Con mi agradecimiento por las muestras de cariño que hemos recibido toda la familia.
viernes, 28 de agosto de 2015
miércoles, 26 de agosto de 2015
AQUÍ NO HAY TRABAJO.
Ya os he hablado en varias ocasiones del tratado que publico Juan Vazquez titulado "El trabajo humano" donde hace un destacado estudio del mismo, bajo diferentes parámetros y que, de nuevo, me atrevo a aconsejaros.
Hoy, quiero plantear una nueva cuestión partiendo de este párrafo del trabajo:
"La consecuencia de todo lo anterior
es que, bajo el actual sistema económico, una gran parte de los
trabajadores han llegado a ser prescindibles, exceptuando (por ahora, digo yo)
aquellos cuyas destrezas no pueden ser transferidas a las máquinas cibernéticas.
Muchas actividades de los trabajadores ya no son necesarias puesto que los
ordenadores y las máquinas asociadas a ellos, realizan un trabajo mucho más
eficiente. Millones y millones de trabajadores han dejado de ser
imprescindibles. Oficios y especialidades con cualificación van desapareciendo
uno tras otro. Los trabajadores se ven abocados progresivamente al paro o al
trabajo de baja cualificacion."
Por lo tanto, la situación laboral es seriamente preocupante, y también en España. Con una tasa de paro oficial, que de ser real nos llevaría a una situación social insostenible, y una legislación laboral que cada vez se hace menos llevadera para los trabajadores, los teóricos y los políticos se enzarzan en distribuir responsabilidades de la situación, pero nadie ofrece una solución viable del problema.
En esta situación se "tolera", mas o menos, la economía sumergida que palie la precariedad laboral que muchos trabajadores tienen que padecer.
Y es que la presión fiscal, la normativa laboral, la oferta y la demanda nos llevan a un callejón de salida poco clara. La mecanización, la informática y la robótica van eliminando puestos de trabajo mientras no paran de llegar inmigrantes dispuestos a hacer lo que sea y al precio que sea.
En el tercer mundo el índice de natalidad esta por encima de la lógica y no pararan de llegar hasta el primer mundo ingentes masas de hombres huyendo de la miseria, y esto es difícil pararlo solo con vallas, con muros o con metralletas. Demasiado lejos queda ya la época en que el progreso de una familia se basaba en la cantidad de hijos varones, pues la mano de obra era el fundamento de la economía. En el mundo actual es posible que haya alimentos y recursos para todos, pero desde luego, no hay trabajo para todos.
Yo todavía no he escuchado a nadie, de ningún partido o ideología, hacer un diagnóstico serio y ponderado del situación. Y mucho menos, unas posibles soluciones que se alejen de la propaganda partidista y de la demagogia al uso en estas ocasiones.
Yo, desde luego, no tengo la solución.
Pero hay una incuestionable realidad: Ya no hay trabajo para todos, y partiendo de esta realidad, lo primero que hay que hacer es aceptarlo, reconocerlo y decirlo; después no permitir que los "poderosos" se aprovechen de las circunstancias para pagar menos y ganar mas; y luego habrá que repartir el trabajo que haya entre los que quieren trabajar. Y, por último, habrá que garantizar que se pueda sobrevivir con el fruto de ese trabajo.
No sirve ya, solo definir la situación; poner el dedo en la yaga. Ni tampoco, negar la realidad, maquillar la situación y taparse los ojos. Hace falta soluciones. Pienso que hay un Premio Nobel esperando para el que la encuentre.
Mientras tanto, por favor, que los políticos y comentaristas, que acuden a las tertulias, tengan un poco de vergüenza y no ofendan nuestra inteligencia. Se dejen ya de repetir consignas que se ve no se creen ni ellos mismos, hacer abstracciones parciales del problema y empiecen a ser honestos y que no solo les preocupe ganar las próximas elecciones.
Por favor, queremos soluciones. Y ya de paso un poco de mas honradez y honestidad.
Nota:
Honradez es la rectitud de animo y la integridad en el obrar. Quien es honrado se muestra como una persona recta y justa, que se guía por lo correcto y adecuado a nivel social.
Honesto: Que actúa rectamente, cumpliendo su deber y de acuerdo con la moral, especialmente en lo referente al respeto por la propiedad ajena, la transparencia en los negocios, en la acción política, etc.
martes, 25 de agosto de 2015
LAS ÚLTIMAS ROSAS DE MI PATIO
Pero son tan bellas que he querido compartirlas con todos vosotros, y principalmente con una persona muy especial, que hoy cumple años, aunque no demasiados.
lunes, 24 de agosto de 2015
GENARO, CONCEJAL
Genaro siempre tuvo buena prensa en su pueblo. Era, posiblemente, una de las pocas excepciones en aquello de que nadie es profeta en su tierra. Heredó de su padre, que se llamaba Gonzalo, una pequeña tienda de ultramarinos que antes también perteneció a su abuelo Silverio y, antes aún, a su bisabuelo Atenodoro; lo que permitía vivir con cierta holgura a toda la familia.
Genaro fue ampliando el negocio y pudo sobrevivir a la competencia de las grandes superficies que se asentaron en los alrededores, gracias a una política de precios muy ajustados, a la selección de productos de buena calidad y a un servicio esmerado que daban él y su esposa Enedina a todos sus clientes.
Y es que Genaro era amable, buena persona, honrado y cumplidor. Además era sensato, comedido y ecuánime, por lo que sus juicios y consideraciones eran apreciados por sus vecinos.
Durante años iba declinando la invitación de formar parte de distintas candidaturas para entrar en el Ayuntamiento. Decía que eso de la política no era para él porque siempre terminaba en confrontación y a él no le gustaba discutir.
Pero la situación del pueblo se iba deteriorando poco a poco y se hacía imprescindible un cambio de rumbo en la política municipal.
Genaro no acepto el ofrecimiento de varios partidos políticos, pero al final no pudo desoír la propuesta de su amigo Emilio, que estaba organizando una candidatura independiente. Ganaron las elecciones y Genaro fue concejal.
Al poco, se fue dando cuenta de que sus temores no eran infundados. Enseguida empezaron a detectar graves irregularidades en las cuentas que sus antecesores habían dejando en el Ayuntamiento. Él, como no podía ser de otra manera, propuso denunciar. Entonces fue cuando empezaron a llegar los anónimos.
Después, los compañeros de candidatura se olvidaron de los buenos propósitos y empezaron a emular lo que antes criticaban. Y él también se opuso a este cambio de actitud. Y también llegaron las amenazas.
Enedina, su mujer, se lo notó enseguida, porque le conocía bien.
Y presentó la dimisión. Y se volvió a dedicar a vender fideos, a despachar salchichón y a seguir dando buenos precios, buena calidad y buen servicio. Y corroboró que eso de la política no era para él. Y desde luego no comprendía que hubiese quién podía seguir en una situación en la que tenía que actuar en contra de sus principios. Se dió cuenta que una persona honrada y con el único deseo de servir al bien común, era presa fácil para los que acudían a los puestos públicos para medrar por sus propios intereses.
Genaro no pasó a la historia de su pueblo como edil; casi ni apareció en las crónicas municipales; pero él se fue con la conciencia tranquila de haber intentado trabajar por el bien común, aunque era demasiado honrado para que la "circunstancias" sé lo que permitiesen.
Genaro ahora esta muy contento porque ha nacido su primer nieto, al que le han puesto el nombre de su tatarabuelo y que nunca, posiblemente, sabrá que su abuelo fue concejal, aunque por muy poco tiempo, en el Ayuntamiento de su pueblo.