sábado, 15 de agosto de 2015

¿POR QUÉ EL NO A LOS TOROS?


Un hombre de unos treinta años muere al ser corneado por un toro, cuando grababa un vídeo en un encierro de un pueblo de Toledo. El torero Francisco Rivera Ordóñez sufre una cogida muy grave en la plaza de Huesca. Si, ya se que no es lo mismo. Ya se que cada uno es muy dueño de ponerse en peligro a su libre albedrío; pero algo por el estilo pasaba con lo de ponerse el cinturón de seguridad en los coches y para que todos lo cumpliéramos ha tenido que ser incluido su obligatoriedad en el código de la circulación, a pesar de que algunos, como el Sr. Aznar, no le parecía bien que le digan cuanto tiene que beber si se pone al volante. 
Vi en un telediario ambos accidentes. En el del encierro, pixelaron las imágenes, me figuro que para no herir la sensibilidad de los espectadores. Imágenes que casi todos hemos visto en alguna ocasión, asistiendo en directo a un encierro en cualquiera de los pueblos de España, aunque el resultado no terminase, afortunadamente, en tragedia.
Que hay personas desaprensivas, ya lo sabemos. Que hay otros deportes y actividades tan peligrosos como los toros, también. Pero lo mismo que se legisla para minimizar estos riesgos en otras actividades, también estaría bien que las autoridades tomasen las medidas necesarias para evitar estos casos en las fiestas con toros.
No voy a negar que los toros ofrecen unas imágenes sugerentes, similares a las de otros animales, tanto salvajes como domésticos y que la fiesta con toros lleva aparejado el morbo del riesgo para las personas y el sufrimiento del animal. No voy a discutir que la fiesta con toros es una fuente de beneficio para algunos y también para las arcas públicas; aunque algo por el estilo ocurre, por ejemplo con el tabaco y las autoridades han legislado para reducir al mínimo el consumo, y nunca en lugares públicos.
Y ya para terminar, decir a los profesionales que se dedican a esto del toro, que a la hora de exponer los beneficios de esta actividad, que sean más convincentes, se dejen de acudir a los tópicos y no caigan en peregrinas argumentaciones como las del maestro Ortega Cano, cuando aseguraba que “Si no fuera por los toros, los animales se comerían los unos a los otros”