miércoles, 8 de julio de 2015

TOROS EN JULIO.


El mes de julio es, tradicionalmente, la fecha oficial del inicio de las vacaciones y también de las fiestas patronales por toda la "piel de toro". 
Y digo lo de la piel de toro porque, también tradicionalmente, es el toro el protagonista de estas fiestas. 
Desde Navarra a la Comunidad Valenciana, pasando por Madrid y por otros muchos sitios, el toro se convierte en el centro de la fiesta y, precisamente por eso, se le ha puesto en el punto de mira de la polémica.
Cuando hablamos de los toros, hay que distinguir entre la "Fiesta Nacional" y la fiesta popular. En el primer caso, existe un reglamento que lo normaliza y participan solo profesionales y el público asiste como espectador pagando una entrada con la que teóricamente se sufragan los gastos del espectáculo.
En la fiesta popular de los toros, casi todo es amateur y el público participa, generalmente sin pagar una entrada; por lo que este espectáculo tiene que ser financiado por los organizadores que suelen ser los Ayuntamientos, dentro de los presupuestos municipales.
Vamos a dejar aparte, por hoy, la valoración estética y moral de la fiesta de los toros para centrarnos en su aspecto económico.



Con motivo de la nueva composición de las nuevas corporaciones municipales salidas de las últimas elecciones, ya ha motivado diversas declaraciones que anunciaban la abolición de muchas de estas manifestaciones y en otros lugares han anunciado que se "estudiará" la viabilidad de estas fiestas por ser demasiado "caras" y no asumibles cuando hay tantas carencias mucho más necesarias en los municipios.


Los "bous al carrer", los "bous a la mar" en Levante, los encierros en Navarra y en Madrid, están siendo cuestionados, y me parece muy bien.
Cuando el único argumento que se aporta en su defensa es la tradición y la costumbre, creo que hay otros muchos criterios a tener en cuenta a la hora de repartir los muy escasos dineros del erario publico.
Es así de sencillo, si hay dinero se puede hacer, o dicho de otra forma se pueden organizar los espectáculos taurinos para los que haya fondos. Porque se pueden mantener, se pueden anular... O se pueden reducir. 
También hay otra posibilidades; los que quieran toros, que los paguen.