sábado, 21 de septiembre de 2013

ISABEL

Isabel y Fernando en la Serie de TVE

Hace unas semanas se empezó a emitir en TVE  la segunda parte de la serie ISABEL, en la que se narran las andanzas de Isabel de Trastamara y de su primo Fernando de Aragón, más conocidos como  los Reyes Católicos, y las de otros personajes que les rodearon, como fueron, entre otros muchos, los Marqueses de Moya y primeros señores de Chinchón, don Andrés de Cabrera y doña Beatriz de Bobadilla.
Entre mis investigaciones históricas centradas principalmente en Chinchón no podía menos que acercarme a los primeros Señores de Chinchón para conocer cómo llegaron a obtener el favor real para conseguir los grandes beneficios con que les premiaron su fidelidad y su ayuda para conseguir el trono de Castilla.

Los Marqueses de Moya reciben a los Reyes Católicos, en una representación en Chinchon

Desde que se empezó a emitir la primera parte de la serie, han sido muchas las visitas que ha recibido el blog, buscando información sobre estos personajes a los que había dedicado varias entradas en El Eremita.
Eso indica que los televidentes no se conforman con lo que se les cuenta en la serie y quieren contrastar lo que allí se narra en forma de novela, con lo que realmente ocurrió. Seguí la primera parte con interés y con espíritu crítico y tengo que confesar que la serie fue respetuosa con los datos reales, salvo algunas licencias que no afectaban demasiado al rigor histórico.

Los Marqueses de Moya en la Serie de TVE

En los capítulos de la segunda entrega, creo que se está dando preponderancia a los aspectos personales y dejando los hechos históricos un poco al margen, y se alude a ellos de forma un tanto tangencial.
No obstante, pienso que la serie refleja, en lo fundamental, la cruda realidad de lo que era entonces, y desgraciadamente fue antes y sigue siendo ahora, la historia de los pueblos. Según refleja claramente las serie, lo que se dilucidaba allí no era lo que el pueblo necesitaba, sino lo que hacían los poderosos para conseguir el poder, sin importarles para nada llevar a sus pueblos a las guerras para conseguir el trono de Castilla, de Aragón, de Portugal y de cualquier reino que se pusiese a su alcance.

Los Reyes Católicos llegan a Chinchón, en una representación historico-teatral.

Y para conseguirlo se esquilmaban las arcas de la Hacienda Pública, se duplicaban los impuestos a los siervos y se pedían las ayudas a los nobles con las promesas de futuras dádivas y prebendas. Y además allí valía todo: la traición, el soborno, la prevaricación, la simonía, la usurpación y la máxima de que el fin justifica los medios, y el único fin válido era la conquista del poder.

Los Reyes Católicos en su medio, en el dinero.

Ahora que muchos buscan en la historia la justificación para el mantenimiento de una situación determinada, podríamos llegar a la conclusión de que lo que se hizo entonces, no puede ser la excusa para mantener en el tiempo el estado de las cosas. La unidad de España que, según muchos, se inició con los Reyes Católicos, no deja de ser un contubernio en la que los reyes y los nobles se repartían los reinos a su conveniencia, cediendo a los contrarios lo que fuese necesario para mantener su trono; como ocurriría años después, cuando Felipe V no tuvo ningún problema en ceder Gibraltar (y Menorca) a los ingleses a cambio de que no compitiesen con él por el trono de España.
Lo dicho, que en estas series de televisión, el fondo, o sea la intrahistoria, es bastante fiel a la realidad. Todo lo demás, la anécdota, los personajes, las relaciones y las  motivaciones personales, el carácter de los personajes y sus miserias, eso es solamente ficción.

Lo que no entiendo es que se nos propusiese a estos personajes como un modelo a seguir y paradigma de los valores patrios. No lo entiendo.