lunes, 14 de diciembre de 2015

LA DIFÍCIL PROPORCIONALIDAD.


                


Proporcionalidad debe ser equivalente a solidaridad. Los que más tienen deben colaborar a que la diferencia con los que tienen menos no vaya aumentando. 
Y en la práctica esto se consigue a través de los impuestos. En estos días de campaña, es un tema de mayor importancia por la repercusión que va a tener en la economía de todos. 
Y es un tema que generalmente la gente no lo tiene demasiado claro. No es lo mismo que se suban los impuestos directos o los indirectos. En eso es en lo que se nota la "ideología" de los partidos. 
En estos días estamos escuchando como la mayoría de los partidos están prometiendo una bajada de impuestos. El PP ya ha prometido algunas rebajas en el IRPF de algunos casos específicos, que tienen una repercusión más cosmética que real en la economía de los contribuyentes.
Pero eso de la bajada de impuestos no es posible si no se compensa también con una bajada de servicios. La solución es cobrar los impuestos proporcionalmente a los ingresos de cada uno, y eso solo se consigue a través del impuesto de las personas físicas. El impuesto del IVA no es proporcional.
Pero detrás del cobro de los impuestos está la ideología. Hay quienes abogan  por la bajada de impuestos porque lo que pretenden es que el Estado tenga cada vez menos peso en la vida de los ciudadanos. Dicho de otra forma, que lo público vaya dejando paso a lo privado. 
Si la educación y la sanidad se deja en manos privadas bajará el gasto del Estado, pero solo podrán acceder a ellas los que tengan dinero para pagarlas.
A todos nos gusta oír que vamos a pagar menos en nuestras declaraciones a Hacienda, por inmediatamente nos tendrían que decir a qué coste social. 
Lo público no tiene por qué ser más caro que lo privado y puede ser mucho más eficaz. Pero además, si hay unos buenos servicios públicos se van a beneficiar muchas más personas y, sobre todo, habrá muchas menos que se queden desamparadas porque no los puedan pagar. Y sobre todo, no tendremos que escuchar aquello de ¡que se jodan!, ya oído demasiadas veces.
El objetivo debe ser encontrar esa difícil proporcionalidad.