sábado, 24 de junio de 2017

SEMBRAR ODIO.


El reino de los cielos es como un sembrador que salió a sembrar su campo...

No cabe duda que el odio es, últimamente, un valor en alza. Se cotiza en casi todos los mercados y, sobre manera, en el de las redes sociales. Si entras en cualquier foro, de los tantos que abundan en internet, se puede palpar el odio en la mayoría de los comentarios de los que allí se atreven a expresarse. 
Y da lo mismo que se hable de fútbol, de política, de los personajes de la prensa rosa, de las nacionalidades, de los independentistas, de los nacionales, de la religión, de toros o de los concejales de un pueblo. Casi nadie suele ser ecuánime y entre las palabras que se escriben se puede escuchar el ronco sonido del odio. Un odio reprimido en unos, un odio a flor de piel en otros, un odio soterrado en personas que parecen sensatas; pero odio, aunque sea sin apelativos.
En las tertulias, y no me refiero ahora solo a las de los profesionales, que también; sino a las que se pueden escuchar ante la barra de un bar o en la mesa de una terraza, entre amigos, siempre habrá quien, al no tener más argumentos, recurrirá al insulto y la descalificación más hiriente que sin duda nace de un odio que casi nadie se atreve a reconocer en uno mismo, y no duda en presuponerlo en los demás.
En la mayoría de las actitudes machistas, en las posiciones anti separatistas, en las reacciones homófobas, subyace un odio difícil de disimular hacia los que son diferentes, hacia los que no piensan igual que nosotros.
Y claro, lo que ocurre es que en vez de examinarnos a nosotros mismos y aceptar la parte de culpabilidad que nos pueda corresponder, solemos liberarnos de la culpa, achacando a los otros el mérito de haber sembrado el odio o de haberlo cultivado en su interior.
No sé en qué época se debe sembrar este "esquilmo", pero su recolección no se interrumpe. Es como los nuevos cultivos en invernaderos que nos permiten comer tomates durante todos los meses del año.
¿Odia Cataluña a España, o es España la que odia a Cataluña? ¿Son los catalanes o los españoles quienes se dedican a sembrar el odio?
Dicen los evangelios aquello de "No juzguéis y no seréis juzgados" y yo digo: "No odiéis y no seréis odiados"