miércoles, 11 de septiembre de 2013

UN VIAJE POÉTICO A LA CIUDAD ENCANTADA I


Se puede visitar la Ciudad Encantada en Cuenca de muchas formas. De cualquier manera es recomendable hacerlo con una cámara de fotos, a una hora temprana y en un día en el que las nubes compitan con el sol de forma que la luz dé relieve a las caprichosas formas que nos brinda la naturaleza.


Yo me atrevo a recomendar que no se recurra a las visitas guiadas porque lo que nos pueden decir de lo que estamos viendo nunca llegará a superar lo que las mismas imágenes nos puedan sugerir.


Los nombres que se han puesto a las distintas formaciones pétreas no son, ni mucho menos, lo que nuestra imaginación nos puede evocar.


Hace unos días estuve en la Ciudad Encantada. Llevé mi cámara de fotos y madrugamos para estar allí sobre las once de la mañana.


Era una fresca mañana en la que las nubes jugaban al escondite con el sol, que aprovechaba cualquier resquicio para dar volumen a las formas que tenías las formaciones de las piedras y los árboles.


Hice tantas fotografías que me ha sido imposible hacer una selección para publicarlas en el blog. No he tenido más remedio que hacer tres entregas que os iré mostrando en días sucesivos.


Y para ilustrar estas tres entregas he pensado que nada mejor que la poesía, para que los poetas nos cuenten lo que la Ciudad Encantada les había sugerido.


Y hoy, para empezar, Federico García Lorca que pregunta a su amor por la Ciudad Encantada de Cuenca.


¿Te gustó la ciudad que gota a gota
labró el agua en el centro de los pinos?
¿Viste sueños y rostros y caminos
y muros de dolor que el aire azota?

¿Viste la grieta azul de luna rota
que el Júcar moja de cristal y trinos?
¿Han besado tus dedos los espinos
que coronan de amor piedra remota?

¿Te acordaste de mí cuando subías
al silencio que sufre la serpiente
prisionera de grillos y umbrías?

¿No viste por el aire transparente
una dalia de penas y alegrías
que te mandó mi corazón caliente?


El recorrido, hasta ahora, había sido con el cielo nublado, por lo que las fotografías no mostraban la profundidad que da el sol mezclándose con las sombras. A partir de la fotografía anterior se puede apreciar la gran diferencia  de iluminación.


Fotos: m.carrasco.m