
           
            Sellado el acuerdo, ya se disponía de una parte importante de los elementos necesarios para emprender el camino: el guión y la dirección; faltaba solamente -que no era poco-: los actores; la localización de los escenarios naturales y su itinerario; personal colaborador; vestuario, medios materiales, económicos, etc., por lo que se pusieron ambos manos a la obra -nunca mejor dicho-, comenzando en primer lugar por la recluta de intérpretes de entre la gente del pueblo, conforme a la siguiente selección: 

Don Luis Lezama Barañano
Pilar Montero Roldán
  - Cinco agricultores: Antonio Catalán Torres (representando a Jesús); Julio García López (a Pilatos); José Carrasco Sáez (a Simón de Cirene); Jesús Rojo Ruiz (Soldado) y Santiago Ontalva García (2º. Sayón).
  -Dos estudiantes: Aurora Montes Paños (a la Virgen María) y Tanci de las Heras Montes (a la Verónica).
  -Dos herreros: Teresiano García Marcó (Apóstol Pedro) y su sobrino Pedro García Catalán (1º Sayón).

  - Una dependienta de zapatería: Petri Esteban González (de Santa Mujer).
  - Dos oficiales de organismos públicos: Juan Colmenar Gállegos (1º. Lector) y Federico Vega Chamorro (2º. Lector). 
  - Tres jornaleros: José Buitrago Martínez y los hermanos Gregorio y Pablo Martínez González (Soldados).
 - Dos autónomos: José L. Juaranz López (a Judas) y José Varea Heras (Centurión). Y, por último,
 - Un demandante de empleo : José L. Magallares Ruiz (Apóstol Juan).

El Pretorio de Pilatos

En cuanto a los escenarios y su recorrido, el tiempo ha confirmado lo acertado que se estuvo, optándose por los siguientes:

En el modesto portal de una humilde vivienda en el conocido como Altillo de los Solares con acceso para la ocasión por su puerta trasera y tras  cruzar un corral vecinal, convinieron la escenificación de El Cenáculo, al que acudiría el Maestro acompañado de sus tres únicos discípulos de ese primer año (Pedro, Judas y Juan) para celebrar con ellos la última cena, episodio éste en el que se contiene el lavatorio de pies y la institución del Sacramento de la Eucaristía.  (La realización de este primer acto de los ocho que en principio constaba la representación, se trasladó, después de varios años de acomodo, primero, a los soportales de la Plaza Mayor; después, al también soportal del Ayuntamiento y definitivamente, por último, al primer balcón de este Consistorio; todo ello, a fin de dotarle de la relevancia y lucimiento que el cuadro merecía).
            Unas eras de vega salpicadas de higueras, granados y espinos a las afueras  del pueblo junto a la arroyada que las circundaba, destinadas al cultivo de hortalizas, fueron convertidas en el Getsemaní de Jesucristo, lugar escogido para la escena de La Oración y Prendimiento del Mesías tras la traición de Judas por treinta piezas de plata. (Pasados ya treinta y cuatro años desde su retiro, aún sigo sintiendo cerca de mí la presencia del Apóstol Pedro encarnada por tan apreciado amigo como excelente persona, Tere el herrero,  en cuyo regazo tantos años recliné mi cabeza simulando dormir, mientras Jesús, alzando angustiado sus ojos al cielo, oraba en la peña al Padre para que, si fuese posible, apartara de sí el cáliz de su amargura).           
            A pocos pasos de allí, en la balconada que hace esquina a las calles Molinos Baja y Contreras, comúnmente conocida por Esquina Olalla, situaron El Pretorio de Pilatos, en donde el gobernador romano juzgaría al arrestado entre burlas y torturas de los sayones, acusado presuntamente de pretender ser el Rey de los judíos y a quien sentenciaría y condenaría a muerte a pesar de no encontrar en El ninguna culpa. Consumado el acto y tras lavarse las manos en señal de su inocencia, Pilatos lo entregaría al pueblo para ser crucificado. (El porte y recia voz que imprimía al personaje citado nuestro recientemente fallecido Julio García López, difícilmente podrán ser olvidados por cuantos tuvimos el placer de disfrutar su interpretación).
             Seguidamente, una comitiva al mando de un Centurión y cuatro soldados conduciría al reo hasta el Monte de los Olivos ascendiendo por Contreras, en cuya esquina con Amargura se fijaría la primera caída del condenado y el forzamiento por parte de la tropa a Simón, un campesino que regresaba del campo, para ayudarle a llevar la pesada cruz en su penoso camino, quedando allí ubicada la escena de El Cirineo y en ella plasmada la naturalidad y sencillez del también recordado José Carrasco Sáez. (Actualmente, esta primera caída se desarrolla a la altura de las calles Morata con Cuesta Salobre)
            El cortejo continuaría su marcha hacia el patíbulo, en el que, a su transcurso, se representarían dos de las escenas más humanas y enternecedoras de la Pasión. En la confluencia de Amargura con Morata se situaría La Verónica, aquella mujer que, compadecida del dolor y sufrimiento del Nazareno arrastrando los pecados del mundo en su segunda caída por las calles de Jerusalén, enjugó con un paño su maltratado rostro quedando éste reflejado en el lienzo; y metros más arriba, El Encuentro, en el que Jesús cae por tercera vez y su Madre, traspasada de dolor, corre desesperadamente a socorrerle tratando de abrirse paso entre la multitud, en un vano intento de estrechar al Hijo entre sus brazos y rescatarlo de tanta humillación y maldad. (Como todos sabemos, estas dos escenas pasaron después y hasta la fecha a desarrollarse, la primera, a la entrada de la plaza por la calle de Morata, frente a la Columna de los Franceses; la segunda, entre el Café de la Iberia y el Arco del Barranco).
        
El Cenáculo

Calvario se situaría ese primer año en la puerta de acceso a la Iglesia por la calle de su nombre, trasladándose posteriormente su ubicación, para una mejor visualización del acto por parte de los espectadores, sobre el pilón de la Plaza Mayor, y ésta, por último, a un cadalso construido de espaldas a su frente, convenientemente disfrazado con ramas, arbustos y olivos simulando la colina del Gólgota, donde el Hijo de Dios sería crucificado entre dos ladrones, expoliado de sus ropas y echado a suertes su túnica. Años más tarde, este singular escenario se enriquecería más aún con la incorporación de dos nuevas escenas: El Descendimiento, en el que José de Arimatea, con la autorización de Pilatos, liberaría del madero al ajusticiado para entregárselo a su Madre. (Su contemplación, ahora como espectador, sigue produciéndome el mismo desasosiego que cuando formaba parte de su representación; y es que la dificultad que presenta la colocación de tan larga sábana por entre los brazos de Cristo en la cruz me quitaba el sueño, a pesar de repetir sus pasos una y cien veces durante los ensayos. Curiosamente, llegado el momento de su realización, todo se desarrollaba con total normalidad, para descanso mío). Y, El Entierro, en el que una vez envuelto en la sábana el cuerpo del Señor, éste sería llevado por el sanhedrita hasta el sepulcro excavado en la  peña de un huerto cercano.    
            El último acto de la obra artístico-religiosa que comentamos, La Resurrección, se decidió situarlo igualmente en el mismo frontal de dicha iglesia y espacio ya señalado para el Calvario. En él se escenificaría la resurrección de Jesucristo y su ascensión a los cielos entre sonar de campanas y el Aleluya de Haendel. (Obligado es resaltar la admiración y el respeto que suscita este maravilloso cuadro entre el gentío que año tras año llena nuestra monumental plaza, por su verismo, grandiosidad  y, sobre todo, sentido religioso).
            (Finalizada la hasta aquí descripción de estaciones, permítaseme decir bajo mi personal valoración y a sabiendas de que ello no es posible, que motivos de sobra habría para que, con todo merecimiento, pudiera añadirse a las ya nombradas, una más, denominada La Casa de Flores, también en los Solares, en la que escenificar la conversión de esta casa en albergue de caridad al servicio de la Pasión con la complacencia de toda la familia, y que, desde el primer año de representación, hasta ahora, sigue utilizándose como antesala, camerino, salón de peluquería, e incluso aseos, de los actores. ¡Todo un ejemplo de solidaridad! Vaya desde aquí mi personal gratitud a tía María e Isabelita, a quienes durante tanto tiempo confié la supervisión de mi túnica y manto).

            Prosigo mi exposición señalando que ningún problema hubo en conseguir los colabores necesarios para que, llegado el momento, se implicasen en la instalación de decorados, maquillaje, iluminación, aportación de animales y aperos de labranza,  mobiliario, menaje..., así como para la confección a base de retales en casas particulares, de túnicas, mantos, cortinas…, a excepción de los trajes de soldado, que, por la complejidad de su fabricación, hubieron de ser alquilados.
           
            En cuanto a la captación de fondos con los que sufragar los muchos gastos de la representación, no fue tan sencillo; y es que, tratándose de dinero… ya se sabe, lo que obligó, tanto entonces, como después, a recurrir a las socorridas rifas de cestas, loterías y demás etcéteras, que tan eficazmente Pilar y sus ayudantas promocionaban. ¡Nunca agradeceremos bastante la abnegada labor desarrollada por todas las mujeres participantes a la sombra en la Pasión, sin cuyo impecable trabajo habría sido -y es- imposible la representación!

            Con todos estos “mimbres” preparados, dieron comienzo los ensayos para la construcción del “cesto” -con perdón-. Durante sus primeros días, en el Centro Parroquial y el colegio de Cristo Rey, dependiendo de la climatología; después, ya próxima la representación, por los distintos escenarios de su recorrido. Estos se iniciaban terminada la jornada laboral y solían prolongarse hasta altas horas de la noche, lo que no era motivo para que, ilusionados de la aventura emprendida, ni el horario, la lluvia, el viento o el frío invernal, fuesen causa del menor desaliento por cuantos lo padecimos. 

Teresiano García Marcó

Merece elogiar a este respecto la fraternal convivencia y mutuo respeto dispensado entre autor, directora, actores y colaboradores,  cada uno en su cometido e iguales en su importancia, afortunados todos en haber tenido el honor de poner la primera piedra de esta gran obra, cual es la PASION DE CHINCHON.
*
            Por fin, el 13 de Abril de 1963, al anochecer, con escasa asistencia de público -la mayor parte feligreses del pueblo y otros curiosos de “…a ver qué pasa”-, tuvo lugar el tan esperado evento. El lógico nerviosismo del momento por tanta responsabilidad, unido a la precariedad de los medios de que se disponía, hizo que el análisis de su resultado fuese muy dispar. Mientras que en Mayo de ese año Mateo de las Heras, a la ocasión cronista de esta localidad, en su artículo publicado en el nº. 2 de “Fuentearriba” calificó la representación de “…muy buena en general…” sin duda movido por la pasión que sentía por las cosas de su pueblo -según escribió-, el público lo consideró manifiestamente mejorable; y el autor, la directora y la mayor parte de los actores opinamos a coro que fue, sencillamente, lamentable.
            A pesar de lo anterior, lo cierto es que este digamos “ensayo general” sirvió para, en años posteriores, ir subsanando errores, remediando carencias, allegando recursos, modificando escenarios, ampliando actores...; en una palabra, mejorando lo que, con el trabajo de todos y a lo largo del tiempo, se ha ido consiguiendo hasta la fecha.

                        Nadie, en mi opinión, incluido el propio de Lezama -padre espiritual y a la vez del texto-, podía llegar a imaginar que aquel experimento -entre comillas- llevado a cabo por un puñado de personas de distinta clase y condición el Sábado de Gloria de aquella Semana Santa, iba a llegar a ser, tras de sus 54 años de andadura, una de las representaciones vivientes de la Pasión de Cristo más importantes de España, para gozo de cuantos miles de personas acuden cada año a Chinchón para presenciarla. No hay más que observar -ahora lo hago yo en mi condición de “relevado”-, la presencia de ánimo que delatan sus rostros a la conclusión, para darse cuenta de que el acto dista mucho de ser lo que algunos piensan a su principio que van a ver: una especie de visita guiada por los escenarios naturales de un bello pueblo castellano sobre la vida de Cristo, teatralizada en ocho actos por un grupo de aficionados y, para más decir, gratuita, y lo realmente contemplado: “un acto de fe entre el pueblo y Dios” -en palabras de Montejano- sobre los sucesos protagonizados por Jesucristo entre la última cena y Su resurrección, que cala en el corazón de los concurrentes, como así lo demuestra el cerrado aplauso con el que a su final premia a la representación. 

José Luis Magallares en el descendimiento de la cruz.

En lo que a mí se refiere, cuántas veces me he preguntado -y cuántas otras no me he sabido responder- sobre qué ha supuesto para mí la Pasión. Hoy, al fin, con la clarividencia que infunden los años, ninguna duda tengo en afirmar que, en gran medida, fue quien me ayudó a superar los momentos difíciles de juventud, dio sentido y motivó mi formación como persona y afianzó mis creencias religiosas a lo largo de mi existencia.
            Llegado a este punto y aun a riesgo de inoportunidad, permitidme  que, a modo de simple comentario, dé a conocer aquí, por su especial trascendencia para mí, lo ocurrido durante mi permanencia en la Pasión:
            Hace ya trece años recibí una carta anónima de un amigo -según él-en la que, además de duros calificativos acerca de mi persona y trabajo, me decía textualmente en uno de sus párrafos: “…creemos muchos de los que participamos en la Pasión que deberías dar paso a otra persona en el personaje que representas, es decir, que dejes de hacer de san Juan y pongan una persona más acorde al papel que tu. los años no pasan en balde ni para ti ni para nadie y aunque tu crees que tu físico te puede  permitir el hacer tu papel la verdad es que no es así…(sic)” (Fin de la cita).
            No renuncié a contestarle; a vuelta de correo y con profunda tristeza, le dirigí una carta abierta a mi interlocutor haciéndole constar en esencia que quizá fuese cierto -como apuntaba- que mi físico no se ajustaba ya, por la edad, al personaje que representaba, alegándole en descargo la razón de mi continuidad, que no era otra sino la profunda identificación que yo sentía con el apóstol Juan, causante de mi ignorada ceguera. Un año después, en 2004, tras de meditada y dolorosa reflexión, solicité y obtuve mi sustitución.
            Desde entonces, en mis visitas al templo parroquial y llevado por mis sentimientos, no puedo evitar fijar los ojos en el medio punto de su retablo mayor para contemplar en él la escena del Calvario, -que hago mía- en la que se representa a María siendo consolada por la otra María, la de Cleofás; frente a ellas, de pie, a María Salomé “…y cerca de ellas a Juan, el discípulo amado…”, de rodillas y hundido de pena a los pies del Crucificado.

La Resurrección.
Ello así, mi nostalgia se compensa con creces al comprobar con profunda satisfacción el crecimiento alcanzado en todos los órdenes por la Pasión en este relativamente corto espacio de tiempo de su andadura, así como al percibir felizmente que la PASION DE CHINCHON goza de una envidiable salud; y que el espíritu de aquel 63, origen de su creación, ha prendido con fuerza en el ánimo de quienes ahora asumen la enorme responsabilidad de, no solo conservarlo y acrecentarlo, sino también de transmitir tan preciado legado a las generaciones venideras, para culto a Dios, disfrute de la humanidad y orgullo de Chinchón, como así es mi deseo.
            Finalizo aquí mi intervención, temiendo haber superado el tiempo de que para la ocasión disponía, no sin antes mostrar mi sincero agradecimiento, en primer lugar, a los componentes de la “ASOCIACION CULTURAL PASION DE CHINCHON”, por haberme confiado inmerecidamente ser su pregonero en esta Semana Santa que hoy comienza; después, a cuantos de una u otra forma han intervenido en algún momento en cualquiera de los trabajos realizados en pro de la Pasión, especialmente a nuestras compañeras y compañeros perdidos; y a todos vosotros, en fin, que con tanta atención y paciencia me habéis escuchado.

Muchas gracias.       
                            

 Chinchón, 9 de Abril de 2017.
 (J.L. Magallares Ruiz.)



lunes, 10 de abril de 2017

EL PREGÓN DE LA PASIÓN DE CHINCHÓN.


El Pregón de la Pasión abre los actos que se desarrollan en Chinchón, como preludio a la representación de la Pasión de Cristo del Sabado Santo, al anochecer, con la que se culmina la celebración de la Semana Santa.



Ayer, domingo de Ramos, a las trece horas, en el Teatro Lope de Vega, el presidente de la Asociación de la Pasión de Chinchón, abría el acto para presentar al pregonero, que este año era un colaborador de la Pasión desde su inicio.
Con esta medida, los organizadores cambiaban la tendencia de ofrecer la participación en este acto a personalidades de cierto renombre, pero que muchas veces no tenían un arraigo con el pueblo.



Este año fue José Luis Magallares Ruiz, que durante 42 años, desde su inicio, interpretó el papel de San Juan.


En una intervención muy sentida, nos contó los inicios de la representación de la Pasión de Chinchón, en aquel, ya lejano, Abril de 1963, y nos fue recordando a todos los que entonces iniciaron la andadura de esta aventura que ha llegado a ser una de las representaciones más importantes de la Semana Santa en España.


En el Teatro Lope de Vega nos dimos cita muchos de los que durante más de 54 años hemos vivido de cerca la Pasión de Chinchon, que nos emocionamos con la emoción que supo transmitirnos nuestro amigo Pepe Luis, que fue cariñosamente aplaudido cuando terminó su intervención.
Nuestra felicitación para José Luis Magallares, tanto por su trayectoria en la Pasión de Chinchón,  como por su emotivo pregón de la Pasión de Chinchón de este año.

domingo, 9 de abril de 2017

CHINCHÓN SE LANZA A LA CALLE CONTRA EL CÁNCER

Ayer por la tarde, la plaza de Chinchón se vistió de verde para acoger a los voluntarios que se inscribieron en la marcha que recorrió, en un ambiente festivo, las principales calles de Chinchón para recaudar fondos para la Campaña de lucha contra el cáncer.
Una iniciativa más que tuvo una gran aceptación y fue un éxito de organización y asistencia.
Nuestra felicitación a los promotores.