martes, 19 de septiembre de 2017

SEMBLANZAS DE CHINCHÓN. XLI. EL MONASTERIO DE LAS CLARISAS.

Edificio del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Chinchón.
                                                                                        
41.- El Monasterio de la Inmaculada Concepción de las Madres Franciscanas Clarisas. (Monumentos)

Cuando llegan a Chinchón don Andrés de Cabrera y Doña Beatriz de Bobadilla, como ya hemos contado, se construyen un Palacio para vivir, levantan un castillo fortaleza para defender su Señorío, pero también, como buenos cristianos, fundan un Monasterio que encomiendan a la orden de San Agustín, y además,  muestran su deseo de fundar también un convento de monjas. 
Es posible que este deseo lo asumiese posteriormente su hijo Fernando, el primer Conde de Chinchón, quien, al no conseguirlo, pide a su hijo Pedro, que se encargue de ese cometido. Ni éste, ni su esposa doña Mencía de Mendoza y de la Cerda, los segundos condes, cumplen el encargo. Fue, por tanto, el III Conde de Chinchón, don Diego Fernández Cabrera Bobadilla y de su esposa doña Inés Pacheco, hija de los Marqueses de Villena, quienes hicieron realidad el deseo de sus antepasados, aunque tuvo que ser el V conde de Chinchón, don Francisco Fausto Fernández de Cabrera y Bobadilla, quien lograse terminarlo.

Las obras del Monasterio e Iglesia de la Inmaculada Concepción comenzaron en el año 1597, aunque un año antes existía un proyecto y un contrato en el que el maestro de cantería Juan de Bozarraiz, se comprometía a realizar la obra del Monasterio de Chinchón. Este proyecto había sido realizado por Nicolás de Vergara el Mozo, quien también participo en el de la Iglesia de la Piedad de Chinchón y otras importantes obras, y era maestro mayor de la Catedral y Arzobispado de Toledo.
Patio interior, rodeado por el claustro.
Escudo de la fachada sobre la entrada a la iglesia.

Hay disparidad de datos en la fecha de terminación del convento. Varios cronistas lo sitúan en el año 1663, aunque según otro se produjo diez años antes. Según esta fuente, que puede ser más fidedigna, el 28 de octubre de 1653, el señor conde elige como primera abadesa a Juana de la Santísima Trinidad, en el siglo, Dª. Juana Fernández de Pacheco y de Portugal, natural de Escalona, hija de los Marqueses de Villena, nieta de los Infantes de Portugal y prima de los condes fundadores, que había profesado en el Convento de las Descalzas Reales de Madrid, en el año 1617. 
Retablo del altar mayor, obra de Churriguera, destruido en el año 1936.

La fundación, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción, fue dotada para treinta y tres religiosas, reservándose el conde el derecho de presentación de doce de ellas.

En el año 1752 había en el Monasterio veintisiete religiosas de velo negro.

Arquitectónicamente, el convento es de traza barroca, con muros de ladrillos y de mampostería cajeada. La puerta de entrada a la iglesia está en uno de los costados con portada adintelada de piedra, con una hornacina de ladrillos y escudo de los Condes. Este escudo se vuelve a repetir sobre la entrada a la clausura desde el patio.
El primero de estos escudos es de mármol, y al estar totalmente a la intemperie, está en un deficiente estado de conservación. La corona que hay sobre el escudo está rota y los relieves bastante desgastados. El segundo, al estar al resguardo bajo un tejadillo, y ser de piedra, está en mucho mejor estado de conservación.
Restos de las estatuas de los condes y lápida mortuoria del Conde Francisco Fausto

Durante siglos, el convento fue dotado de valiosas obras de arte.  Tuvo un precioso retablo churrigueresco, del que aún se conserva una fotografía, en cuyo centro había un cuadro de la Inmaculada, obra de Francisco de Rizi, (También atribuido a Lucas Jordán) que fue incendiado y destruido en la guerra civil del año 1936, junto con otras obras de gran valor, como lienzos, una rica colección de ternos del siglo XVI, valiosos vasos sagrados, relicarios, etc. etc. De este fuego se libró milagrosamente una tabla que era la puerta del Tabernáculo, pintada por Alonso del Arco, que representa al “Buen Pastor”.  Algunas de las obras de arte que se salvaron en el incendio las podemos admirar en la Exposición “Los Tesoros de la Clausura” que se exhibe periódicamente en el convento. 
Sin embargo, el convento se había librado de la destrucción tanto en la Guerra de Sucesión como en la Guerra de la Independencia.
Escudo condal de la entrada de la clausura en el patio.
Mausoleo de los condes en el coro de la Iglesia con escudo condal de mármol encima.


En el Coro hay un mausoleo donde fue enterrado el Conde Fundador sobre el que hay otro escudo de la familia.  Existe una lápida semidestruida que deja constancia del enterramiento y hubo dos preciosas estatuas de mármol con la efigie de los fundadores, cuyos restos también se pueden ver en la exposición.

A este mausoleo fueron trasladados por orden de la Condesa de Chinchón doña María Teresa de Borbón y Vallábriga, los restos mortales de su hermano, Antonio María, que había muerto al poco de nacer, y que inicialmente había sido enterrado en la cripta de la Iglesia de la Piedad.
Desde el año 2012, coincidiendo con los sábados, domingos y festivos desde el día 28 de octubre al 9 de diciembre de cada año, y en horario de 11 a 15 de la mañana y 16 a 19 de la tarde, en el Monasterio de la Purísima Concepción de las Madres Franciscanas Clarisas de Chinchón se puede visitar la Exposición "LOS TESOROS de la CLAUSURA".

Una oportunidad única para conocer las obras de arte que se han conservado desde la fundación de este Convento.

Esto nos dicen los organizadores: 
“La exposición nos abre las puertas del Monasterio de la Purísima Concepción de Franciscanas Clarisas Descalzas de Chinchón para poder contemplar algunas de las piezas que, tras el paso del tiempo y los desastres de las guerras, han llegado hasta nuestros días. La Iglesia, el claustro conventual y el coro alto (enterramiento de los Condes) se han habilitado para este proyecto, intentando mostrar a la luz del siglo XXI piezas muy hermosas que han dormido intramuros durante más de tres siglos. Piezas muy importantes que, algunas desde la fundación de este convento en 1.653, han decorado estancias y capillas de la zona de Clausura. Pequeñas imágenes, grabados, cobres y ornamentos que hablan por sí solos de la riqueza artística que albergaron estos gruesos muros.

De entre ellas podemos destacar:
 
Tabla del "Buen Pastor" de Alonso del Arco. Era la puerta del tabernáculo del Retablo de Churriguera que estaba en el Monasterio y que fue destruido en la Guerra Civil, salvándose únicamente esta pintura.

La tabla del Divino Pastor del pintor Alonso del Arco. - La Urna de Plata, regalo dotado a las monjas fundadoras desde el convento de las Descalzas Reales de Madrid. - Una serie de ternos bordados entre los que destaca la composición con los escudos de los Condes de Chinchón.

Desde la obra más valiosa a la más entrañable, han sido tratadas con el máximo respeto para que hoy todos podamos disfrutar de esta exposición.

Nuestro agradecimiento al Ministerio de Cultura, la Comunidad, el Ayuntamiento, el Obispado de Getafe, las Descalzas Reales, y a todos los que con su apoyo -moral y documental-, mediante la puesta en marcha del Plan de Dinamización Turística 2012, han hecho posible que este proyecto viese la luz”.

En 1936, coincidiendo con el comienzo de la guerra civil, el convento fue ocupado por el ejército republicano que obligó a las religiosas a abandonar no sólo la clausura sino también la población.

En 1940, acabada la contienda, las religiosas supervivientes volvieron a ocupar el monasterio y se encargaron de reconstruirlo en la medida de sus posibilidades, varias actuaciones arquitectónicas de distinta envergadura -con más o menos ayuda de las instituciones oficiales de cada momento han conseguido recuperar lo que hoy es el convento de Clarisas de Chinchón.
Fotografía de las monjas que actualmente forman la Congregación del Convento de Chinchón.


Ahora mismo son sólo nueve las religiosas que albergan estos muros formando un claro y modélico ejemplo de compromiso, tolerancia e integración. Nueve mujeres de distintos países que centran sus esfuerzos en un objetivo común: la oración y su entrega a los demás. Nueve MM. Clarisas que, fieles al capítulo VII de la Regla de Santa Clara, desechan la ociosidad, enemiga del alma y, sin apagar el espíritu de la santa oración, conjugan la vida contemplativa con el trabajo en su obrador, siendo la venta de los dulces que allí se elaboran el único medio de subsistencia de la comunidad religiosa de este convento Según la Constitución Apostólica "Sponsa Christi" del 21 de noviembre de 1950, la mayoría de los monasterios actualmente están organizados en federaciones, según la reforma o grupo al que pertenecen. Eso les ha hecho salir del aislamiento en que habían permanecido durante mucho tiempo y les permite ayudarse mutuamente, aparte de lograrse una mayor uniformidad en la formación y en la forma de vida.

Resulta difícil hacer una estadística fiable, pero se puede asegurar que existen cerca de 1200 monasterios, habitados por no menos de 18.000 hijas de Santa Clara repartidos por todo el mundo.
Vista interior de la Iglesia, con el retablo restaurado.

El 21 de julio de 2009 se inauguró la iglesia del Convento de las Madres Clarisas de Chinchón, que ha sido restaurado por la Comunidad de Madrid.

Vista del coro de la Iglesia que no ha sido incluido en la restauración.

Por diversas causas y por el paso del tiempo, la iglesia había llegado a un estado grave de deterioro, que hacía indispensable su rehabilitación.
La Comunidad de Madrid, acometió esta restauración con cargo al 1% cultural, con una inversión total de 1.018.103 Euros.

Hay que destacar la espléndida restauración del retablo que ha realizado Miguel Ángel Laguna Villalobos.

La inauguración ha estado presidida por la Presidenta de la Comunidad y el Obispo de Getafe, acompañados por las autoridades locales y con la asistencia de muchas personas de Chinchón.

Después de la inauguración oficial el Sr. Obispo de Getafe D. Rafael Zornoza Boy, ofició una misa, acompañado por diversos sacerdotes de la comarca.



El Eremita.
Relator independiente.