jueves, 1 de octubre de 2015

REYES, CAUDILLOS, ESTATUAS Y SÍMBOLOS.



Generalmente, cuando hay un cambio de ciclo político, se empiezan a cuestionar los símbolos y estatuas de los antiguos gobernantes, con la pretensión de ocultarlas a la posteridad, pensando posiblemente, que con ello se borrara todo lo que de malo hicieron durante su mandato.
No obstante eso es casi imposible, porque ellos ya se cuidaron de que su memoria quedase perenne en el tiempo. En España vivimos la época en que se quiso abolir todo vestigio del franquismo, quitando nombres de calles, retirando escudos, derribando estatuas y anulando nombramientos.
Pero Franco no tiene nada que envidiar a otros reyes que le precedieron "por la gracia de Dios" en regir los destinos de nuestra patria. Si nos fijamos uno a uno en los reyes de las distintas dinastías que han gobernado España, muy pocos de ellos, por no decir ninguno, se merecerían permanecer en la memoria colectiva. Empezando por el primer rey de Castilla o León, siguiendo por los llamados reyes católicos, su nieto Carlos y sus sucesores de los Austrias, para seguir por el inclito Felipe V que inició la saga de los Borbones, sin olvidar al nefasto Fernando VII y su hija, y así seguir hasta donde queramos, todos ellos van a mostrarnos mas aspectos negativos, muestra de sus torpezas y sus egoísmos, que actos dirigidos a beneficiar a los pueblos y personas de España.
Por tanto, yo no creo que sea cuestión de borrar su existencia, sino de contar exactamente lo que realmente ocurrió durante su mandato para aprender de lo ocurrido y dar a cada cual el mérito o demérito que les corresponde.
Lo que hay que hacer es contar la historia como fue y no como la han contado los turiferarios de turno y no permitir que, por ejemplo, Esperanza Aguirre pase a la historia como un personaje de la categoría de José Bonaparte... Aunque realmente no se quien de los dos habrá sido más nefasto para España.