sábado, 26 de abril de 2014

LA MALA EDUCACION II.




Hablaba el otro día de la mala educación de que se hace gala en muchos concursos de moda en las distintas cadenas de televisión. Pero no es solo en los concursos.
Me ha venido al recuerdo un programa de hace mucho, mucho tiempo, cuando la tele era en blanco y negro y entonces, todavía, yo debía ser bastante joven. Debían ser por los finales de los sesenta o principios de los setenta, del siglo pasado; por supuesto.
En ese programa que se titulaba algo así como “Yo le acuso”, invitaron al célebre escritor y humorista Álvaro de la Iglesia. El presentador, de cuyo nombre no puedo, ni posiblemente merezca la pena, acordarme, le dijo algo así como:
-”Yo le acuso de que usted es idiota”
Don Álvaro, con su flema característica, y después de hacer un significativo y prolongado silencio, le dijo pausadamente:
- “Efectivamente, usted tiene razón, yo debo ser idiota; porque he venido a este programa desinteresadamente, a petición de ustedes y por hacerles un favor. Pero yo vine aquí a que me acusasen, no a que me insultasen, por lo que no puedo permanecer ni un minuto más con ustedes”. (Más o menos literalmente) Y se marchó del plató.


Me han contado que la otra noche ocurrió algo parecido con el empresario de variedades José Luis Moreno, en el programa de telecinco “Hable con ellas”. Cinco señoritas de variada procedencia profesional que hacen entrevistas “al alimón” y en muchos ocasiones, por lo oído, no con demasiado buen gusto ni exquisita educación y con no demasiada profesionalidad en estos menesteres.
Claro está que para actuar con educación primero hay que tenerla y desgraciadamente, como decía el otro día, eso ya no se lleva y lo que prima es la desconsideración y la mofa a los invitados de tantos y tantos programas que se nutren de la procacidad y de las malas formas de entrevistadores y entrevistados.
Aunque la palma se la puedan llevar los de “Sálvame”, sea o  no, de “Luxe”, desgraciadamente están haciendo escuela y muchos se empeñan en imitarles con la insana pretensión de superarles, a menos que se descuiden.


Os lo cuento, porque me figuro que muchos de vosotros, como yo, apagáis la televisión cuando empiezan esta clase de programas. A mí, de verdad, me lo han contado y las fotos son de internet.