domingo, 17 de agosto de 2014

CARRETERO: CAPÍTULO 6. UN ARTISTA RECONOCIDO.


Interviene en una exposición colectiva de pintores y escultores granadinos organizada por el Ayuntamiento de Granada, que reunía a varios artistas comprendidos entre 1900 y 1940, con nombres de la talla de Juan Cristóbal, José Gálvez Mata, Antonio Cano Correa, Antonio Martínez Olalla, Fernando Correa Antúnez, Bernardo Olmedo y Carmen Jimenez. En esta ocasión presenta tres retratos, entre ellos, el de Federico García Lorca, en piedra.
En colaboración con el arquitecto Manuel Rosado, en el año 1950 realiza un retablo para el poblado “Guadiana del Caudillo” en piedra, de 4x3 metros.
En 1951 participa en la 1ª Bienal Hispano-Americana de Arte y hace un relieve para las Oficinas Iberia de La Coruña.
En 1952 participa en una exposición organizada por el Museo de Arte Contemporáneo de Santander, junto con Angel Ferranz, Jorge Oteiza, Eduardo Serra Güel, Planes, Bernado Olmedo y Carlos Ferreira.


Iglesia de San Francisco Javier en Pamplona.

Le encargan la decoración escultórica de la iglesia de San Francisco Javier de Pamplona, realizando dos retablos en madera de 4x3 metros, de San José y la Virgen, cuatro evangelistas también de madera de una altura de 4 metros cada uno, una imagen de San Ignacio de Loyola en piedra de 3,5 metros, un relieve de la Asunción en piedra de 8 metros, y el grupo escultórico de San Francisco Javier de 4,5 metros de altura. Todo esto en colaboración con el arquitecto Miguel Gortari. Esta obra tuvo una gran repercusión en sus trabajos futuros, alcanzando gran renombre dentro de la escultura religiosa.

Los cuatro evangelistas de la Iglesia de Pamplona y debajo friso de los apóstoles.

En 1955 realiza un relieve para la fachada del edificio del Instituto Nacional de Colonización y a la vez expone en la Sala Tau, junto a Antonio Martínez Suarez, Manuel Rivera y Joaquín Rubio Camín.
En el año 1956 participa en una exposición de arte religioso organizado por el seminario de Santa María de la Asunción, en la que también tomaron parte Venacio Blanco, Navarro Gabaldón y los pintores Manuel Rivera, Valdivielso, Rubio-Camín, Martínez Suarez y Redondo.
En 1957 realiza el altar mayor para la Universidad Laboral de Córdoba, de 8x3 metros realizado íntegramente en piedra.

Monumento y busto de Sarasate en Pamplona.

En 1959 y 1960 realiza las esculturas y relieves para el monumento a Sarasate de Pamplona, participando en la exposición sobre dibujos y grabados españoles del siglo XX en la galería Darro y en la exposición de arte sacro “Homenaje a Fra-Angelico” en la misma galería, en las que coincide con artistas como Canogar, Chillida, Genovés, Guinovart, Juan Gris, Mompó, Palencia, Picasso, Rivera, Solana, Valdivielso, Vazquez Díaz, Zabaleta, Lapayese, Pablo Serrano, etc.




Trabaja en la decoración escultórica del Palacio de la Nunciatura y participa en una exposición en la Sala del Prado del Ateneo de Madrid en el año 1960, de la que en la crónica firmada por Luis Figuerola Ferrreti, se definía la escultura de Carretero como: “resultados gozosos para la mirada y el espíritu” y con ese motivo, Ramón Faraldo dice en su crónica, que “en la obra de Carretero destaca una cierta cadencia entre lo gótico y lo romano y que el artista destaca la gran monumentalidad de las grandes obras de carácter público”.

En 1962 esculpe un San José Obrero en piedra, para las Papeleras Navarras de Sangüesa, así como un relieve para el Hotel “Los tres Reyes” de Pamplona,  y  participa en el “Primer Certamen Nacional de Educación y Cultura”.